La experta en aerobiología advierte sobre la falta de atención al problema provocado por malos hábitos de higiene; tiene efectos inflamatorios que podrían ser graves.
La doctora Irma Rosas Pérez, jefa del Departamento de Aerobiología, del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha enfocado estudios especiales sobre el fecalismo en las ciudades como elemento de la contaminación ambiental.
“Ese material se seca, viene el viento y lo re-suspende, por ejemplo, con el paso de los automóviles. Al incorporarse al polvo puede llegar a tener una vida media considerable, de manera que no es raro que lo podamos respirar”, puntualiza la especialista.
Estudios del Laboratorio de Aerobiología de la UNAM demuestran que microorganismos o sus estructuras pueden actuar como pro-inflamatorios o tener potencial patógeno, principalmente bacterias que flotan en el aire que respiramos.
Unas de sus líneas de investigación se abocan a las partículas que respiramos, y donde han encontrado que un foco importante son las Gram negativas, que en su mayoría provienen del fecalismo.
Las Gram negativas están en las membranas entéricas de las bacterias y tienen un compuesto llamado endotoxinas, las cuales son muy estables y para eliminarlas hay que elevar la temperatura a 300 grados, lo cual nunca sucede en el ambiente.
Incluso, cuando la bacteria muere sus compuestos quedan en el aire y si la endotoxina llega al torrente sanguíneo puede combatirse con antibióticos y morir, pero los elementos que la conforman permanecen en la sangre; pueden invadir otras estructuras (proceso que se conoce como septicemia) y causar procesos inflamatorios, por ejemplo, en las meninges (la capa que protege al cerebro) y propiciar daños mayores.
“En el estudio del suelo hemos encontrado cosas muy interesantes, por el intercambio en el ambiente intra-muros y extra-muros que hacemos a través de los zapatos, sobre todo en áreas donde hay alfombras, las que por el movimiento permiten que las partículas se re-suspendan en el aire”, indica la aerobióloga.
En las ciudades tenemos la tecnología de los avances urbanos pero también los deficientes servicios sanitarios, malos drenajes, fecalismo al aire libre, falta de atención a los perros y a la basura, y todo ello se va al suelo, y de ahí a la re-suspensión al aire.
La especialista señala que también es fecalismo el hecho de depositar el papel sucio con heces en un bote dentro del baño, e igual de dañino es guardarlo en bolsas para entregarlo a quienes recogen la basura. Hablamos de compuestos que el aire suspende y traslada, y que respiramos”.
Enfatiza que se ha hecho costumbre depositar el papel sucio en recipientes, debido a la indebida información que se ha transmitido por generaciones, pero que por cultura de la higiene debe cambiar, pues deben irse al drenaje a través del inodoro.
Ahora bien, la materia fecal al aire libre de humanos y animales es un foco de contaminación pero no el único. Muchos de los compuestos contaminantes del aire tienen presencia en el piso y son trasladados de un sitio a otros a través de los medios de transporte (coches, camiones) o por el viento, inclusive por los zapatos.
A decir de la doctora Irma Rosas, un paso muy importante para tener una atmósfera limpia es cuidar el suelo y los sistemas acuáticos, sobre todo en zonas urbanas. El asfalto no permite la recarga de agua, por eso se insiste en que haya áreas verdes.
Por sus trabajos, la doctora Rosas Pérez participa en la Enciclopedia Urban Dust, coordinada desde Inglaterra, la cual recopila investigaciones científicas que presentan distintas perspectivas de la calidad del aire en regiones particulares del mundo.
(Agencia ID)