Sandra Isabel Jiménez Mateos *
Blaise Pascal es famoso por sus trabajos matemáticos, y por haber inventado la primera calculadora mecánica, pero una buena parte de su trabajo se sustenta en lo filosófico , un area no tan conocida de su quehacer científico.
De hecho, Blaise Pascal se adentra en lo filosófico llevado por su mala salud y un trastorno depresivo junto con una experiencia religiosa lo llevan incluso a la teología.
Pascal nació en Clermont-Ferrand, una ciudad al centro de Francia el 19 de junio 1623, y falleció en París, Francia, el 19 de agosto de 1662, a la muy temprana edad de 39 años.
Blaise Pascal, como matemático, hizo aportes importantes a la teoría de la probabilidad, además de que entre sus descubrimientos e invenciones como científico destacan: el triángulo de Pascal, el principio de Pascal, la pascalina. La unidad de presión «pascal» lleva su nombre en honor a sus contribuciones en hidrodinámica, hidrostática y sus experimentos de la presión y el vacío con un barómetro
En lo filosófico y teológico, una de aportaciones más conocidas son las Lettres provinciales.
Las Lettres provinciales (en español, Cartas provinciales) son 18 cartas escritas por Pascal, bajo el seudónimo Louis de Montalte. La primera carta está fechada el 23 de enero de 1656 y la decimoctava el 24 de marzo de 1657, aunque también existe una decimonovena carta fragmentaria, que con frecuencia se incluye junto con las otras dieciocho.
Las cartas son en defensa desu amigo Antoine Arnauld, de Port-Royal, que en 1656 fue condenado por el Faculté de Théologie de la Sorbona en París por opiniones que se consideraron heréticas. Estas cartas fueron escritas en medio de la controversia teológica entre los jansenistas y los jesuitas, y es un ataque humorístico que Pascal dirige contra la casuística, un método retórico popular utilizado por los teólogos, y en particular por los jesuítas, a quienes acusa de laxitud moral.
Pascal combinó el fervor de un converso con el ingenio y la educación de un hombre de mundo, con lo cual alcanza un nuevo estilo en la prosa francesa, que lleva a que las Cartas Provinciales se hagan populares por su calidad literaria, y por el uso de las burlas y la sátira en sus argumentos, con lo cual Pascal también influyó en escritores franceses posteriores como Voltaire o Jean-Jacques Rousseau.
Infancia y educación
El padre de Pascal fue Étienne Pascal, quien se desempeñaba como juez vicepresidente de la oficina de recaudación tributaria de Auvernia en Clermont. Su madre fue Antoinette Begon, la cual falleció al dar a luz a la hermana menor de Blaise, Jaqueline, cuando éste tenía apenas 3 años.
Cuando cumplió 8 años su padre trasladó a la familia a París, para procurarle mejores formas de educación a sus hijos, sobre todo a Blaise, de quien ya era notoria su inteligencia superior, y al cual él mismo había estado educando.
En 1642, con 19 años, Pascal inventó para su uso la «roue pascaline», o «rueda de Pascal» o Pascalina, considerada como una de las calculadoras más antiguas. Inicialmente solo se podían hacer adiciones, pero en el curso de los diez años siguientes añadió mejoras, siendo finalmente capaz de hacer restas. Pascal la patentó con la esperanza de hacerse rico, pero las maquinas eran elaboradas con mucha dificultad a mano, por lo cual resultaban demasiado caras como para poder venderse en grandes volúmenes y solo fabricó cincuenta.
La familia se trasladó a Ruan, por el trabajo del padre, donde en 1646 éste sufrió un accidente, por lo cual entraron en contacto con las enseñanzas del obispo reformista neerlandés Jansenio, que defendía una noción de gracia divina basada en San Agustín, similar a las ideas de Calvino, y toda la familia se hizo devota, al grado de que Jacqueline incluso decidió hacerse monja.
