“Hasta ahora, calculando el aumento de vehículos tanto en la Ciudad de México como en su Zona Metropolitana, podemos decir que existen 10 millones de autos que se mueven por la ciudad. El problema es que dentro de los próximos 15 años, el número de autos aumentará a 20 millones”, estimó Carlos Gershenson, investigador del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Durante la charla “La ciudad que queremos”, que se realizó el 18 de agosto en El Colegio Nacional, el experto en sistemas complejos mostró la ineficiencia del auto en la ciudad.
“La velocidad promedio del auto está entre 6 y 40 kilómetros por hora, si lo comparamos con otros sistemas de transporte vemos que el auto es ineficiente pues con los congestionamientos de la ciudad, rara vez alcanzamos la máxima velocidad. La rapidez del Metro está entre los 15 y los 30 kilómetros por hora, el Metrobus entre 10 y 20 kilómetros por hora, en bicicleta de 15 a 25 kilómetros por hora y el pesero de 6 a 12 kilómetros por hora”, detalló el doctor Gershenson.
Los costos también son ineficientes –continuó- pues el gasto promedio anual de un automóvil se eleva a 30 mil pesos, y el taxi a 20 mil, mientras que viajar en Metro o Metrobus cuesta entre 2 mil y 2 mil 400 pesos, respectivamente. El transporte más barato es la Ecobici, cuya membresía cuesta 400 pesos anuales.
El académico de la UNAM señaló que el pretexto más común para no construir una línea de Metro o Metrobus es el alto costo que representan, sin embargo, la compra de 300 mil autos anuales nuevos asciende a 60 mil millones de pesos, cantidad que alcanzaría para la construcción de 33 kilómetros del Metro o 666 kilómetros del Metrobus.
“La idea de libertad que se tiene cuando se posee un auto es errónea, pues esta libertad cada vez está más condicionada”.
En entrevista para el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, el científico mencionó que en el IIMAS se investiga acerca de los organismos autoorganizantes para coordinar mejor los semáforos.
“Usamos simuladores en computadora para explorar distintas alternativas y lo que hemos encontrado es que se puede reducir en un 25 por ciento el tiempo de traslado, esto implica también una reducción en la emisión de gases o la quema de combustible”, dijo Gershenson.