Con la muerte del presidente venezolano Hugo Chávez será difícil que se mantenga el proyecto bolivariano, debido a la difícil situación económica del país sudamericano, a la creciente oposición al partido oficial y a que se había constituido en un líder regional.
El doctor José Luis León Manríquez, profesor-investigador del Departamento de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), consideró lo anterior y afirmó que no hay en América Latina un personaje de la izquierda “radical” que pueda llenar el vacío que deja Chávez.
El investigador de la Unidad Xochimilco afirmó que durante su mandato realizó una disminución sustantiva de la desigualdad social, pero la situación económica venezolana aún es difícil.
En los años 2011 y 2012, dijo, el país tuvo una inflación de 26 y 21 por ciento respectivamente, un déficit fiscal de 17 por ciento del Producto Interno Bruto, además de un desplome en el crecimiento económico, que tuvo sus momentos más difíciles en 2009 y 2010 por efectos de la crisis mundial y la caída de los precios del petróleo.
León Manríquez, doctor en Ciencia Política por Columbia University, comentó que hay una cierta unidad en la élite chavista, en la cual todos están dispuestos a asumir el liderazgo del actual vicepresidente Nicolás Maduro, quien seguramente ganará las próximas elecciones gracias al afecto que despierta entre la población la reciente muerte de Hugo Chávez y por la mitificación de un personaje que para muchos venezolanos es un héroe, pero seguramente Maduro no será tan carismático como su antecesor.
Sin embargo, es complicado que a largo plazo pueda sostenerse este proyecto bolivariano por la creciente oposición que enfrenta el chavismo dentro de Venezuela y que a mediano plazo estos factores complicarán la gestión del régimen postchávez.
Para León Manríquez, quien formara parte del Servicio Exterior Mexicano durante 14 años, el gobierno de Hugo Chávez se trazó la meta de constituirse en un liderazgo regional en Centroamérica, el Caribe y parte de Sudamérica, apuntalado por los enormes recursos disponibles por los excedentes petroleros.
Esta situación la alcanzó al prefigurar el arribo de los actuales gobiernos de izquierda en América Latina; y al encabezar una alianza con países afines como Bolivia, Ecuador y Cuba, representantes de lo que puede calificarse como la “izquierda radical”, frente a una “izquierda moderada” o “izquierda de centro”, cuyo modelo es Brasil.
Este liderazgo se tradujo en una eficiencia política internacional, demostrada por ejemplo al bloquear, junto con Brasil, el Área de Libre Comercio de las Américas (expansión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte al resto del continente) en la reunión de Mar del Plata o al impulsar el proyecto de integración y desarrollo de los países latinoamericanos mediante la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
Tras la muerte de Hugo Chávez, se genera un vacío importante en la izquierda radical que no podrán llenar los líderes cubanos, porque sus figuras, ya de edad avanzada, no han renovado sus cuadros políticos y porque la nación caribeña está en un proceso de transición hacia ciertas reformas de mercado.
Pero tampoco los gobiernos de Evo Morales en Bolivia o Rafael Correa en Ecuador tienen los suficientes medios materiales para apuntalar una política como la ejecutada por el presidente recién fallecido.
León Manríquez, cuya labor académica se ha desarrollado en la Universidad de San Diego, la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales y El Colegio de México, entre otras instituciones, señaló que ante este panorama nacional e internacional que se le presenta a Venezuela, seguramente el chavismo “suavizará” su discurso político y, por ende, se dará una convergencia de toda la izquierda latinoamericana, incluida la radical, hacia políticas social-demócratas como las aplicadas por Brasil.