Pascal, que sufría de ocasionales parálisis en las piernas con permanentes dolores, interpretó esto como un signo divino y empezó a llevar una vida ascética. Su conversión fue tal que a principios de 1645 forzó al arzobispo de Ruan a castigar a un seminarista, que ante había defendido una visión de la religión que les pareció demasiado racionalista.
A partir de mayo de 1647 volvió a vivir con Jacqueline, y poco después también con su padre, principalmente en París, donde contactó a los principales jansenistas, pero también continuó con sus investigaciones. Sus ideas no fueron bien recibidas por numerosos teólogos e investigadores, entre ellos Descartes, con el que se reunió repetidas veces en París a fines de septiembre de 1647. Por ello, a partir de entonces formuló sus especulaciones sobre el vacío y el éter de una forma más indirecta, particularmente en un tratado sobre la presión atmosférica, demostrando su dependencia de la altura del lugar en cuestión, por medio de experimentos que hizo realizar a su cuñado Périer en el Puy de Dome en 1648. También en 1648, en otro tratado, fundamentó la ley de los vasos comunicantes.
Pocos años antes (en 1644), Torricelli había publicado su experimento por el que el peso del aire de la atmósfera mantenía el mercurio en un tubo, con vacío en su parte superior, demostrando que el aire ejerce una presión debido a su peso. Pascal no estaba convencido de esa teoría, y seguía siendo partidario de la teoría del Horror vacui. Para confirmarlo, pidió a su cuñado que escalase el volcán Puy de Dôme hasta su cima, y se comprobó que el mercurio sube más en la base de la montaña que en su cima. Tras el experimento, Pascal abandonó la teoría del Horror vacui y se convirtió a la teoría de la causa mecanicista.
Cuando, en la primavera de 1649, las insurrecciones de la «Fronda» (por la creciente autoridad de la monarquía) les dificultaron la vida en París, los Pascal se refugiaron hasta otoño de 1650 en casa de los Périer en Auvernia.
En otoño de 1651 murió Pascal padre. Poco después, y contraviniendo los deseos tanto del fallecido como también de Blaise, Jacqueline se incorporó al convento estrictamente jansenista de Port Royal en París.
Por primera vez Blaise estaba sólo. En ese periodo comenzó a frecuentar la sociedad de París, trabando amistad con el joven duque de Roannez, con el que compartía el interés por la filosofía. Este lo llevó de viaje en 1652, junto a algunos de sus amigos librepensadores, entre ellos Antoine Gombaud, conocido como el «caballero de Méré», oportunidad en la que Pascal se introdujo en la filosofía moderna, aprendiendo además el arte de las conversaciones sociales. Gracias a que frecuentaba el salón esteta de Madame de Sablé, se compenetró también con las «bellas letras» de su época. Incluso llegó brevemente a pensar en comprar un cargo y en casarse.
En 1653 escribió un tratado sobre la presión atmosférica, en el que por primera vez en la historia de la ciencia se hace una descripción completa de la hidrostática.
Junto a sus nuevos conocidos, especialmente con el Chevalier de Méré, Pascal también tenía discusiones acerca del modo de ganar en los juegos de azar, un pasatiempo típicamente de nobles.
Paradójicamente el juego fue el que lo llevó en 1653 a dedicarse a estudiar la teoría de la probabilidad, sosteniendo en 1654 un intercambio epistolar con el juez de Toulouse y destacado matemático Pierre de Fermat. Analizaron principalmente los juegos de dados.
En esa época Blaise Pascal también se ocupó de otros problemas matemáticos, publicando diversas obras en 1654: el «Traité du triangle arithmétique» acerca del llamado triángulo de Pascal y los coeficientes binomiales, en el que también por primera vez formuló explícitamente el principio de la demostración por inducción matemática, el «Traité des ordres numériques» acerca de los órdenes de los números y «Combinaisons» sobre combinaciones de números.
