En 1957 Richard Knerr y Arthur Melin comenzaron a fabricar aros de plástico para el entretenimiento de los niños, después de que un amigo australiano les comentó que en su país los niños usaban aros de bambú que hacían girar alrededor de su cintura en las clases de gimnasia.
Kerr y Mein eran propietarios de la compañía Wham-O que habían iniciado en un garaje, en Los Angeles, para fabricar y comercializar el lanzador Wham-O, inventado originalmente para lanzar trozos de carne al aire, un dispositivo de entrenamiento para los halcones, y que después se convertiría en el fris-bee o disco volador.
Los nuevos hula hoops fueron creados con Marlex, un plástico duradero recientemente inventado (donde el aro ayudó como lanzamiento para la producción de Marlex).
Knerr y Mein no pudieron patentar el hula hoop pues la idea había estado en uso durante miles de años; que la fabricación del dispositivo fuera de un nuevo material no resolvió los requisitos de originalidad de la patente. Ante esto lo que hicieron fue proteger su marca, la hula-hoop, lo que consiguieron el 23 de junio de 1964, un nombre tan ligado al juguete que los niños apenas estaban interesados en cualquier otra marca de aro plástico.
Mein, que comercializó este famoso juguete, vendió 25 millones de estos anillos de plástico en los primeros cuatro meses y más de 100 millones en en año, a 1.98 dólares la unidad
El “hula hoop” de Wham-O, originalmente en colores brillantes y con un diámetro de 71 centímetros, hizo furor durante algunos años y se multiplicaron las exhibiciones, y las competiciones en las que se establecieron marcas de duración de la danza, y del número de aros mantenidos en rotación..