La ola de violencia que vive México compone el propósito principal que Anaid Varela Varela, plasmó en el guión de su ópera prima titulada De tripas, corazón.
Los actos de violencia son un fenómeno que iniciaron en el norte y que se extendieron por todo el país. “Quise escribir algo que pudiera hacer sentir bien a la gente cuando saliera del teatro, como un alivio”, resaltó.
La obra de Varela Varela resultó ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo 2015. En ella, la joven originaria de Torreón, Coahuila, describe en un texto irónico el contexto de violencia que azota aquella región desde la visión de Nina y el Doctor, dos personajes que trabajan en la morgue a quienes la muerte les persigue como un hecho cotidiano.
La puesta en escena, dirigida por Mariana Hartasánchez, se presentó en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico. Emmanuel Márquez, Sergio Bátiz, Francisco Bahena y Thania Luna conformaron el elenco de una pieza teatral que ha sido calificada de irreverente.
La egresada de la Licenciatura en Ciencia Política de la UAM refirió que la historia fue seleccionada por presentar una propuesta artística inédita y fresca. “Soy politóloga, a esto me dedico. Fue raro para mí que seleccionaran mi historia. Me dijeron que tenía un lenguaje muy fresco, fuera de las tendencias del teatro contemporáneo en México”.
Varela Varela mencionó que “somos muy solemnes, por lo que debemos comenzar a hablar de esos asesinatos y a eliminar estereotipos sobre lo que es ser víctima y victimario”.
De tripas, corazón derivó de una serie de charlas grotescas que la autora sostuvo con sus amigos más cercanos y familiares acerca de la “maldad” intrínseca adjudicada a los criminales, a quienes los vinculan inmediatamente con el narcotráfico.
Todo lo concerniente al narcotráfico es natural, parece un acontecimiento aprobado socialmente y reducido a una lucha entre buenos y malos.
La dramaturga describió que se trata de una situación casi de guerra simplificada a una lucha absurda de justicieros en contra de personas a quienes se les considera deben morir cruelmente porque “lo merecen”.
Acerca de su proceso de escritura compartió que un amigo suyo que trabaja en la morgue la invitó a su trabajo; es un lugar muy peligroso, incluso había agujeros en las paredes ocasionados por impactos de bala. “Me interesó conocer de cerca ese entorno tan estéril y árido e indagar sobre lo que significa la muerte para diversas personas”.
Al final, dijo, fue una experiencia divertida “no me la pasé mal, aunque sí tenía un poco de miedo.
Varela Varela consideró que las personas han forjado un carácter muy duro. “Los mexicanos vivimos en un entorno tan hostil, que nos valemos de la resiliencia, lo cual nos ha permitido crear una nueva manera de ver la vida porque la realidad ahora es más cruda”.
El humor es entonces la herramienta que decidió utilizar para desnudar al tiempo que critica las visiones caracterizadas por ser muy oscuras. “Los asesinos del mundo sólo se llevan lo que nosotros dejamos que se lleven”, se exclama en una de las líneas de la obra teatral. Con ello, intenta comunicar el sentido poético otorgado a la muerte, pero que en la prensa es mostrada en su forma más repugnante, lamentó.
Esas contradicciones fueron precisamente las que la llevaron a plasmar en papel De tripas, corazón. A modo de regalo, la egresada de la UAM propone al público cuestionarse la actual forma de vida como un intento de generar conciencia personal, es un problema estructural, no se colocan soluciones, no es algo que se arregle con una política pública, debe entenderse que es un asunto mucho más complejo, que duele a todos, pero en el que debe colaborarse.
“Hay algunas representaciones que en lugar de tranquilizarnos nos entristecen más o nos despiertan a nuestro demonio interno. Muchos creadores y periodistas olvidan que tenemos una responsabilidad social, ellos, pienso, nos quitan mucha humanidad, nos roban nuestra paz. Yo deseo todo lo contrario”, concluyó.