Madrid, 15 may (EFE).- Especialistas del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han desarrollado un tratamiento que actúa sobre los genes y que, aplicado en animales adultos, una única vez, consigue de manera segura alargar la vida media de los individuos.
Diversos estudios han demostrado que actuando sobre distintos genes es posible alargar la vida media de organismos de numerosas especies, incluidos mamíferos.
Hasta ahora, este tipo de investigaciones obligaba a modificar permanentemente los genes de los animales desde la fase embrionaria, algo que no se plantea en humanos. Sin embargo, la terapia génica desarrollada por el CNIO para combatir el envejecimiento ha sido probada en ratones adultos de uno y dos años, y tuvo un efecto «rejuvenecedor» sobre ellos.
El trabajo, publicado en EMBO Molecular Medicine, ha sido desarrollado por investigadores del CNIO en colaboración con Eduard Ayuso y Fátima Bosch, del Centro de Biotecnología Animal y Terapia Génica de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Los ratones de un año vivieron, de media, un 24 por ciento más y los de dos años, un 13 por ciento más, pero además, la terapia mejoró sensiblemente su salud, retrasó la aparición de enfermedades asociadas a la edad, y mejoró algunos indicadores de envejecimiento, como la coordinación neuromuscular.
De darse una situación similar en los seres humanos, en el promedio de vida de los mexicanos, que es de 75 años, significaría vivir 18 años más, con lo que el promedio se elevaría a 93, pero en las mujeres la esperanza media de vida ascendería a 96 años y medio, mientras que en los hombres quedaría en poco más de 90 años y medio.
La terapia consiste en tratar al animal con un virus cuyo ADN ha sido modificado: sus genes virales han sido sustituidos por uno de los genes más importantes para el envejecimiento: el que codifica la enzima telomerasa.
Los telómeros son estructuras que durante un tiempo limitado protegen los extremos de los cromosomas: con cada división de la célula se acortan y reducen hasta que ya no pueden desempeñar su función, con lo que la célula deja de dividirse y envejece o muere.
La telomerasa frena este efecto, reconstruye los telómeros y «resetea» el reloj biológico de la célula. Por su parte, el virus con el ADN tratado e inoculado en el animal actúa como un vehículo (vector) que deposita el gen de la telomerasa en las células.
«El envejecimiento hoy no se considera una enfermedad, pero cada vez más los investigadores tendemos a verlo como la causa común de enfermedades como la resistencia a la insulina o las cardiovasculares, cuya incidencia aumenta con la edad. Si tratáramos el envejecimiento de las células, prevendríamos estas enfermedades», explica la directora del CNIO, María Blasco.
Los investigadores del CNIO han visto que los ratones tratados con la nueva terapia tampoco tienen cáncer.
Lo atribuyen a que la terapia se inicia cuando ya son adultos y por tanto no tienen tiempo de acumular el número de multiplicaciones aberrantes necesarias para que aparezcan los tumores. Aunque a corto plazo la terapia ensayada no sea aplicada a humanos contra el envejecimiento, sí puede abrir una nueva vía al tratamiento de enfermedades relacionadas con la presencia en las células de telómeros anómalamente cortos.