Sandra Isabel Jiménez Mateos *
El 7 de febrero de 1984, desde la nave espacial ‘»Challenger'» sale el primer ser humano que ha de recorrer el espacio sin estar amarrado o dentro de una nave espacial; Bruce McCandless, astronauta estadounidense prueba la mochila espacial o sillón volador «MNU» (unidad de maniobra tripulada)
Bruce McCandless es parte de la misión STS-10 41-B de la NASA, lanzada el 6 de febrero como parte de su programa militar Space Transportation System (STS) en el transbordador Challenger, llevando como tripulación a los astronautas norteamericanos Vance Brand, Robert L. Gibson, Ronald McNair, Robert Stewart y Bruce McCandless.
El EVA (Extra-Vehicular Activity) para el vuelo de prueba del MNU lo realizará McCandless el 7 de febrero alejándose 100 metros del Challenger; con ese artefacto rescatarán varios satélites averiados.
A la misión se le frustró el lanzamiento de los satélites de comunicaciones ‘»Westar 6′» y ‘»Palapa B 2.
El transbordador aterrizará por primera vez en Cabo Cañaveral en el Centro Espacial Kennedy después de 192:15 hrs, de permanencia en el espacio.
Bruce McCandless durante una conferencia que dictó en Madrid el 28 de mayo de 1984, unos días después de su regreso a la Tierra, dijo que durante ese vuelo se sintió cómodo porque era “un experimento en el que se sintió cómodo, ya que no había posiblidad de no poder regresar al transbordador, por estar todo controlado y haber sido inspeccionado varias veces”.
Ese fue para él un doble logro, porque el MNU lo diseñó junto con un amigo en 1967, pero las dificultades presupuestarias impidieron materializar el proyecto hasta 1973 y probarlo hasta 1984.
De esa caminata dijo que lo que más le impresionó fue el color negro aterciopelado que tiene el espacio exterior.
También dijo que allá en el espacio los astronautas cuando tienen tiempo libre hacen lo mismo que cualquier persona: mirar por la ventana.
Pero obviamente el paisaje que tienen a 300 kilómetros de altura es mucho muy diferente al cualquier terrícola, desde cualquier ventana.
McCandles llegó a España básicamente para entregar un banderín a la Fundación Mediterránea, de Barcelona, que llevó a su viaje espacial.
El astronauta Bruce McCandless nació el 8 de junio de 1937 en Boston, Massachussetts, y estudió Ciencias en la Academia Naval de los Estados Unidos.
Ya de pequeño, cuando tenía 13 años, quiso ser astronauta. Un libro sobre naves espaciales tuvo la culpa de que el joven Bruce empezara a llevar en la cabeza mil fantasías que hoy compartiría con la mayoría de los niños, pero que en aquel momento nadie comprendía demasiado bien. Alguien le dijo entonces que el oficio de astronauta aún no había sido inventado, y que, por lo tanto, debía pensar en otra profesión para ganarse el pan.
Pero cuando los soviéticos lanzaron su Sputnik, el primer satélite artificial de la historia, en 1957, mientras estudiaba en la Academia Naval, le mostró que podía seguir soñando con los vuelos espaciales y que tal vez un día emularía las hazañas de aquel personaje de ciencia ficción tan popular en el 1929, Buck Rogers, quien se movía por el espacio con unos reactores colocados en la espalda.
En 1966 Bruce MeCandless fue seleccionado por la NASA junto a otros 19 astronautas de entre 1.000 aspirantes.
Desde entonces participó en varias de las misiones de la agencia espacial: como miembro de la tripulación de apoyo del Apolo 14 y como piloto de prueba en la primera misión del Sky-Lab; otro de los proyectos en los que trabajó es la puesta en órbita de un telescopio gigante, operación prevista para 1986 y que permitirá ampliar la visión hasta 142 veces; pero, sin duda, el diseño de la popularmente,conocida como mochila espacial es el más importante.
Después de entregar el banderín de la Fundación Mediterránea el 25 de mayo, hubo un coloquio en el que un joven si era necesario sacar buenas notas en matemáticas para ser astronauta. Bruce McCandless le respondió que sí, que se requiere un amplio conocimiento de matemáticas, pero también una ‘»buena formación en Física, en Ciencias Naturales, ingeniería, Medicina, etcétera…'».
‘»Allá arriba las fronteras políticas no se ven, no están trazadas. Lo único que se ve es el relieve geográfico de la tierra'», dijo ahí también, según la nota del periódico El País.
- Investigadora del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales, de la Universidad Veracruzana