Mujer de 70 años ríe con su familia en el interior de una tienda en Tachilek, Myanmar- Foto Kibae Park, ONU

Mujer de 70 años ríe con su familia en el interior de una tienda en Tachilek, Myanmar- Foto Kibae Park, ONU


El «edadismo» es un problema en todo el mundo. Es la discriminación por cuestiones de edad.

«El edadismo se conjuga frecuentemente con otras formas de discriminación por motivos de género, raza, discapacidad y otras causas, lo que agrava e intensifica sus efectos», sentenció Ban Ki-moon, como parte de la celebración 2016 del Día Internacional de las Personas de Edad.

En este sentido pidió que se celebre el Día Internacional de las Personas de Edad rechazando enérgicamente todas las formas de edadismo y trabajando para permitir que las personas de edad alcancen su pleno potencial, «al tiempo que cumplimos nuestra promesa de construir una vida de dignidad y derechos humanos para todos», afirmó.

«Se dice a menudo que las personas de edad gozan de un respeto especial. Sin embargo, la realidad es que en demasiadas sociedades se les ponen cortapisas al denegárseles el acceso a empleos, préstamos y servicios básicos. La marginación y el menosprecio de las personas de edad acarrean graves consecuencias, ya que menoscaban su productividad y su experiencia en la fuerza de trabajo, en el voluntariado y en toda la actividad cívica, al tiempo que coartan su capacidad para prestar cuidados, y apoyo financiero y de otro tipo a las familias y las comunidades».

Ban Ki-moon en ese sentido pidió «poner fin a esta lacra y garantizar los derechos humanos de las personas de edad», lo cual -prosiguió- «es un imperativo de orden ético y práctico».

«Es mucho lo que está en juego, cada vez más. Según las previsiones, la población mundial de personas de edad aumentará desde una cifra ligeramente superior a 900 millones en 2015 a 1.400 millones en 2030 y 2.100 millones en 2050, cuando su número será, más o menos, equivalente al de niños menores de 15 años», refirió.

Por lo mismo condenó el edadismo en todas sus formas e instó a que se adopten medidas para hacer frente a esa violación de los derechos humanos a medida que nos esforzamos por forjar sociedades mejores para las personas de todas las edades.

Para ello, -dijo- hay que cambiar el modo en que se presenta y se percibe a las personas de edad, para pasar de verlas como una carga a apreciarlas por las muchas contribuciones beneficiosas que hacen a la humanidad.

También pidió mayores garantías jurídicas de igualdad para las personas de edad con miras a prevenir que el edadismo redunde en políticas, leyes y tratos discriminatorios, e instó a los responsables de la actividad normativa a que recopilen datos y estadísticas de mejor calidad sobre la salud, la situación económica y el bienestar general de las personas de edad para atender mejor sus inquietudes.

Igualmente manifestó su esperanza de que todos reflexionemos sobre nuestros prejuicios y nos planteemos de qué modo podemos, como individuos, combatir la discriminación por razones de edad.

«Tenemos una hoja de ruta clara para lograr la transformación: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. En este plan, con gran visión de futuro, y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), se hace hincapié en la inclusión y la igualdad, y se promete que nadie se quedará atrás. Las personas de edad son a la vez agentes y beneficiarias del cambio. Al tiempo que impulsamos el avance en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, podemos movilizar el cúmulo de talento, energía y experiencia de todas las personas de edad en la ejecución de esta Agenda», expresó.

 

 

 

El Día Internacional de las Personas de Edad de 2016 está dedicado a concienciar contra la discriminación de las personas mayores, llamando la atención sobre los estereotipos negativos y las ideas falsas acerca del envejecimiento y desafiando esos estereotipos e ideas.

La discriminación por envejecimiento y en ocasiones el abandono y maltrato de las personas mayores es una actitud frecuente y perjudicial que se basa en el supuesto de que es una norma social y, por tanto, aceptable. Esta marginación es una realidad en la mayor parte de las sociedades, de una forma u otra, y se materializa en las actitudes de los individuos, las prácticas institucionales y normativas, y la representación mediática. Todas ellas devalúan y excluyen a las personas mayores. En 2014, los Gobiernos adoptaron una resolución en el Consejo Económico y Social que reconoció que la marginación por envejecimiento es «la razón común, la justificación y la fuerza motriz de la discriminación de las personas de edad».

Tales formas de discriminación, de cómo las personas de edad son tratadas y percibidas por sus sociedades, incluso en los ambientes médicos y centros de trabajo, crean entornos que limitan su potencial y afectan a su salud y bienestar. El fracaso para hacer frente a esta discriminación socava los derechos de las personas mayores y dificulta su contribución a la vida social, económica, cultural y política.

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