Sobre las 12:30 del jueves 21 de mayo, un fenómeno meteorológico conocido comúnmente como halo solar, sorprendió a los habitantes de la ciudad de México.
Este fenómeno en la antigüedad se tomaba como “una señal” que cada quién interpretaba de acuerdo a sus circunstancias e intereses.
El fenómeno se genera cuando combinan bajas temperaturas en las capas altas de la atmósfera y humedad proveniente de los océanos con los que limita el país (Atlántico y Pacífico).
Por lo regular se presenta cuando un frente frío se dirige hacia el sur del país y existen nubes a 7,000 metros a nivel del mar.
En zonas como la Ciudad de México, el fenómeno es más común en temporadas de lluvia, al haber más nubes con cristales de hielo que generan la refracción de la luz.
Los halos tienen habitualmente un radio aproximado de 22 grados y una coloración rojiza en el borde interior; su forma más común es un anillo de luz coloreada que rodea el disco del Sol.
En ocasiones se presenta un segundo halo causado por la refracción de los cristales de hielo alrededor del halo principal.
También se pueden ver imágenes luminosas que se asemejan al disco del Sol llamadas parahelios o «falsos soles».
Por lo mismo de que se requieren bajas temperaturas, este fenómeno se observa regularmente en lugares fríos, como la Antártida, Alaska, Groenlandia, norte de Escandinavia o las zonas boreales de Rusia y Canadá.