En un principio, el gobierno mexicano encontró en la corrupción y en la amenaza la sujeción de los medios de comunicación. Durante décadas, las agresiones a periodistas fueron orquestadas desde las cúpulas de poder, como refirió el fallecido escritor y periodista hidalguense Miguel Ángel Granados Chapa en su libro “Buendía, el primer asesinato de la narcopolítica en México”, el cual narra el atentado planeado por funcionarios federales contra quien fuera columnista del Excelsior.
Sin embargo, en los últimos 10 años, la prensa nacional encontró en el crimen organizado a un nuevo opresor, más sanguinario y letal.
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Mientras las fuerzas armadas luchaban en México contra los cárteles de la droga –y los cárteles se enfrentaban entre sí–, la prensa fue objeto de violencia por parte de la delincuencia organizada y funcionarios corruptos que buscaban controlar el flujo informativo[1].
Los trabajadores de los medios de comunicación fueron blanco de desapariciones y amenazas por ejercer la profesión, o se vieron obligados a huir de sus hogares, al tiempo que varios medios fueron atacados, refiere el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ por sus siglas en inglés).
Ejemplos de estos casos se han registrado en todo el país, pero los estados que más adolecen esta intimidación, según publicaciones locales, son los del norte de México.
“El periodismo ha trabajado tradicionalmente bajo presiones de élites, esto disminuyó un poco cuando el PRI dejó el poder (2000) pero aún persiste. Ahora hay otra capa sobre éste, el crimen organizado”, afirmó Mike O’ Connor, representante del Comité de Protección a Periodista durante una ponencia en Torreón, Coahuila, donde los medios han renunciado a realizar coberturas que involucran la participación del narcotráfico, según testimonios de reporteros de la Laguna.
“En México la censura por el crimen organizado ha ido en aumento, al igual que la auto censura. La información confiable sobre temas de seguridad ha bajado terriblemente, hay información sobre accidentes viales, sobre delitos menores, pero no sobre el narco, no sobre quién manda”, añadió el ex corresponsal de guerra y ex reportero del New York Times.
Como ejemplo, el CPJ documentó el caso del periodista independiente Adrián Silva Moreno, quien fue asesinado a tiros en Puebla poco después de haber recabado información sobre un robo de gasolina a gran escala y de haber presenciado un enfrentamiento entre soldados y delincuentes armados. Otros cinco periodistas, asegura, resultaron asesinados durante el año.
De acuerdo con información recabada por el portal Animal Político, en los primeros 3 meses del gobierno de Enrique Peña Nieto, se registraron 47 agresiones al ejercicio de los comunicadores sociales. Un periodista fue asesinado en el municipio de Ojinaga, Chihuahua, mientras que otro desapareció en Cardel, Veracruz. Tres medios de comunicación, dos en Chihuahua y otro en Coahuila, fueron objetos de ataques por grupos de hombres armados; asimismo, un fotorreportero fue obligado a abandonar su ciudad de origen de manera temporal por presiones provenientes de la propia oficina del gobernador y el secretario de Seguridad Pública Estatal[2].
Las bandas criminales, agrega el medio informativo, perpetraron 36.17 por ciento del total de ataques a comunicadores y actuaron principalmente a través de amenazas, acciones de privación ilegal de la libertad y en menor medida de violencia física. Las agresiones contra periodistas en razón de su trabajo informativo se han presentado hasta el momento en 15 diferentes entidades, pero dos encabezan las cifras: Coahuila y Tlaxcala. Detrás de las acciones contra periodistas y medios en estos dos casos hay un solo origen: los grupos delictivos.
Estrategias de comunicación
Para Antonio Mazzitelli, jefe de la oficina de la ONU contra droga y delito, los cárteles en el país han encontrado en la intimidación y la amenaza a los periodistas y a las empresas editoriales, un modo de difundir sus mensajes al gobierno y a sus rivales en la distribución de narcóticos y demás delitos. Esta es su nueva estrategia de comunicación.
“¿Los periodistas mexicanos asesinados a manos del crimen organizado estaban involucrados en tráfico de drogas?, ¿protegían ruta de tráfico?
“No, las organizaciones criminales hoy en día tienen también estrategias de comunicación y México probablemente es el único país del mundo en donde los periodistas han sido amenazados y matado no sólo por lo que estaban escribiendo. En México los periodistas también han sido matados por lo que se han negado a escribir porque las organizaciones criminales quieren mandar mensajes, quieren remplazar la autoridad civil, quieren reemplazar el imperio de la ley con sus propias leyes”, consideró el especialista durante su participación en el foro Periodismo Bajo Amenaza: el crimen organizado y la censura, llevado a cabo en Puebla[3].
En ese mismo espacio, María Idalia Gómez, integrante de la Unidad de Respuesta Rápida de la Sociedad Interamericana de Prensa aseguró que el Estado no está interesado en abatir la impunidad y someter a los criminales y enfatizó que la llamada “Guerra contra el crimen organizado” realizada por el presidente Felipe Calderón, solo ha sido una simulación.