La conversión religiosa
o el renacimiento que Dios le dio
En el otoño de 1654, Pascal sufrió un trastorno depresivo, por lo cual volvió a acercarse a Jacqueline, visitándola con frecuencia en el convento y se mudó a otro barrio para alejarse de sus amigos mundanos. Sin embargo, siguió trabajando en cuestiones matemáticas y otros asuntos científicos. El 23 de noviembre de ese año, Blaise Pascal paseaba con unos amigos por el puente de Neuilly en una carroza de cuatro o seis caballos, «cuando los dos caballos de delante frenaron en el punto del puente donde no hay muro de contención y cayeron al agua. Las correas que los sujetaban a la carroza se rompieron por lo que ésta se quedó en el borde del precipicio…», según describe el canónigo Arnoul, párroco de Chambourcy y canónigo de la abadía de Saint-Victor.
Pascal, puesto «al borde del precipicio», cree que va a morir, pero la carroza se detiene en el último centímetro y Pascal se salva. Esto lo convence que es la verdadera Salvación que Dios le concedió, con lo cual, a partir de este momento vive una verdadera conversión espiritual. Como si de la prolongación directa de este accidente se tratara, otro acontecimiento marca el nacimiento del verdadero Pascal.
Llega a su casa y escribe apresuradamente todo lo que recuerda, en una hoja de papel, que cose a una prenda y que queda oculta hasta después de su muerte. Es su famoso «Memorial». La hoja está fechada «en el año de gracia de 1654, lunes 23 de noviembre, a partir de las diez y media de la noche aproximadamente hasta cerca de media hora después de la medianoche» comienza con la palabra «feu» (fuego) escrita en grandes letras mayúsculas, y relata una visión que ha experimentado. Incluye los fragmentos «¡Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, no el de los filósofos y los sabios!» y añade más adelante «El Dios de Jesucristo: solo por los caminos que enseña el Evangelio se le puede hallar».
Eso lo llevó a retirarse por completo de la sociedad parisina para dedicarse por completo a su devoción renacida. Sus únicas relaciones humanas pasaron a ser los «ermitaños» jansenistas (solitaires); se trataba de sabios y teólogos que se habían establecido en el entorno del convento Port-Royal des Champs y a los que visitaba con frecuencia. Alrededor de 1655 desarrolló aquí el diálogo legendario con su nuevo confesor A. Le Maître de Sacy (Conversation avec M. de Saci sur Épictète et Montaigne), en el que, entre los dos polos del escepticismo de Montaigne y la ética estoica de Epicteto, ya ofrece un esbozo de la antropología, que posteriormente desarrollaría en los Pensées.
Cuando en 1655 se desató abiertamente el conflicto, porque a Arnauld, en su calidad de jansenista, lo expulsan de la facultad de teología de la Sorbonne en París, Pascal inicia la redacción de sus satíricas y polémicas «Lettres provinciales», las cuales en 1657 incluso fueron publicados en Holanda en forma de libro, con el titulo con el que hoy se les conoce «Lettres provinciales, ou Lettres de Louis de Montalte à un provincial de ses amis et aux R. R. PP. Jésuites sur la morale et la politique de ces pères» (Cartas provincianas, o cartas de L. de M. a un provinciano amigo así como a los RR. PP. jesuitas sobre la moral y la política de estos padres).
Las dieciocho cartas son supuestamente escritas por un personaje ficticio de nombre Montalte, de viaje en París, de las que las primeras diez están dirigidas a un amigo ficticio en su provincia de origen, las siguientes seis a los padres jesuitas de París, mientras que las últimas dos se dirigen en especial al padre confesor del rey.
Estatua de Blaise Pascal en el museo del Louvre, París- de Francois Lanno
En estas cartas, Montalte, primero en el papel de joven noble, ingenuo y no versado en teología, describe como los jesuitas le explican su teología de manera sabihonda y desdeñosa; después, aprendida la «lección», empieza a discutir con ellos, reduciendo al absurdo sus enseñanzas de manera aguda e hilarante. Pascal ridiculizó y atacó así la teología en cierto sentido amistosa y práctica, pero tendencialmente oportunista y muchas veces capciosa –la famosa casuística– de los jesuitas y desenmascara sus ansias de poder sumamente terrenales. Las Lettres provinciales tuvieron un éxito notorio y durable, aunque fueron prohibidas a partir de la número cinco, puestas en el Index Librorum Prohibitorum (Índice de los Libros Prohibidos) de la Iglesia Católica, al aparecer como libro y hasta fueron quemadas por el verdugo en 1660.
