La investigadora Ostaizka Aizpurua Arrieta del grupo Ecología y Evolución del Comportamiento de la  Universidad del País Vasco (UPV/EHU) lidera un estudio sobre murciélagos en el que ha vigilado la conducta y los hábitos del  murciélago patudo (Myotis capaccinii)  en Valencia. Esta especie está a punto de extinguirse, y es importante conocer sus hábitos para poder tomar las medidas necesarias para protegerlo. Gracias al trabajo efectuado por Aizpurua, se ha demostrado que se alimenta de pescado, además de insectos. 

Aizpurua empezó a estudiar los murciélagos cuando empezó a cursar estudios de Biología en la UPV/EHU. Tuvo la oportunidad de trabajar con el grupo de investigación dirigido por Joxerra Aihartza e Inazio Garin, y eligió los murciélagos también para su tesis doctoral, concretamente el murciélago patudo (Myotis capaccinii). Los resultados de la investigación han sido publicados en la revista Plos One.

Según afirma Aizpurua, el interés acerca de ese murciélago surgió de un muestreo habitual. El murciélago patudo habita en varios nichos del Mediterráneo, pero su situación es crítica, ya que está a punto de extinguirse. Es por ello que no es la primera vez que se estudia, con el fin de diseñar planes de gestión para proteger la especie. En un estudio habitual, los investigadores encontraron escamas en las heces de algunos murciélagos de una colonia.

“Ese dato les llamó la atención, porque hasta entonces se consideraba que la especie era insectívora; o sea, se creía que solamente comían insectos”, recuerda Aizpurua.

De aquellas escamas surgieron muchas preguntas: ¿Ingerir pescado era un hecho inusual de los murciélagos patudos, o era parte de la dieta de aquellos murciélagos?

El grupo de investigación de la UPV-EHU empezó a buscar respuestas a aquellas preguntas, incluida Ostaizka Aizpurua: “Para mí era un reto especial, porque creíamos que pescar no era parte de los hábitos del murciélago patudo. Los murciélagos utilizan la ecolocación, eso quiere decir que no pueden ver lo que está bajo el agua, porque la superficie refleja las ondas emitidas. Por otro lado, el murciélago patudo es muy pequeño, pesa un máximo de 10 gramos, y, por ello, no es fácil imaginarlo pescando”.

Preferencia por un pez exótico

Según Aizpurua, han tenido que estudiar, no solo las características de la especie, sino también su hábitat y su fenología.

“Hay que tener en cuenta –añade la científica– que todo el Mediterráneo ha sufrido grandes cambios en los últimos años, y esos cambios han tenido su efecto en la población de murciélagos. La fenología estudia la influencia que tienen las estaciones del año y el clima en los seres vivos, y teníamos la sospecha de que era un factor importante en el caso de los murciélagos.

En concreto, según una de las hipótesis planteadas por los investigadores, era muy probable que el murciélago aprovechara la gran concentración de peces que se acumulaba en los pequeños charcos durante las estaciones secas para pescar.

Por ello, recogieron muestras de las heces de una colonia de murciélagos de Denia (Alicante) mes a mes, entre el 2008 y el 2010, para ver si aparecían restos de escamas, y cuándo aparecían. De ese modo, llegaron a la conclusión de que comer pescado no era un hecho insólito en los murciélagos patudos, y de que dicho consumo no estaba asociado a una estación concreta. “Aunque los restos de pescado fueron más numerosos en agosto y septiembre, encontramos restos durante todo el año”.

Además de las escamas, también estudiaron los otolitos, según Aizpurua: “Los otolitos son una especie de pequeños huesos del oído; son específicos de cada especie, y es por ello por lo que se utilizan para identificar las especies”.

Gracias al estudio de los otolitos, llegaron a la conclusión de que el pescado que consume el murciélago patudo pertenece a la especie Gambusia holbrooki. Se trata de una especie exótica. Es insectívora, y la introdujeron en el Mediterráneo en la década de los 20, para hacer frente a las plagas de insectos. Hoy en día, es una de las cien especies invasoras más importantes de la península. Para completar la información, los investigadores midieron los peces ingeridos por los murciélagos: “Vimos que elegían los peces más pequeños, de cuantos tenían a disposición”.

Por último, también consiguieron grabar los murciélagos mientras pescaban, in fraganti: “Les colocamos radiotransmisores a los cuatro murciélagos que más restos de pescado tenían en sus heces; gracias a ello, pudimos ver dónde pescaban exactamente. Era un gran charco que tenía una gran densidad de peces. Para la próxima ocasión ya habíamos preparado el grabador de vídeo, y los grabamos mientras pescaban”.

Todavía hay preguntas que no han obtenido respuesta, como, por ejemplo, si los murciélagos pescaban antes de introducir la especie Gambusia holbrooki, y, en caso de que la respuesta fuera afirmativa, qué especie consumían. Pero, al menos, Aizpurua y sus compañeros han demostrado que el murciélago patudo es capaz de pescar, y que no es una actividad inusual para los miembros de una colonia. 

Los comentarios están cerrados.