* El periodismo en tiempos de Twitter

Durante décadas, las notas informativas se redactaron a máquina de escribir, un error ­ortográfico o de sintaxis-, implicaba rehacer por completo la página; cuando por un acontecimiento de interés público se requería la reacción de un actor político, debía buscársele en un lugar donde previamente alguna fuente había revelado que estaría. La mayoría de los medios, que siempre han luchado por sobrevivir en el negocio, solventar los gastos de imprenta, de operación y distribución, no tenían acceso ilimitado al teléfono, no había internet, “lo más cercano a éste era el telégrafo y era lento”.

Con el auge de la tecnología y la creación de plataformas virtuales de intercambio de información, llamadas “redes sociales”, el trabajo del periodista se facilitó, al contar con reportes sobre acontecimientos en tiempo real y tener la postura “al segundo” del funcionario sobre el tema controvertido del momento; sin embargo, entre sus desventajas se encuentran que no generan ingresos para las industrias editoriales, en una época en la que los diarios aún sufren para sobrevivir. Su mal manejo puede generar pérdidas, desde económicas hasta de credibilidad, además de que han incentivado el plagio.

Las anteriores son parte de las opiniones de periodistas y especialistas en estudios digitales, quienes coinciden en que el impacto de las “redes sociales” en el periodismo mexicano ha sido positivo, al ser herramientas esenciales para realizar, lo que llamó Gabriel García Márquez, “el mejor oficio del mundo”, por la cantidad de información que comparten y las personalidades que interactúan a través de estas plataformas, “desde el juez del barrio hasta el presidente de la República”; no obstante, aceptan que requieren de un uso más eficiente del que las nuevas y viejas generaciones de periodistas le han dado hasta el momento.

Para Jorge González Correa, editor en jefe de los sitios Un1ón (El Universal / UnoTv.com),  las redes sociales son otra fuente de información para tener reacciones en tiempo real, “éstas nos han ayudado a ver la personalidad de diferentes actores políticos y su forma de abordar los temas del momento. Además, en la actualidad la mayoría de la gente que lee noticias lo hace por algún medio electrónico, si no estás al pendiente del microblogging estás 15 minutos atrás en la información y eso cuesta mucho en prestigio, lectores y dinero”.

Cuando no existían las “redes”, recordó, “el trabajo era mucho más lento y al final la televisión y la radio se llevaban la inmediatez de la información y el impreso servía para darle un valor agregado”; no obstante, había más tiempo para complementar la nota con más elementos. El periodista refiere que la estrategia para vender información en Twitter o Facebook es presentar lo más relevante en un mensaje que capture la atención, para después proporcionar el cuerpo de la nota y los complementos.

Según Aldo Alejandro Evaristo Gómez, jefe de información de Diario Milenio en Hidalgo,  las “redes sociales” sí han facilitado el trabajo periodístico, “en un lapso de 5 minutos te enteras de física nuclear, literatura, política, economía, seguridad y justicia”, aunque consideró que su uso excesivo como “fuente informativa” priva al reportero de elementos que le permitirían enriquecer su labor.

“Tienes otro tipo de herramientas que ya no usas. Anteriormente, el periodista iba a buscar al funcionario, le sacaba la entrevista y sabías si le estaba mintiendo, porque veía sus reacciones, sus gestos, su comportamiento: si refleja nerviosismo, si divaga o desconoce de lo que habla; ahora, a través de las plataformas virtuales, se pierden de toda esa enorme parte que les permitiría enriquecer la información”.

La investigación periodística, dijo, es otra de las actividades que se ha perdido, aunque apuntó que en esto interfieren otras circunstancias, como la falta de especialistas en el ramo y la presión con la que se trabaja en las redacciones.

González Correa difirió en este punto: “Las redes sociales sirven para tener una reacción inmediata. Pero es como si el boletín de las dependencias limitara la investigación. La naturaleza del periodista es siempre investigar, tenga las herramientas que brinda internet o esté sólo con sus ojos”.

Un punto de coincidencia entre ambos fue que las fuentes que provienen de los microblogs deben ser siempre corroboradas. En el Universal, explicó el editor, las cuentas se verifican antes de utilizarse en una nota. “El trabajo del periodismo es el mismo: verificar que la información sea fidedigna. Hoy en día las cuentas de microblogging se pueden verificar desde antes y contar con un listado confiable. Por cierto, sorprende que el gabinete (del presidente Enrique Peña Nieto) no tenga sus cuentas verificadas”. 

“El problema de la información que proviene de las redes sociales es que en muchos casos se da por cierta sin confirmarla. Un ejemplo claro son los casos de desaparecidos, la misma foto que encontraste hace 10 años de la mujer que raptaron en Morelos, la encuentras ahora raptada en Saltillo, en Guadalajara o en Yucatán, y todo mundo replica esa información sin confirmarla. Eso es algo que lamentablemente está pasando en el periodismo”, dijo Alejandro Evaristo, quien fue reportero de los diarios El Financiero, El Diario de Yucatán, El Universal y Milenio Estado de México, al tiempo que sostuvo que para él 140 caracteres son insuficientes para informar.

