Un grupo de investigadores mexicanos, centroamericanos y de origen francés, estudiará larvas del caracol rosa para hacer predicciones y medir los efectos del cambio climático en el Mar Caribe. Es un proyecto de ciencia básica, con una modalidad de colaboración con Centroamérica, que se estima dará resultados en 2016.

“La larva de este animal invertebrado tiene una concha que se forma en el proceso embrionario y larvario que dura apenas unas horas, lo cual lo convierte en un excelente material biológico para la experimentación”, dijo Dalila Aldana Aranda, investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados, Unidad Mérida, quien empleará a esta especie (Strombus gigas), como indicador del cambio climático y los lugares que estudiarán son Barbados, las Antillas, Colombia (en la parte insular), Puerto Rico y México.

Esta investigación, financiada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), está dividida en dos partes. Una son los bioensayos, que consiste en encubar los huevos del caracol rosa, y otra que tiene que ver con colectar larvas de este molusco en puntos específicos del Mar Caribe, explicó la integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

“Hay mucho trabajo científico que hoy en día se hace con larvas de moluscos y de corales –añadió- pero en particular de moluscos porque su concha está formada de carbonato de calcio y de aragonita, este último un compuesto más sensible a la acidificación del océano que la estructura de los corales, entonces se ha convertido en un modelo biológico para predecir y evaluar el cambio climático”.

Con el cambio climático se van a producir dos modificaciones importantes en el planeta: calentamiento por las emisiones de dióxido de carbono (CO2), de todo lo que consumimos y quemamos, y el segundo cambio es la acidificación de los océanos, ya que ese CO2 será absorbido por los mares donde se producirá más ácido carbónico.

El océano tiene un pH, una medida de acidez o alcalinidad que entre otras cosas puede determinar que tan contaminada está el agua. “Lo que hacemos en el laboratorio es burbujearle CO2 al agua de mar para hacerla más ácida, como la que se pronostica va a haber en 20, 50 y 100 años”.

También usarán diferentes temperaturas. El experimento consiste en estudiar qué pasa cuando se incuba un huevo de caracol rosa en ciertas condiciones ácidas y de temperatura constante, observarán qué pasa con la concha, si ésta se deforma o si la larva muere; este mismo proceso se aplicará a larvas colectadas de diferentes puntos del Mar Caribe.

“La concha de la larva al tener menos carbonato de calcio y ser menos rígida, por una parte crece menos y por otra es más frágil y al serlo obviamente la tasa de mortalidad va a aumentar, lo que se traduce en menos alimento directa o indirectamente para el humano a través de modificaciones en la cadena alimenticia y a partir de estas cadenas los habitantes del Caribe nos alimentamos”, destacó.

Dalila Aldana recalcó que es un proyecto de ciencia básica con aplicación a la seguridad alimentaria. “Investigaciones de este tipo van a ayudar a definir las políticas de conservación de la biodiversidad del mar, un patrimonio que tenemos y que de eso depende el turismo, la segunda fuerza de economía del país”.

A la fecha, los grupos de investigación que participan en este proyecto recolectaron este año, en los meses de mayor reproducción, de junio a septiembre, larvas de caracol rosa en diferentes puntos del Mar Caribe, en días y horarios específicos, con el mismo equipo y técnica para homologar los procesos y tener datos más precisos.

El paso que sigue es cultivar la larva y monitorearla cada cuatro días, también las muestras tomadas en campo serán sometidas a condiciones de temperatura y acidez constantes, “vamos a observar con técnicas de microscopía óptica y electrónica la calcificación de la concha, y esto se hará en colaboración con la Universidad de las Antillas Francesas”, informó Aldana Aranda.

Entrevistada después de una conferencia magistral que dictó en el XXI Congreso de Ciencia y Tecnología del Mar en Cozumel, Quintana Roo, agregó que en territorio mexicano se tomaron muestras en Banco Chinchorro y Puerto Morelos, el sur y el norte de nuestro Sistema Arrecifal Mesoamericano.

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