Bernardo Sánchez Fernández desde niño soñó con ser ingeniero, cuando llegó una cuadrilla de trabajadores a su comunidad –Etlantepec, municipio de Tlacolulan– a introducir la energía eléctrica. Su condición económica y social no fue obstáculo para cumplir su sueño y hoy es uno de los mejores promedios de su generación en la Facultad de Ingeniería Mecánica Eléctrica (FIME) de la Universidad Veracruzana (UV).
“Iba en la primaria cuando pusieron la energía eléctrica en la comunidad, me gustó ver cómo lo hacían y dije ‘yo quiero ser como ellos’, pregunté y me dijeron que eran ingenieros”, relató el estudiante tímido, ligero, de ojos grandes y oscuros, como su piel.
Al término de la primaria, Bernardo cursó la telesecundaria y el telebachillerato en Pueblo Viejo, municipio de Coacoatzintla. La ilusión por ser ingeniero no cesó y decidió presentar examen para ingresar a la UV, específicamente a la FIME porque se trata de un plan de estudios que requiere ingenio y él se considera “ingenioso”.
Para Bernardo, su estadía en esta casa de estudios y en la ciudad misma no ha sido fácil, pero los logros obtenidos lo alientan.
“He tenido muchos obstáculos, principalmente por el nivel educativo, Al principio no me acostumbraba, porque Etlantepec es sólido y aquí hay muchos carros, no me acostumbraba al ruido. La temperatura aquí es más alta. Sólo en la comida no batallé”, compartió.
El universitario se aloja en casa de unos familiares y goza de becas como la de la Fundación UV, lo que le ha permitido sortear las dificultades económicas que se padecen en la ciudad.
Los fines de semana y en las vacaciones se traslada a Etlantepec, comunidad totonaca donde “la lengua ya se perdió”, para ayudar a sus padres en la milpa, quienes no cursaron ni la primaria, pero “sí saben leer y escribir”.
Los retos para Bernardo continúan, al término de la ingeniería le gustaría trabajar en Tenaris-Tamsa o estudiar una maestría centrada en energías renovables.
La primera opción le garantiza un ingreso económico y que por fin pueda apoyar a sus papás. La segunda va más allá: ayudar a su comunidad con la instalación de una planta generadora de energías renovables.
“Es muy interesante, con energías limpias podemos hacer un mejor futuro para las generaciones próximas. En mi comunidad hay un río pequeño que se llama Tecolote, de donde podemos obtener energía, hay viento, hay sol. Todo eso en conjunto se puede aprovechar para la energía renovable”, dijo animado.
Sánchez Fernández cursa el octavo semestre de Ingeniería Mecánica y Eléctrica y junto con Manuel Hachity Olivares obtuvieron un reconocimiento por tener el mejor promedio de la generación: 9.3.
El 25 de abril, el director de la FIME, Juan Rafael Mestizo Cerón, acompañado de ex directores y fundadores de esta entidad académica, entregaron notas laudatorias y reconocimientos a quienes obtuvieron un promedio superior a nueve en el periodo escolar inmediatamente anterior.
Además de Bernardo y Manuel, 17 estudiantes más fueron reconocidos por su destacada trayectoria académica.
La ceremonia también fue escenario para la clausura del “Primer foro de vinculación profesional de la FIME”, que se desarrolló durante tres días y tuvo el propósito de vincular a la comunidad universitaria con el sector productivo.