Recubrir frutas, encapsular aderezos o fabricar láminas podrían ser los nuevos usos como empaque comestible del BiLac, biopolímero desarrollado en el Instituto de Biotecnología (IBUN) de la Universidd Nacional de Colombia. Un equipo multidisciplinar conformado por estudiantes de pregrado y posgrado de Diseño Industrial, Dietética y Psicología ha venido trabajando durante el último año en el proyecto “Diseño de empaques comestibles, impulsados por un avance tecnológico en el desarrollo de biopolímeros”.
“Dadas las características y las posibilidades del biopolímero, este encapsulado se dispondría sobre los alimentos como un aderezo. Por ejemplo, el cliente llega a la barra de ensaladas y compra un kit de aderezos. Según las condiciones de humedad y temperatura el biopolímero se degrada y empieza a esparcirse sobre el alimento”, explica Germán Silva, director del proyecto.
La búsqueda de nuevos usos del BiLac, un biopolímero derivado de sacarosa con propiedades de biodegradación y biocompatibilidad –físicamente parecido al almidón de yuca– obtenido en 1999 en el IBUN, ha permitido también trabajarlo como ingrediente en alimentos debido a su funcionalidad como fibra soluble demostrada en ensayos biológicos y clínicos.
BiLac también ha sido probado como recubrimiento comestible en frutas, donde se pudo observar notables propiedades de barrera, es decir, con cualidades para resistir fenómenos de permeabilidad y absorción que pueden ocasionar el intercambio de gases, vapores y radiaciones en sistemas de empaque o en el propio entorno.
Según el profesor Silva, “tales propiedades han permitido catalogarlo como un material alternativo que representa un avance tecnológico con potencial de inserción en el mercado”.
Dentro de las etapas de estudio, los investigadores identificaron dinámicas de consumo en algunos lugares como supermercados, plazas y restaurantes y cualidades de productos y empaques innovadores.
Uno de los lugares visitados fue el restaurante “El Cielo”, líderes en el diseño e innovación sobre alimentos en Colombia.
“El objetivo de la visita fue, principalmente, poder observar cómo se llevan a cabo los procesos en la cocina y fuera de ella, consultar a los expertos acerca de la experiencia en el diseño de alimentos y hacer parte de la experiencia asociada al producto”, comenta el investigador.
Asimismo, se confrontó la postura conceptual sobre “empaques comestibles” que se propone en la investigación, con el punto de vista de un experto en el tema de alimentos y empaques.
Un sector en crecimiento
Dentro de la investigación realizada en el marco del proyecto se encontró que durante la primera mitad de la presente década, la industria alimentaria representó un valor de $1,5 trillones de dólares, destacando el comercio en países como Estados Unidos y Japón.
En la actualidad, el crecimiento del sector alimentos sigue siendo considerable y simultáneamente se ha presentado un aumento en el desarrollo de nuevos productos y avances importantes en el tema de la conservación de las características de los alimentos durante los procesos de almacenamiento, transporte y comercialización, principalmente en materia del de packaging y embalaje.
Silva comenta que las tendencias en los hábitos alimentarios han ejercido también un efecto determinante sobre las áreas de innovación tecnológica y, especialmente, en la producción de alimentos que conserven al máximo las características de un producto fresco.
Por esta razón, el incremento en la demanda de nuevos empaques, que generen las mismas prestaciones que los actuales de origen petroquímico y reduzcan los impactos negativos generados sobre los ecosistemas es una prioridad en el tema ambiental y en el diseño de producto.
Entre las alternativas sostenibles para el desarrollo de packaging se encuentra la implementación de avances tecnológicos en el campo de materiales y procesos, y específicamente se reconoce el aporte de los grupos de investigación en el tema de envases y recubrimientos comestibles a partir de biopolímeros.
En este sentido, “el diseño industrial se viene consolidando como un facilitador en la transferencia de tecnología”, comenta Silva.
Superadas las pruebas de laboratorio en las que se demostró la viabilidad desde una perspectiva productiva de estas tres iniciativas, el grupo de investigación continuará ahora con el ajuste de algunos detalles para emprender etapas de desarrollo con la mirada puesta en las empresas que podrían estar interesadas en producir este tipo de empaques.