El Príncipe, tratado de teoría política escrito por Nicolás Maquiavelo en 1513, es una obra que aún sigue vigente, ha aportado enseñanzas al tiempo que ha sido interpretado y repensado de manera diferente, expresó Juan Ortiz Escamilla, director del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S) de la Universidad Veracruzana (UV), durante la inauguración de la jornada de reflexión “A 500 años de El Príncipe”.
Esta actividad forma parte de una serie de jornadas que se realizan a nivel nacional, a fin de conmemorar los 500 años de publicación de esta obra del siglo XVI que hasta la fecha es referente para investigadores sociales, filosóficos y jurídicos, así como para políticos, asesores y ciudadanos en general.
Armando Chaguaceda, egresado del posgrado del IIH-S, presentó la ponencia “La contemporaneidad de los clásicos”, donde apuntó que al recuperar el sentido de la obra en el tema político se reconoce que las sociedades humanas carecen de orden, origen y destino preestablecido, su organización y devenir se fundan sobre la base del conflicto social.
Asimismo, refirió que las reflexiones versaron en torno al poder, visto como esencia de la cualidad inherente de un humano para resistir la dominación de otro; de inducir comportamientos ajenos afines al interés propio o de coaligar voluntades subalternas; aquel poder que sea capaz de parir las atrocidades más terribles o los actos más sublimes.
“Reconocimiento de que el poder político no se basa en un contrato capaz de consagrar dominios, diluir asimetrías o postergar guerras, en un falso consenso permanente entre desiguales, pero tampoco resulta un mero fenómeno de la preponderancia económica o una clase social”, apuntó.
Las discusiones se llevaron a cabo en tres paneles: la obra, el autor y su contexto; la relación intelectuales-poder; y el realismo político y la realidad latinoamericana. En ellos participaron investigadores del IIH-S, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) y de la Facultad de Filosofía.
En el evento estuvieron presentes la directora del IIJ, Petra Armenta Ramírez; el ex secretario académico y académico del IIH-S, Ricardo Corzo, así como el director de la Facultad de Filosofía, Marcelino Arias.
Cabe mencionar que en esta jornada participaron de manera conjunta investigadores del IIJ, Instituto de Investigaciones Filosóficas e IIH-S de esta casa de estudios.
El Príncipe
En este tratado sobre política, escrito por Maquiavelo hace 500 años, existe una dependencia mutua entre lo clásico y lo contemporáneo, expuso Chaguaceda durante su intervención.
Es clásico, explicó, porque en algún momento del pasado se han planteado preguntas y respuestas susceptibles de trascender en el tiempo. Y contemporáneo, porque en la producción de un actor se encuentran interpretaciones, alternativas para los conflictos actuales.
“En esta obra se han establecido cimientos de alguna disciplina, método, enfoque, con una fortaleza analítica y una claridad expositiva que la convierte en fuente de constante referencia o interrogación para el científico social, opinador, consejero, político, o para lo que es más importante, el ciudadano”, enfatizó.
Maquiavelo, comentó, fue un personaje histórico complejo que combinó en su vida y en su obra los roles de funcionario, consejero y ciudadano, protagonista y víctima de los conflictos políticos de su tiempo.
Recomendó al príncipe ser buen gobernante, respetar la vida y propiedad de los ciudadanos, respetar la ley y la propiedad, le apostó al establecimiento de un Estado fuerte.
“No se trata de un escritor meramente subversivo, encontramos la figura de un realista político interesado en modos de eficacia política y en establecer gobiernos de principios sin sacrificar a la persona y prosperidad de sus súbditos”, añadió.
El académico reiteró que se trata de un clásico y contemporáneo que trae la discusión entre lo político (elemento inherente a la condición humana, que se relaciona con la búsqueda y el ejercicio del poder) y la política (actividad más o menos formal, institucionalizada y regulada que permite el gobierno de los hombres y la administración de las cosas).
“En sociedades contemporáneas como la nuestra, no cabe duda que ambas condiciones suelen estar profunda y peligrosamente devaluadas en buena parte de la ciudadanía; bien sea por el mal desempeño de los políticos profesionales, de la pobreza de las alternativas reales, porque pensar en político llega a considerarse algo intelectualmente complejo, éticamente desaseado, intrínsecamente aburrido, falto de expertos, bandidos y brujos de diferentes tipos”, finalizó.
Por último, se dio a conocer que las ponencias presentadas a lo largo de la jornada de reflexión formarán parte de una publicación que saldrá a la luz antes de que concluya el presente año.