Si hay algo en lo que los expertos que han asistido al congreso internacional del sida están de acuerdo, es en que el adenovirus 5 dejará de utilizarse como vector para el desarrollo de vacunas preventivas contra el VIH al confirmarse por segunda vez, tras el ensayo HVTN 505 parado en abril, su poca eficacia. 

De hecho, este final se ha reforzado tras la presentación hoy de los últimos datos del metanálisis realizado sobre los ensayos STEP y Phambili, parados en 2007 por un aumento en el riesgo de infección, que supusieron el primer revés para este vector. 

Según ha explicado Peter Gilbert, del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson de EE UU, las cifras del aumento –que todavía no están publicadas en ninguna revista científica– “son estadísticamente significativas y revelan un 41% más de infecciones en el grupo que recibió la vacuna por encima de lo que se infectaron el grupo que recibió el placebo”. 

Las cifras son estadísticamente significativas y revelan un 41% más de infecciones en el grupo que recibió la vacuna

Lo que todavía desconocen los autores es si estos malos resultados se deben exclusivamente al vector utilizado, el adenovirus, o hay otras razones más difíciles de analizar, por lo que deben seguir investigando con el fin de encontrar una vacuna eficaz en el futuro. 

Así, lejos de alarmar a la población, los investigadores han querido dejar claro que la población estudiada y las autoridades fueron informadas de inmediato. “En el momento que supimos que existía un mayor riesgo, ofrecimos a los voluntarios otras intervenciones para su prevención”, ha subrayado Glenda Gray, de la Unidad de Investigación del VIH perinatal de Sudáfrica, durante la rueda de prensa. 

Los estudios detenidos en 2007 

El STEP, un ensayo de Fase IIb de prueba de concepto que contó con 3,000 voluntarios, analizó en diversos países la candidata a vacuna del sida de la farmacéutica Merck, conocida como MRKAd5. En noviembre de 2007, un equipo de expertos manifestó que esta candidata a vacuna no supuso ningún beneficio para los que la recibieron, por lo que el ensayo se paró. 

Es más, los datos mostraron la existencia de una tendencia que apuntaba un mayor número de infecciones entre las personas a las que se administró la vacuna candidata, aunque hasta hoy no se conocían las cifras exactas. 

Como los ensayos STEP y Phambili mantuvieron el mismo régimen de vacunación –la vacuna en ambos estudios era la misma, se utilizaba un adenovirus y un tipo de antígeno–, cuando STEP se paró, Phambili –realizado en Sudáfrica– dejó de reclutar gente, aunque ya habían empezado a vacunar voluntarios. 

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