Sandra Isabel Jiménez Mateos *
Un iceberg de unos 5,800 kilómetros cuadrados, y un peso de un billón de toneladas, el más grande de la historia -hasta ese momento-, se terminó de desprender del segmento Larsen C de la Antártida, el 12 de julio de 2017, y se le denominó A-68.
Para tener una dimensión del tamaño de ese iceberg, vaya el comparativo de que es tan grande como cuatro veces la ciudad de México, o del tamaño del estado de Delaware, en Estados Unidos, o el doble del tamaño de Luxemburgo.
Pero también fue un iceberg que se negaba a morir y se mantuvo durante dos años en las cercanías de la Antártida, hasta que en el 2019 las corrientes marinas por fin lo pudieron mover mar adentro, con lo cual comenzó un viaje hacia el sur y se dirigió hacia la isla de Georgia del Sur, en las cuales se alberga a la mayor colonia de pingüino rey.
Con un quinto menos de su tamaño original, aún así era una amenaza para esa especie, pues por la trayectoria se preveía que podría encallar en la isla y dañar por completo ese ecosistema único, bloqueando las zonas de alimentación de los pingüinos.
Sin embargo, las corrientes extremadamente fuertes alrededor de la isla desviaron el iceberg, que entonces ya tenía una extensión de 3.700 kilómetros cuadrados y seguía fragmentándose.
Pero aún así se mantuvo vivo y fue hasta febrero del 2021, que el Centro Nacional del Hielo de los Estados Unidos (USNIC, por sus siglas en ingles), anunció su muerte, la cual finalmente se dio en abril de ese año, cuando sus pedazos, cada vez más pequeños, ya no pudieron ser rastreados por los satélites, con los que se le dio seguimiento desde que se desprendió de la Antártida.
Su partición fue captada por el espectrorradiómetro de resolución moderada en el satélite Aqua de la NASA y confirmado por Visible Infrared Imaging Radiometer Suite, instrumento conjunto de la NASA y la NOAA.
Sin embargo, la ruptura final fue reportada por primera vez por el Proyecto Midas, un proyecto de investigación antártico asentado en el Reino Unido.
Larsen C, fue una plataforma flotante de hielo glacial, ubicada en el lado este de la Península Antártica, y era la cuarta plataforma de hielo más ancha del continente más austral de la Tierra.
Ese iceberg gigantesco no se generó de un momento para otro, si no que los instrumentos de observación de la Antártida observaron durante décadas una grieta que creció lentamente en el estante de hielo.
En 2014 se dio una fuerte llamada de atención, cuando se detectó que repentinamente es agrieta comenzó a extenderse hacia el norte, para crear ese gigantesco iceberg naciente.
Los anaqueles de hielo cubren el 75 por ciento de la capa de hielo antártica. Una forma de evaluar la salud de las capas de hielo es observar su equilibrio: cuando una capa de hielo está en equilibrio, el hielo obtenido a través de las nevadas es igual al hielo perdido a través de la fusión y el parto de un iceberg. Incluso los eventos de parto relativamente grandes, en los que el hielo tabular se agrupa en el tamaño de Manhattan o en el de la parte superior del estante, puede considerarse normal si la capa de hielo está en equilibrio general. Pero a veces las capas de hielo se desestabilizan, ya sea por la pérdida de un iceberg particularmente grande o por la desintegración de una plataforma de hielo, como la de la plataforma de hielo Larsen A en 1995, y la plataforma de hielo Larsen B en 2002. Cuando las plataformas de hielo flotantes se desintegran, reducen la resistencia al flujo glacial y permiten así que los glaciares conectados a tierra que estaban reforzando arrojen significativamente más hielo al océano, elevando el nivel del mar.
Los científicos monitorearon la progresión de la grieta durante todo el año, usando datos de los satélites Sentinel-1 de la Agencia Espacial Europea y las imágenes térmicas de la nave espacial Landsat 8 de la NASA.
Los científicos descubrieron que el crack comenzó a formarse en noviembre de 2016, y otros sugirieron que podría haberse interrumpido hace una década. Según los científicos que observaron el camino del iceberg, A-68 «no solo se abrió paso en un tiro limpio, primero formó una red de encaje de grietas».
En el caso de esta grieta, los científicos estaban preocupados por la posible pérdida de un punto de fijación que ayudó a mantener Larsen C estable. En una parte poco profunda del fondo marino debajo de la plataforma de hielo, una protrusión de roca, llamada Bawden Ice Rise, ha servido como punto de anclaje para el estante flotante durante muchas décadas. En última instancia, la grieta dejó de separarse de la protrusión.
Las primeras imágenes disponibles de Larsen C fueron fotografías aéreas de los años 60 y una imagen de un satélite estadounidense capturada en 1963. La grieta que ha producido el nuevo iceberg ya era identificable en esas imágenes, junto con una docena de otras fracturas. El crack permaneció inactivo durante décadas, atrapado en una sección de la plataforma de hielo llamada zona de sutura, un área donde los glaciares que fluyen hacia el estante de hielo se unen. Las zonas de sutura son complejas y más heterogéneas que el resto de la plataforma de hielo, que contienen hielo con diferentes propiedades y resistencias mecánicas, y por lo tanto juegan un papel importante en el control de la velocidad a la que crecen las fisuras. En 2014, sin embargo, esta grieta en particular comenzó a crecer rápidamente y recorrer las zonas de sutura, dejando a los científicos perplejos.
La Península Antártica ha sido uno de los lugares de calentamiento más rápidos del planeta durante la segunda mitad del siglo XX. Este calentamiento ha provocado cambios ambientales realmente profundos, incluyendo el colapso de Larsen A y B.
Sin embargo al momento del desprendimiento de A-68 los científicos no tenían muy claro si esto se dio por una conexión directa con el calentamiento global.
Mientras la grieta estaba creciendo, los científicos tenían dificultades para predecir cuándo se rompería el iceberg naciente.
Iceberg
* Investigadora académica del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales (IIESES), de la Universidad Veracruzana