Además propuso crear una visión de periodismo con seguridad “porque ninguna nota vale una vida” para protegerse de los ataques de la industria criminal mexicana, que agregó, tiene presencia en 23 países.
El depredador
Un reporte de Reporteros Sin Fronteras refiere que el cártel de “Los Zetas” es el principal “depredador” de la libertad de prensa en México.
En la clasificación de “grupos criminales o paramilitares, vinculados al narcotráfico”, la organización internacional señaló que en México “los de la letra” siguen atacando tanto a periodistas como a medios de comunicación por considerarlos demasiados curiosos, independientes y, en ocasiones, hostiles.
Según el informe que presentaron, desde el 2000 a la fecha 86 trabajadores de la comunicación han muerto y 17 más desaparecido. En ninguno de estos casos se hizo justicia, asegura Reporteros Sin Fronteras.
En esta lista también aparecen jefes de estado, políticos, líderes religiosos, milicias y organizaciones militares, ya que son “potentes, peligrosos y violentos. Estos depredadores se consideran por encima de la ley”, ya que censuran, encarcelan, secuestran, torturan, y en ocasiones, asesinan a periodistas y otros creadores de la información, indicó RSF.
Caso España
España ha sufrido por varios años con el terrorismo lo que México en la última década con el crimen organizado. El periodismo español ha tenido que implementar mecanismos para realizar su cobertura informativa sin que la seguridad de sus trabajadores se vea afectada, modelo que el país podría replicar para garantizar la vida de sus reporteros, consideró Andoni Aramburú, de la televisora vasca[4].
“Debemos contar lo que ocurre, pero en el cómo contamos está la diferencia”, indicó el ponente en el Encuentro Tijuana Innovador, al tiempo que agregó que cada mensaje transmitido en los medios contribuye a la transformación de la cultura.
“Todos los hechos y todos los enfoques de comunicación tienen consecuencias aunque en el momento no se vean, debemos ser predecibles”, alertó.
Radiografía
De acuerdo con el Comité para la Protección de Periodistas, al menos seis medios fueron objeto de ataque en sus instalaciones en 2012.
-Tres suplementos del diario El Norte de Monterrey fueron atacados en julio.
-El diario El Mañana de Nuevo Laredo fue blanco de represalias el mismo mes,
–En marzo, dos medios de Tamaulipas fueron atacados en menos de una semana.
-Uno de los ataques fue con carro bomba.
-Dos con granada.
-Dos con artefacto explosivo.
-Uno con arma de fuego.
-Uno con incendio premeditado.
-Durante el sexenio de Felipe Calderón 27 periodistas fueron asesinados (existe confirmación de que su asesinato se debió a motivos relacionados con su trabajo). Ninguno de los casos ha sido resuelto.
Así lo dijeron
«El comunicador, también debo decirlo, se ha convertido en este escenario de violencia que lamentablemente se vive de manera acentuada en algunas partes del país, en blanco de ataques de la delincuencia y su actividad en este escenario se ha vuelto altamente riesgoso».
Enrique Peña Nieto, presidente de México.
«Si no tenemos en México una prensa libre, protegida con todas las libertades para ejercer plenamente su trabajo y expresar sus ideas, si no se respeta la libertad de expresión, no podemos aspirar a la democracia que soñamos».
Silviano Aureoles Cornejo, Senador del PRD
«Eso es una realidad documentada, que buena parte de las agresiones vienen de las autoridades locales y se le encomienda a esas mismas autoridades locales la persecución y la investigación de esos delitos».
Roberto Gil Zuarth, Senador del PAN
“No se debe hablar de un Estado democrático pleno si éstos derechos no se encuentran debidamente protegidos. Los diputados federales no podemos quedarnos tan sólo con el hecho de aprobar un Dictamen que rechaza las agresiones contra los profesionales de la información, sino involucrarnos más en esto a través de un órgano legislativo en la Cámara Baja”.
Pedro Ignacio Domínguez Zepeda, Diputado del PRI
“Desafortunadamente en nuestro país tenemos casos de desparecidos e inclusive de muertes de periodistas o ataques a los medios de comunicación. Es necesario dar atención directa e inmediata, así como tomar medidas de prevención”.
Mirna Hernández Morales, Diputada del PRI
[1] Comité para la Protección de Periodistas I Ataques a la Prensa, Edición 2013. Pág 48
[2] Delincuencia organizada desplaza al Estado como principal amenaza de los periodistas en México, Juan Carlos Romero Purga, Animal Político. Edición Abril 11, 2013
[4] http://www.youtube.com/watch?v=EutMxt9_wz0
* Axel Chávez (Pachuca, Hidalgo 1991) Reportero-editor. Premio Nacional de Periodismo Universitario 2013. Colaborador de las revistas de literatura y divulgación científica y artística: Palabras Malditas y Álef.