En el Centro de Investigaciones Cerebrales (CICE), el doctor Genaro Coria trabaja en la neurobiología del comportamiento sexual y reproducción en  ratas para tratar de entender por qué una hembra elige a un macho particular entre muchos otros, y viceversa.

El experimento que realizan en el CICE consiste en manipular el aprendizaje en las hembras y enseñarles a preferir a alguien asociándolo con un evento muy importante en su vida, por ejemplo, a las ratas hembra, durante la infancia, “las ponemos a que jueguen con una compañera, a la que se le colocan unas gotas con olor a almendras, así que los roedores asocian el compañerismo y el juego con ese aroma”, dice el doctor Coria.

Cuando estas hembras llegan a la edad adulta, en la madurez sexual, se les presenta a dos machos con las mismas características y que nunca han visto. La diferencia recae en que uno de ellos está impregnado con el mismo aroma a almendra, como ya lo tienen en su memoria, al elegir con cuál deben copular, las hembras condicionadas siempre eligen al macho con el aroma que asocia al juego de su infancia.

Esta elección, basada en un recuerdo o condicionamiento, se debe, en palabras de doctor Coria, a lo que se llama impronta, que viene de imprinting, es decir, un recuerdo que se queda marcado en tu cerebro por siempre; todos tenemos improntas, que asociamos con los padres, la infancia, juegos, cosas que no olvidamos, estas improntas los llevamos a la adultez y forman parte de nuestras preferencias, de nuestra personalidad, así que nuestro cerebro es una mezcla de lo biológicos y lo aprendido.

Este modelo animal, puede ser trasladado a la psicología humana, sabemos que hay cosas que suceden durante nuestra infancia que quedan grabadas en nuestra memoria de forma inconsciente, las cuales determinan muchos de nuestros comportamientos, pero es importante destacar que durante la infancia nuestro cerebro está particularmente abierto a las improntas, ya que es una etapa crucial en la que los individuos humanos y animales determinan cómo se enfrentan al mundo.

Estos modelos nos hablan de la plasticidad de nuestra psicología y que nuestra personalidad y nuestras elecciones de pareja están determinadas por lo aprendido y lo biológico, ya que también están involucradas una serie de neurotransmisores como las dopamina y la oxitocina, las cuales están muy involucrados en el placer y en la capacidad de atención.

Estas sustancias son producidas por el individuo naturalmente cuando se encuentra en una situación que le agrada o con una persona que le gusta. Esto también es parte del condicionamiento por lo aprendido, porque normalmente elegimos a quien nos hace sentir bien, las personas que producen en nosotros esas conocidas mariposas en el estómago, sensación que sólo es un reflejo de un coctel de químicos producidos por el cuerpo. Por eso es difícil perder a alguien que nos gusta, porque necesitamos esas sensaciones.

Al jugar también se producen estos neurotransmisores, es decir que se siente placer, así que el aroma de almendras les recuerda ese estímulo, por eso, al momento de elegir a una macho, el determinante es ese pequeño detalle, es que les recuerda algo placentero.

Estos modelos de preferencia de pareja se aplican también a los humanos, aunque en un nivel mucho más complejo, porque permiten explorar diversas respuestas sobre por qué alguien se enamora o porqué duele mucho que una persona a la que tu prefieres se va y sobre todo, qué sucede en nuestro cerebro y su plasticidad.

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