Escuchar los sonidos de la naturaleza es, sin duda, uno de los pasatiempos predilectos de los seres humanos; sin embargo, se trata de algo más que una actividad recreativa. La bioacústica es la ciencia encargada del reconocimiento y análisis de los sonidos emitidos por los animales y funciona como una herramienta para entender características de su comportamiento.
Consciente de la diversidad biológica que posee el estado de Oaxaca, José Roberto Sosa López, investigador adscrito al programa de Cátedras Conacyt, instauró en el Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR) Unidad Oaxaca el primer Laboratorio de Bioacústica y Ecología del Comportamiento de la entidad.
El recinto fue creado en el 2016 con el apoyo de Infraestructura Científica, ofrecido por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Desde entonces, los especialistas se han dado a la tarea de compilar sonidos en espacios terrestres y marinos, con la finalidad de crear un catálogo con la imagen de la especie y el sonido que le corresponde.
¿Qué es la bioacústica?
La fusión de dos disciplinas científicas, que son la biología y la acústica, dan lugar a la bioacústica. De acuerdo con Baptista y Gaunt, autores del artículo Advances in studies of avian sound communication, publicado en 1997 por la revista especializada Condor, la bioacústica investiga la producción del sonido, su dispersión a través de un medio y su recepción en animales. Además, el análisis de esos sonidos representa un instrumento para identificar animales ocultos en zonas con densa vegetación o largas distancias, de una forma no invasiva.
Gustavo Hinojosa Arango, especialista en ecología marina y catedrático Conacyt asignado al CIIDIR, explicó que la bioacústica estudia los sonidos producidos por los animales para entender su comunicación y cuestiones evolutivas. De esta forma, se puede determinar de dónde vienen y si están relacionados con otros grupos, incluso se puede reconocer el sonido que emiten cuando están socializando o cuando van viajando.
El trabajo del laboratorio busca generar un catálogo mediante la vinculación de especie y sonido, por lo que ya han iniciado actividades en zonas de Chiapas y Oaxaca. Actualmente, Roberto Sosa, especialista en comunicación animal y miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), se desempeña como jefe del Laboratorio de Bioacústica y Ecología del Comportamiento.
Ecología del comportamiento
“Cuando los delfines se alimentan, emiten un tipo de sonido para localizar a la presa, incluso realizan sonidos especiales para atraer otras familias cuando la comida es abundante, ya sea que emitan silbidos o saltan en el agua para provechar el sonido”, indicó Gustavo Hinojosa respecto a la ecología del comportamiento.
La ecología del comportamiento basa su estudio en el sonido que el individuo emite y el porqué lo hace, es decir, es posible asociar un comportamiento al tipo de sonido que produce una especie animal.
Tal es el caso del ave lira (Menura novaehollandiae) en el periodo de cortejo, que utiliza una amplia gama de sonidos aprendidos para atraer a su pareja.
De esta forma, pueden identificar grupos dentro de la misma especie por medio del patrón de sonido.
Sonidos en el mar
El equipo utilizado para la compilación de sonidos consta de grabadoras autónomas terrestres y digitales portátiles; recientemente los científicos adquirieron hidrófonos (indicados para grabar en el fondo marino) y son pioneros en la grabación con este equipo.
La zona delimitada para el trabajo de investigación y recolección de sonidos de especies marinas es la costa central de Oaxaca, que abarca desde Huatulco hasta Puerto Escondido.
Uno de los principales objetivos del proyecto es el fortalecimiento de áreas protegidas terrestres y marinas, como es el caso del Parque Nacional Huatulco, con el que trabajan en conjunto.
El Parque Nacional Huatulco corresponde a un área natural protegida por la federación desde 1998, bajo el resguardo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp). Posee alrededor de 11 mil 890 hectáreas, entre extensión terrestre y marina.
“Nosotros nos estamos enfocando en el grupo de mamíferos marinos, que son los cetáceos. No descartamos el trabajo con la ballena jorobada, que usa esta zona de descanso”, afirmó el doctor Gustavo Hinojosa respecto al trabajo en costas de Oaxaca.
Para la grabación en el fondo marino, los especialistas procederán a anclar los hidrófonos en las zonas determinadas anteriormente, por periodos de 24 horas. De este modo, podrán analizar en un software específico, la frecuencia y el tipo de sonido que producen y así dar pie al reconocimiento de la especie. Paralelo a ello, recorrerán la zona en una embarcación, en donde identificarán visualmente la especie y de nuevo capturarán el sonido.
Este trabajo se realiza también en colaboración con la Universidad del Mar (Umar), con quienes laboran en campo desde hace aproximadamente un año en la recolección de grabaciones y toma de fotografías desde la embarcación.
El doctor Gustavo Hinojosa agregó que entre sus expectativas se encuentra incrementar el número de especies marinas reportadas para el estado de Oaxaca, pues además es el primer laboratorio en utilizar los hidrófonos para la captura de bioacústica marina en México.
Biblioteca de sonidos
Actualmente, los especialistas que integran el Laboratorio de Bioacústica y Ecología del Comportamiento trabajan en el registro sonoro de fauna terrestre y marina para crear una nueva biblioteca de sonidos de organismos del Neotrópico, proyecto que además fortalece el desarrollo del conocimiento científico.
Los registros de especies en la entidad regularmente se generan por medio de censos visuales, varamientos o registros de potenciales de mapas, por lo que la identificación sonora brindará la oportunidad de afirmar la presencia de ciertas especies y el reconocimiento de nuevas.
El equipo de especialistas del laboratorio está conformado por Roberto Sosa, especialista en comunicación animal; Gabriel Ramos Fernández, experto en ecología del comportamiento; Gustavo Hinojosa, doctor en ecología marina; y Margarita Briseño, especialista en comportamiento social y vocal de animales; además de los alumnos de maestría y doctorado adscritos a programas del CIIDIR Unidad Oaxaca.
Con la llegada del laboratorio se abrieron nuevas líneas de investigación, entre las cuales se incluye: monitoreo acústico y localización de aves, murciélagos, mamíferos marinos y otros vertebrados terrestres; evolución y ecología de los sistemas de comunicación de aves, anfibios, murciélagos y mamíferos marinos; estudios de los efectos antropogénicos en la conservación de las especies y comunidades de aves y mamíferos marinos del estado de Oaxaca; monitoreo acústico de especies prioritarias o amenazadas en ecosistemas terrestres y marinos.
“Con esta investigación se generarán nuevos conocimientos científicos que ayudan al aprovechamiento sustentable y conservación de los recursos naturales”, precisa Roberto Sosa en el blog oficial del laboratorio.