Un periodista en cada usuario

Durante su participación en la Reunión Sociedad Interamericana de Periodistas en febrero pasado, la cubana Yoani Sánchez, autora del blog Generación Y, que cuenta con más de 440 mil seguidores, reconoció que “por la velocidad en que se desarrollan los hechos y como son documentados en las redes sociales, es posible que se difunda información que no es verídica, la cual, en algunos casos es dada por cierta por los medios”.

“La comprobación de la información que se difunde es una de las tareas básicas en el ejercicio del periodismo, sobre todo en naciones como Cuba. Ahí se ha generado una red de colaboración entre los periodistas independientes que permite compartir información y corroborar los hechos que se difunden a través de las redes sociales”, dijo la bloguera, quien consideró que como cada persona puede informar por estos medios, podría haber un periodista en cada usuario.

Para la corresponsal de Noticieros Televisa en el Vaticano, Valentina Alazraki, por la rapidez con la que cambia la información y la forma en la que se maneja en redes sociales, el periodista requiere de mayor preparación y sentido de responsabilidad; no obstante, coincidió en que “por un lado” el oficio informativo es más sencillo.

“Yo trabajaba con máquina de escribir, pluma y fax, no tenía celulares, internet ni todo lo que los periodistas tienen hoy, eso lo hacía difícil por un lado, pero creo por eso mismo puede ser más complejo y por lo tanto exige mayor responsabilidad. Porque al tener tantas herramientas, las redes sociales, el internet, se necesita mucho más preparación, porque se debe estar preparado para la rapidez con la que hoy la información se da”, dijo Alazraki al ser cuestionada sobre el tema en conferencia de prensa posterior a la presentación de su libro México Siempre Fiel en pasado 24 de noviembre en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

A pesar de la “ayuda” que brindar herramientas como Twitter, Facebbok, Google +, Linked in o Youtube, la corresponsal, quien en 2008 durante el pontificado de Benedicto XVI recibió la Condecoración Honorífica «Dama de San Silvestre Papa, opinó que para ser periodista se requieren las mismas virtudes que ha demandado el oficio desde sus inicios, “tener una mentalidad fuerte, pasión, entrega al trabajo, tener siempre disponibilidad y sobre todo mucha ética”

“No hablaría sólo de objetividad, porque la objetividad es un concepto que puede llegar a ser relativo en cada uno, porque todo lo vemos con conceptos diferentes por nuestra cultura, nuestro bagaje, experiencias que hacen que nuestra mirada cambie”. En este sentido, agregó que los comentarios que un trabajador de un medio de comunicación publica en sus cuentas deben cumplir con este precepto.

Según el reporte del blog Royal Pingdom, analista de la actividad y rendimiento de internet, hasta finales de 2012, Facebook contaba con mil millones de usuarios en el mundo, por 200 millones de Twitter.

Redes sociales, libertad y coacción

Para la investigadora Sandra Flores Guevara, especialista en estudios de Cibercultura, las redes virtuales han incentivado la libertad de expresión, ya que a través de ellas los periodistas difunden contenidos que, por las líneas editoriales de los medios, no se podrían dar a conocer. “Hay muchos que ventajosamente crean cuentas, blog’s, perfiles mediantes los cuales proporcionan información”, sin embargo, en ocasiones, la misma dependencia a las industrias de la información, pueden coaptar su opinión y vetar su punto de vista.

Las redes virtuales, consideró, también benefician al usuario, al informarle en un lapso más corto sobre los acontecimientos. “Antes, para tener acceso a un periódico de la Ciudad de México había que esperar a medio día para que llegara, ahora ‘al estar conectado’ se abre una alternativa para poder consultar la información”. Sin embargo, éste es restringido: “No debe de olvidarse la gran brecha digital en el país, si incluso existen comunidades sin servicios básicos, sin agua ni electricidad, no se espere que tengan conectividad”.

La investigadora omite el término redes sociales al hablar de Twitter o Facebook, ya, dice, no implican un verdadero lazo interpersonal. Este argumento, considera, es una desventaja, ya que el comportamiento del individuo a través de una plataforma virtual es distinto, por lo tanto, una reacción en tiempo real no implica la totalidad del mensaje que desea enviar el usuario. “No somos los mismos los que estamos en internet que los que estamos aquí, al final tener una conversación cara a cara no se puede comparar con una conversación virtual”.

* El periodismo en tiempos de Twitter Reportaje ganador del Décimo Premio Nacional de Periodismo Universitario, promovido por el periódico universitario Entretodos, con el apoyo de varios organismos públicos y privados, entre ellos las universidades de La Laguna, la empresa Peñoles y los gobiernos municipales de Torreón, Coahuila, y Gómez Palacio, Durango.

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