La educación argentina enfrenta un proceso de «degradación generalizado», resultado de una «administración del Estado guiada por una desaforada puja por la apropiación de fondos públicos sin consideración por el interés general», acusó un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa).
La difusión del informe del Idesa se registró luego de conocerse los resultados de las pruebas PISA, cuyos exámenes son administrados por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) cada tres años en 65 economías, midiéndose los conocimientos de estudiantes de 15 años en matemáticas, lectura y ciencia.
Según esos resultados, Argentina apareció entre los «peores alumnos», y retrocedió en todas las áreas desde la última medición: quedó en la posición 60 en matemáticas (55 en 2009), 60 en lectura (58) y 58 en ciencias (57).
Idesa reportó en un estudio que, «tomando el nivel 2 de la evaluación en capacidades de lectura, que los responsables de la prueba consideran como el mínimo de capacidades para desarrollar un futuro con éxito en el mercado laboral», en 2000 el 44 por ciento de los jóvenes argentinos estaba por debajo de este nivel.
En 2009, esta proporción había aumentado al 52 por ciento, y en 2012 llegó al 54 por ciento.
«En los últimos 12 años aumentó considerablemente la proporción de jóvenes que no entienden lo que leen», advirtió el informe.
«El proceso de degradación educativa del país es intenso y heterogéneo. En la Ciudad de Buenos Aires, las familias que pueden pagar una escuela privada -que representan aproximadamente la mitad de la matrícula- obtienen resultados similares a Australia o Dinamarca», apuntó.
En la región centro, oeste y sur, que es muy importante porque aglutina al 70 por ciento de la matrícula de primaria y secundaria de todo el país, «los que pueden pagar una escuela privada obtiene resultados asimilables a Israel o Eslovaquia», señaló.
Sin embargo, «entre los alumnos que asisten a escuelas públicas, dos tercios no desarrollan habilidades en lectura y representan el 69 por ciento de la matrícula.
«Similares bajos resultados se observan en las escuelas públicas del norte del país, que representan el 84 por ciento de la oferta educativa total de la región, y entre las pocas escuelas privadas que funcionan en el norte, apenas la mitad de los alumnos supera el nivel 2 de lectura», indicó.
«Es claro que la degradación educativa es generalizada, pero su ensañamiento es con los segmentos más débiles de la sociedad. Mientras que en la Ciudad de Buenos Aires muchas familias acceden a buenos niveles de educación, en las regiones más postergadas estas posibilidades están vedadas incluso para las familias más pudientes», comparó el informe.
Para Idesa, es «paradójico que esta degradación se produzca en un contexto de enorme aumento del gasto público, incluyendo el destinado a educación», que es del 6 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI).
«Que los últimos resultados de PISA muestren el histórico retroceso educativo argentino superpuesto a las imágenes de un país disgregado por la violencia, no es fruto de la casualidad», dijo la entidad.
Esto, agregó, «es el resultado de una administración del Estado guiada por una desaforada puja por la apropiación de fondos públicos sin la más mínima consideración por el interés general».