Por su claridad y precisión se les considera entre las obras maestras de la prosa francesa, que otorgaron a su autor un lugar entre los clásicos de la literatura francesa.
En lo inmediato, sin embargo, los jesuitas mantuvieron el control de la situación con la ayuda del Rey y del Papa, lo que ensombreció los siguientes años para Pascal. Porque mientras muchos de sus correligionarios cedían bajo la presión de las represalias que tomaba la autoridad o daban pasos tácticos, él permaneció indoblegable.
Ante esta situación, en 1658 empezó a trabajar de manera más sistemática en una gran apologética de la religión cristiana. Los Pensées o la gran Apologética de Pascal, es una obra que deja incompleta, por su muerte, y de la cual quedron notas y fragmentos en alrededor de 1000 papeles en unos 60 fajos, que en 1670 fueron la base para la publicación por sus amigos jensenistas de una edición titulada «Pensées sur la religion et autres sujets» («Pensamientos sobre la religión y otros temas»).
A esto le sucedió la sanación, ocurrida en 1656, de su sobrina Marguerite Périer, que después de visitar Port Royal se curó de un absceso en el ojo, lo cual contribuyó más a fortalecer la fe de Pascal. Al mismo tiempo, en docto diálogo con los solitaires, especialmente con Antoine Arnauld y Pierre Nicole, empezó a redactar escritos de motivación religiosa y teológica. A la par, como siempre, también se dedicaba a cuestiones prácticas, así por ejemplo en 1655 a la didáctica del aprendizaje de la lectura, para la escuela que mantenían los solitaires.
A la par, además de su trabajo en los Pensées, volvió a emprender estudios matemáticos. Así, en 1658, calculó la superficie de la cicloide con los métodos de Cavalieri, así como el volumen del sólido de rotación que resulta de una rotación de la ciclode alrededor del eje de las x. Después de haber hallado la solución él mismo, ofreció un premio a quien resolviese el problema, lo que le significó recibir numerosas propuestas (insuficientes) así como desarrollar una intensa polémica con un descontento.
En 1659 apareció su escrito «Traité des sinus des quarts de cercle» (Tratado de los senos de los cuadrantes circulares). Cuando Gottfried Leibniz leyó esta obra en 1673 en París, recibió de ella un impulso decisivo para desarrollar el cálculo infinitesimal considerando el razonamiento específico por parte de Pascal, que Leibniz empleó de manera más general, interpretando el círculo de Pascal como círculo de curvatura en determinados puntos de una función o curva cualquiera. Leibniz dice que en ello había visto una luz que el propio autor no vio. De allí se origina el concepto de triángulo característico.
La salud de Pascal, de por si mala, se deterioró aún más deprisa en esos años, probablemente por su modo de vida extremadamente ascético. En 1659, no pudo trabajar durante numerosas semanas. A pesar de ello, en ese año fue miembro de un comité que trataba de poner en marcha una nueva traducción de la Biblia. En 1660 pasó varios meses de convalecencia en un palacete perteneciente a su hermana mayor y a su cuñado, cerca de Clermont.
A principios de 1662, junto a su amigo Roannez, fundó una empresa de carrozas Les carrosses à cinq sous («Las carrozas de cincuenta centavos»), marcando el comienzo del transporte público local en París.
En agosto enfermó gravemente, hizo vender sus enseres domésticos donándolos para fines de caridad y murió, a la edad de solo 39 años, un año después de la muerte de su hermana Jacqueline, en casa de los Périer en París.
* Investigadora académica del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales (IIESES), de la Universidad Veracruzana