A primera vista, la especialización investigadora en el campo de la ingeniería sísmica no parece guardar demasiada relación con el estudio de los tsunamis. Sin embargo, a su regreso de Sri Lanka después del tsunami de 2004, la profesora Tiziana Rossetto descubrió que se habían realizado muy pocas investigaciones acerca de los efectos de los tsunamis sobre las infraestructuras costeras y por ello se propuso estudiarlos más a fondo.

Un ejercicio ambicioso

La profesora Rossetto rememora el origen de su proyecto actual, que comenzó a gestarse al preguntarse «¿Por qué no?» cuando le dijeron que olas como los tsunamis no se podían simular en un laboratorio. También le atraía la ingeniería sísmica porque se trata de una ciencia nueva con la que se pueden conseguir efectos muy tangibles. En su opinión, «nos permite formar parte de una revolución en el diseño de los edificios. Conjuga la ingeniería con la sismología, la dinámica estructural e incluso las ciencias sociales».

Su proyecto de investigación, financiado por el Consejo Europeo de Investigación (CEI), examina los daños causados por el impacto de tsunamis en edificios; para ello, realiza un modelado de la fuerza horizontal que golpea los edificios durante un tsunami y estudia su reacción. Observar la carga que pueden resistir los edificios debería aportarnos información nueva sobre el modo de aplacar dichas fuerzas. El objetivo consiste realmente en mejorar los sistemas de defensa marítimos, no los propios edificios, puesto que es más probable que se puedan construir y mantener esas defensas en los lugares del mundo más afectados por los tsunamis, que suelen ser países en vías de desarrollo.

El efecto devastador que pueden tener los tsunamis sobre las infraestructuras quedó reflejado con toda claridad en el cataclismo causado por el tsunami del Océano Índico (el 26 de diciembre de 2004) y en el tsunami que asoló Japón en 2011. En el primero, las olas arrasaron poblaciones enteras. En el de Japón, el tsunami provocó la fusión de tres de los reactores de la central nuclear de Fukushima. Un hallazgo de especial relevancia para este proyecto fue que la seguridad de la planta ante este desastre natural podría haber sido mejor. Es precisamente este tipo de planificación el que interesa a la profesora Rossetto y a su equipo.

El modelado de un tsunami

Las dificultades a las que se enfrenta esta investigación radican en el hecho de que existen escasos datos de observación verificados sobre la mecánica de los tsunamis debido a la poca frecuencia con la que se producen. El objetivo de esta investigación es investigar desde un punto de vista experimental cómo se transforma un tsunami a medida que se acerca a la costa y, de forma paralela, elaborar un modelo matemático de las permutaciones que no se pueden modelar físicamente de ningún modo. En un principio se dijo a la profesora Rossetto que no era posible modelar los tsunamis, al tratarse de olas con un recorrido extremadamente largo. Esto se convirtió en un reto que se resolvió, no obstante, creando un nuevo tipo de generador neumático de tsunamis que no está limitado por la capacidad de los pistones de los generadores de olas tradicionales y que puede reproducir las extraordinarias longitudes de onda características de los tsunamis. Además, son las únicas instalaciones del mundo donde se pueden elaborar modelos de tsunamis generados a partir del valor de valle. El generador de tsunamis está instalado en un canal de setenta metros de longitud por cuatro metros de ancho en los laboratorios de HR Wallingford, en el Reino Unido. El canal está equipado con numerosos instrumentos y permite a los investigadores examinar la interacción entre los tsunamis y las estructuras de defensa costeras, los edificios individuales y los grupos de edificios. De este modo se reproduce con mayor exactitud lo que ocurriría en una situación real.

Vivir el desastre

La investigación de la profesora Rossetto es tanto experimental como teórica, puesto que abarca reconstrucciones y cálculos de los tsunamis y sus secuelas, con especial hincapié en modelar la fragilidad de los edificios. Calcular lo que supone una catástrofe natural de estas proporciones desde el punto de vista de las pólizas de seguro es una parte necesaria de las acciones de preparación relativas a las infraestructuras, pero el apartado de los seguros tiene otra faceta. En una investigación relacionada, la profesora Rossetto analizó un fenómeno global: «¿Cómo se enfrentan a un posible desastre las personas que viven en zonas de riesgo? No son ajenos a los riesgos, pero hacen muy poco por estar preparados».

El apoyo del CEI ha supuesto una ayuda enorme para este proyecto, en particular por la atención que ha atraído. La profesora destaca lo siguiente: «En el plano práctico, me ha permitido concentrarme en el trabajo sin interrupciones. Sin duda nos ha abierto muchas puertas, porque [el apoyo del CEI] se considera un sello de calidad del trabajo que llevamos a cabo. Ha propiciado encuentros con autoridades políticas y la participación en proyectos de desarrollo conjunto. Por ejemplo, colaboraciones y debates de investigación para incluir los tsunamis en las próximas normas europeas de edificación a partir de 2020».

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