El primer registro que el hombre hizo de un eclipse solar data del año 2136 a.c. y corresponde a una inscripción hecha en hueso, en China, por parte del oráculo Anyang.
En esa época los eclipses solares se consideraban presagios, tanto buenos, como malos, por lo cual el estudio de estos fenómenos se acrecentó, pues Si el emperador podía predecir su ocurrencia, podía convertirlo en una predicción positiva y fortalecer su poder sobre el pueblo. Podía demostrar que él era el vínculo entre el cielo y los hombres.
El desconocimiento de la ocurrencia de los eclipses, propicia que la ocurrencia de los mismos llevase a la caída de algunos reinados y por ende al surgimiento de nuevos, pues la población los tomaba como la predicción de la caída del tirano y sus rivales lo enarbolaban como muestra de que podían derrocarlo, al haber perdido el apoyo del cielo y de los dioses.
De hecho, a causa de este eclipse existe la leyenda de que dos astrónomos de la Corte Imperial China fueron ejecutados, por no predecirlo.
La nota de su muerte dice más o menos:
< borrachos:
\’Aquí yacen los cuerpos de Ho y Hi cuyo destino aunque triste era visible, se les ahorcó porque no podían anunciar Th\’eclipse que era invisible.\’>>
La cita es de autor desconocido y por lo mismo se considera que puede ser apócrifa.
Los chinos en esa época creían que un eclipse solar era causado por un gran dragón tratando de comer el sol. Ellos creían que hacer una gran cantidad de ruido podría asustar a la criatura y cuando el eclipse de 2136 ac los tomó desprevenidos pensaron que fue sólo buena fortuna que el sol no hubiese sido consumido por el monstruo.
En esa época de la China, también se registraron los eclipses lunares, pero no con el mismo cuidado, pues se les consideraba muy comunes y por tanto se les daba poca importancia dentro de la astronomía.