Este, el “Diario Prohibido”, su autora, Celina Moncada, lo define así: “se llama prohibido porque la verdad ha sido clasificada así. En el libro digo cosas normales, simples, pero que son prohibidas en mi país, son cosas que expresan mi búsqueda”.
Es, como dijo el rector de la Universidad Veracruzana, Raúl Arias Lovillo, “un golpe lento, profundo, demoledor, huidizo de la estructura pero que atrapa el lector porque está escrito como si se conversara y puede verse como un relato de primera mano de los álgidos años 70 y 80 de su país”.
Celina Moncada, quien habla de esa revolución y sus secuencias, que parece tan lejana para los jóvenes de hoy, se interesa precisamente por los que están en las primicias de su vida:
Mi interés más grande son los jóvenes, porque siento que con tanta búsqueda en la que no encontraba nada, en la que todo me fallaba y con todas las cosas que pasan en la Tierra, como la globalización y la decadencia moral, quiero que los jóvenes vean esto que escribo para que tengan un poco de conciencia de cómo cambia el mundo y lo que estamos pasando, dijo Celina Moncada durante la presentación de su libro Diario Prohibido.
Este libro, al que le precede Diario Loco, son las vivencias, experiencias y reflexiones de una escritora nicaragüense, que participó activamente en el gobierno sandinista en la década de los ochenta, de la que después fue disidente, como sucedió con todos los revolucionarios que lucharon contra la dictadura de Anastasio Somoza y después se desencantaron con el destino marcado por la nueva clase política.
La presentación del libro en el auditorio del MAX, contó con la presencia y comentarios de Francisco Larios, el rector Raúl Arias Lovillo, la autora y Agustín del Moral. Las primeras palabras fueron de Larios, economista y escritor nicaragüense, el cual dijo que este libro, a pesar de lo que diga a la autora, es extraordinario, al igual que la memoria de Celina y su poder de observación. Asimismo, dijo que este libro muestra las vivencias de una época dura para Nicaragua que cuenta los pensamientos y sentimientos de una mujer que la vivió en carne propia, son las memorias, continuó, que aunque subjetivas, dicen mucho de la historia de Nicaragua y de la naturaleza humana de la autora, la cual no se califica como una intelectual sino una “sentilectual”.
Raúl Arias Lovillo, quien dejó ver la amistad que lo une a la autora, le agradeció por compartir este libro y dijo que en la literatura de Celina “se ven los entretelones, los muertos, los amores, los paisajes, el ambiente inolvidable y abigarrado de la revolución nicaragüense, un relato tan vívido y verídico que muchas veces es notoria la contención de la escritora para que la fuerza de su texto no devenga en una realidad tan violenta que explote entre las manos.
Es un relato atravesado por un vena lírica que sin ser un libro de poemas, alcanza momentos de irrecusable belleza retórica, que da a la narración un carácter legítimamente literario, que nos dificulta ubicarlo en la añejísima tradición de los diarios”, dijo el rector Arias Lovillo.
Ya llegado el turno de la escritora, Celina expresó sentirse muy contenta de estar en Xalapa, ante un público joven que tanto le hace pensar, que le dice mucho de lo que viene y que le recuerda a la época retratada en su diario.
“Lo que escribo es mi vida, mi experiencia, y mi pretensión es que el lector se refleje en lo que escribo, porque la vida de todo mundo es lo que me nutre para escribir mis libros, mis personajes son las personas que me rodean, son personajes de la vida real pero también son personajes simbólicos, porque cada persona que yo nombro representa un género humano; pueden ser personajes importantes como Ernesto Cardenal, de la calle, de mi pasado, gente simple, intelectuales también, obreros, eso es lo que a mi me interesa, porque ha sido la realidad de mi vida.”, dijo la autora.
Finalmente, la autora se dirige a los jóvenes, las generaciones jóvenes, porque ella cree que muchas veces uno no encuentra el sentido de las cosas, pero al pensar en este momento histórico que estamos viviendo, su interés es compartir su experiencia, en la que ha sufrido de grandes decepciones de cosas en las que creía fervientemente y a las que a veces uno se aferra, por eso, ella quiere con este libro compartir los embates ideológicos que vivió en la revolución y la necesidad que impera entre los generaciones de tomar conciencia de lo que sucede en nuestro planeta.
Por su parte, Francisco Larios se limitó a expresar que su intervención “parte de un encuentro extraordinario con una amiga extraordinaria, que es una observadora extraordinaria con una memoria extraordinaria y, realmente es extraordinario estar aquí, porque nada de esto debió haber sido y sin embargo es”.
A continuación leyó un fragmento de la carta que le enviara el editor a Celina Moncada: “Editar tu libro fue para mí como editar mi vida, a mí que me tocó también vivir y junto a vos parte de aquel tiempo tumultuoso en que nuestra primera juventud abrió su corazón a Gaia y, sorprendida, extasiada, atormentada se dejó llevar por la ‘irreflexionable’ utopía. A mí me ha tocado revivirlo todo de esta forma, vivirlo de nuevo y doblemente, alternativamente vivirlo a tu lado después de haber partido a otros rumbos. Has hecho mi trabajo extremadamente difícil, me ha costado horrores no caerme en la lava, no sucumbir ante el espejo cruento y cruel de tus victorias, me ha salvado la anécdota zen que te contó el poeta en Italia”.
Al tomar la palabra, Celia Moncada explicó que el hilo conductor del libro son las coincidencias que le sucedieron a lo largo de su vida, las cuales entrelazan su pasado con su presente y con situaciones que se van mezclando en la realidad que vive.
“A veces somos más atraídos por la imaginación y la fantasía, pero en mi caso me siento más atraída por la realidad, porque se me presenta de una manera muy misteriosa”, expresó.
Celina Moncada nació en Masatepe, Nicaragua, es escritora, traductora y socióloga, y es muy cercana a la obra literaria y espiritual de Ernesto Cardenal, a quien ha traducido al italiano.