El 'Homo antecessor' enfrenta trabas para su categorización

Fragmentos de cráneo de Homo antecessor. / Bermúdez de Castro et al.


La especie Homo antecessor acaba de cumplir 18 años. Fue en mayo de 1997 cuando el equipo investigador de los yacimientos de la sierra de Atapuerca publicó la diagnosis de este homínido en la revista Science.

Los expertos recuerdan que fue todo un acontecimiento, puesto que desde el hallazgo de Homo habilis en 1964 no se había vuelto a publicar una especie del género Homo. Pero el descubrimiento de Homo antecessorestuvo sujeto a críticas. A pesar de ello ha entrado en la mayoría de las filogenias del género Homo.

«Estamos convencidos de que su aceptación será unánime cuando excavemos el nivel TD6 de Grand Dolina en Atapuerca (Burgos) en toda su extensión y dispongamos de varios centenares (quizá miles) de restos fósiles de la especie. La diagnosis será mucho más completa y convincente», afirma Bermúdez de Castro, coordinador del Programa de Paleobiología de Homínidos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) y autor principal del estudio que se publica enQuaternary International.

Como recuerda este investigador, en aquella publicación de 1997 no solo nombraron la nueva especie, sino que se atrevieron a proponer a Homo antecessor como el último ancestro común de los neandertales y de los humanos modernos. «Desde hacía pocos años, como se había aceptado la teoría del origen africano de nuestra especie, se buscaba poner nombre a ese último ancestro común, y con la información de que disponíamos y con la mayor honradez, pensamos que habíamos dado con él en la sierra de Atapuerca”, declara Bermúdez de Castro.

En estos 18 años se han ido estudiando los restos encontrados entre 1994 y 1996, así como los hallados entre 2003 y 2005, y con la información de la que ahora se dispone se puede confirmar que Homo antecessor tiene caracteres muy similares a los nuestros, así como un buen puñado de rasgos compartidos con los neandertales.

María Martinón-Torres, responsable del Grupo de Antropología Dental del CENIEH, indica que a este conjunto habría que añadir los caracteres primitivos compartidos con los especímenes más antiguos del género Homo y otros rasgos derivados y compartidos con los humanos de la Sima de los Huesos de Atapuerca y sus contemporáneos de Asia.

«La peculiar constelación de rasgos morfológicos ha dejado perplejos a propios y extraños. En este nuevo escenario, hemos tenido que realizar una nueva interpretación de la especie, que será confirmada o rechazada cuando tengamos ocasión de volver a excavar en TD6”, explica Martinón-Torres.

Una antigüedad de 850.000 años

La especie Homo antecessor tiene una antigüedad confirmada de unos 850.000 años. Su presencia en el extremo más occidental de Europa resulta ser un hándicap para sostener que esta especie dio lugar de manera directa aHomo sapiens. Además, los genetistas parecen estar de acuerdo en que el último ancestro común de los neandertales y de los humanos modernos no puede tener más de medio millón de años, un dato incompatible con la antigüedad de Homo antecessor.

La prudencia lleva a proponer que los humanos de Gran Dolina fueron algo así como los “tíos carnales” del ancestro común, que para muchos se identifica con la especie Homo heidelbergensis. Los humanos de la sierra de Atapuerca habrían constituido un linaje propio, que tal vez tuvo su origen y su final en tierras europeas.

«No obstante, nuestras investigaciones y las de otros colegas revelan que hace alrededor de un millón de años existieron un padre y una madre, cuyos hijos evolucionaron para dar lugar a varias especies relacionadas con la nuestra. Entre ellas estarían los propios neandertales, los humanos de la Sima de los Huesos, los llamados Denisovanos, y tal vez otras especies o subespecies de Asia, que aún no han sido encontradas o nombradas», añade la investigadora.

Entonces, ¿dónde se sitúa a Homo antecessor? Dada su antigüedad solo caben dos alternativas: los humanos de la Gran Dolina representan a la hija mayor de esos padres todavía no nombrados, o son los propios padres que tuvieron una distribución muy amplia por buena parte del oeste de Eurasia.

«En cualquier caso, Homo antecessor ha cumplido su mayoría de edad y solo falta un poco de paciencia para encontrar esos miles de restos que aún esperan en el nivel TD6 de Gran Dolina», concluyen los científicos.

Referencia bibliográfica:

José Mª Bermúdez de Castro et al. “Homo antecessor: The state of the art eighteen years later”. Quaternary International Mayo de 2015

(CENIEH)

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