Diez años buscando vida microbiana en el desierto de Atacama

Desierto de Atacama: el lugar más árido y más irradiado por el sol en el Planeta. Formaciones de ignimbrita colonizadas por cianobacterias. / J. Wierzchos


Jacek Wierzchos y Carmen Ascaso, del Museo Nacional de Ciencias Naturales, llevan más de diez años buscando vida en el desierto de Atacama y en junio la NASA aprobó su participación en este programa a través del proyecto de tres años de duración: Microbial Communities of the Atacam Desert as Model System for Dry Worlds(Comunidades microbianas del desierto de Atacama como un modelo  para los mundos áridos).

El objetivo del proyecto es identificar las características y la distribución de ambientes potencialmente habitables en el Sistema Solar y la Nas contará con el grupo de investigación ECOGEO que lleva más de diez años buscando vida microbiana en el desierto de Atacama y ha encontrado varios microhábitats endolíticos

“La NASA pretende determinar los procesos y condiciones que crean y mantienen ambientes habitables, para poder explorar la presencia de vida fuera de nuestro planeta”, explica Jacek Wierzchos, investigador del MNCN.

“Conocer las condiciones en las que se puede llegar a producir vida en nuestro planeta puede ser un primer paso para buscarla fuera de él”, añade Carmen Ascaso.

Seres vivos en Atacama, traspasando los límites de la vida

Pese a que en 2005 investigadores de la NASA llegaron a afirmar que las condiciones del desierto de Atacama lo convertían en un ambiente incompatible con la vida, el grupo de investigación ECOGEO encontró en 2006 colonizaciones de cianobacterias dentro de las halitas, rocas de sal capaces de retener la humedad.

Hasta la fecha, el grupo ha descubierto en la zona híper árida de este desierto cinco sustratos líticos que albergan vida microbiana.

Ya en aquel momento Jacek Wierzchos, explicaba: «Conocer las formas de vida que se dan en ecosistemas extremos nos da pistas para encontrar vida fuera de nuestro planeta, además de aportar información sobre las moléculas necesarias para proteger  la vida en ambientes extremadamente secos con una radiación solar también extrema”.

En este proyecto también participan investigadores de la John Hopkins University (EE UU), la Universidad de Extremadura, la Universidad de Antofagasta (Chile) y la Universidad Complutense de Madrid.

(MNCN-CSIC)

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