Zaballa (Iruña de Oca) fue un poblado medieval, abandonado en el sigo XV. La construcción de un monasterio señorial en su seno sacudió la organización de la aldea en el siglo X, con la creación de un sistema de captación de rentas muy importante; posteriormente se convirtió en una verdadera factoría, una hacienda especializada en manos de señores locales, que al abrigo del auge económico de villas como Vitoria, intentaron obtener los mayores beneficios posibles. Al final, la “huida” de sus pobladores hacia las villas desembocó en su abandono. Hoy, son los arqueólogos de la Universidad del País Vasco los que intentan reconstruir y rescatar nuestro patrimonio rural, mediante el estudio de despoblados como Zaballa,
Zaballa es uno de los más de 300 despoblados que se conocen en Álava, espacios rurales abandonados en época histórica, y que son el objeto de estudio del Grupo de Investigación en Patrimonio y Paisajes Culturales de la UPV/EHU. Su director, Juan Antonio Quirós Castillo, destaca la importancia de Zaballa, y en general de los yacimientos alaveses, ya que conforman uno de los registros arqueológicos más importantes de época medieval en todo el norte peninsular, comparable a pocos sitios de Europa: “Lo relevante no es sólo su número, sino que en el decenio que llevamos trabajando en este proyecto, se ha intervenido de forma extensiva en casi media docena de ellos, y a otros niveles en casi un centenar”.
Un yacimiento de referencia
Zaballa es, además, el primer despoblado en España que cuenta con una publicación propia, y es un yacimiento de referencia. Los descubrimientos más recientes realizados allí han sido publicados en un número especial de la prestigiosa revista Quaternary International, de entre los que destacan que los campos aterrazados construidos en siglo X —aún perfectamente visibles en el paisaje— fueron dedicados al cultivo intensivo de la vid. “Los estudios arqueobotánicos de restos de semillas encontrados en las excavaciones, y los estudios de pólenes han proporcionado la evidencia material de la existencia del cultivo de las vides en una fecha relativamente temprana, como es el siglo X” explica Quirós, evidencias a las que se les suman el instrumental metálico hallado destinado a esos mismos usos, y el estudio de los espacios agrarios, “que tanto por la naturaleza de los espacios de cultivos construidos como por las prácticas agrarias allí desarrolladas no son compatibles con los cultivos de cereales y sí con el de las vides”, añade.
La mencionada publicación recoge los trabajos geoarqueológicos realizados en Zaballa y en Zornoztegi (Salvatierra), otro desploblado alavés, abandonado éste en el siglo XV, y donde los campos aterrazados fueros destinados al cultivo del cereal.
Estos descubrimientos han sido posible gracias al empleo de protocolos de excavación arqueológica, muestreo y análisis geoarqueológicos innovadores en España, que han hecho posible fechar los campos cultivados y estudiar el ciclo agrario. “No se trata tanto de excavar un yacimiento, cuanto de excavar los paisajes —explica Quirós—. Es decir, abandonar el concepto tradicional de yacimiento, entendido como un lugar monumental o monumentalizado, para conocer el contexto en el cual se sitúan estos lugares”.
En comparación a Zaballa, “Zornoztegi tiene una historia completamente diferente —describe—, si bien se funda en un momento mas o menos parecido, es una comunidad social mucho mas plana, en la cual no se observan diferencias sociales tan importantes, ni la acción de poderes señoriales que, de alguna manera, agreden el equilibrio de la comunidad”.
Para Quirós, estas microhistorias constituyen pequeñas ventanas hacia el pasado que permiten analizar de forma directa procesos históricos relativamente complejos de abajo hacia arriba, “es decir, viendo como la propia comunidad campesina va adaptándose a las cambiantes transformaciones políticas y económicas que tienen lugar en época medieval y después”.
Además el estudio analítico de estos lugares de producción permite desechar aquellos puntos de vista mas tradicionales de la historia, que “Conceptualizan los periodos altomedievales como un periodo de simplificación técnica, como un periodo miserable en términos económicos, ya que muestran una complejidad social y económica muy notable. Concretamente, en estos estudios se ha podido ver cómo hay varios momentos importantes en el País Vasco, siglos V-VI y siglos X-XI, que son decisivos en la construcción de nuestros paisajes”.
Consideración de patrimonio arqueológico
El estudio de despoblados permiten comprender no solamente los fenómenos de formación de los pueblos y las razones de su abandono posterior, sino sobre todo los procesos de transformación y degradación de los despoblados. Por ello, Quirós reivindica la consideración de estos lugares como parte del patrimonio arqueológico: “Los espacios de cultivos tradicionales todavía hoy bien reconocibles en nuestros paisajes mas próximos, son espacios históricos cargados de significado explicativo para comprender la sociedades del pasado, y efectivamente, precisan de una atención que hasta el momento no han tenido” concluye. De hecho, los campos de cultivo analizados están siendo progresivamente destruidos año tras años como resultado de las prácticas agrarias mecanizadas recientes que han tenido y tienen un efecto destructivo muy notable sobre este patrimonio “invisible”.