En 1960, menos del 5% de las aves marinas, incluidos los albatros, las pardelas y los pingüinos tenían plásticos en sus estómagos. La cifra aumentó hasta el 80% en 2010. Los resultados del trabajo, publicados en la revistaPNAS, predicen un dato más alarmante para 2050. Ese año la ingestión de estos materiales afectará al 99% de todas las aves marinas.
“Por primera vez hemos realizado una predicción global de la extensión del impacto de los plásticos en especies marinas. Los resultados son llamativos”, dice Chris Wilcox, autor principal del estudio e investigador en la Organización para la Investigación Industrial y Científica de la Mancomunidad de Australia (CSIRO, por sus siglas en inglés).
Los científicos analizaron el riesgo de las aves marinas usando la distribución de los desechos y la de 186 especies de estos pájaros. Ajustaron el modelo con estudios sobre la ingestión de plásticos realizados entre 1962 y 2012, que sugerían cómo en la actualidad se hallaría un 59% de plásticos ingeridos en los animales. Con el nuevo trabajo, la cifra aumenta al 90%.
Plásticos por comida
Bolsas, botellas y fibras procedentes de la ropa sintética son algunos de los materiales plásticos que se vierten al océano desde los ríos urbanos, el alcantarillado y los vertederos. Las aves confunden todos estos coloridos y brillantes desechos por comida y los ingieren accidentalmente, lo que les provoca obstrucción intestinal, pérdida de peso y, a veces, incluso la muerte.
“La estimación del impacto global de los plásticos en las aves marinas se confirma en algunas zonas analizadas donde hemos hallado cerca de 200 trozos de plástico en un único pájaro”, lamenta Denise Hardesty, coautora y científica en la CSIRO.
Según la investigación, el área con mayor peligro es el mar de Tasmania entre Australia y Nueva Zelanda, pero también los mares del hemisferio sur, entre Sudamérica, Sudáfrica y Australia.
“Los plásticos provocan impactos más devastadores en las zonas donde hay mayor diversidad de especies”, certifica Erik Van Sebille, del Grantham Institute en el Imperial College de Londres (Reino Unido), especialmente preocupado por los albatros gigantes y los pingüinos.
El equipo propone reducir la llegada de plásticos al océano a través de gestiones efectivas de residuos para mitigar el riesgo al que se enfrentan las aves marinas. “Medidas sencillas pueden marcar la diferencia”, aseguran los científicos. “Reducir la presencia de estos desechos en el medio ambiente de Europa puede disminuir su ingestión en menos de una década”, concluyen.
Referencia bibliográfica:
Chris Wilcox, Erik Van Sebille y Britta Denise Hardesty. “Threat of plastic pollution to seabirds is global, pervasive, and increasing” PNAS 31 de agosto de 2015
(SINC)