José Franco

José Franco


El Sistema Nacional de Investigadores (SNI) fue creado para mejorar los salarios de los científicos mexicanos y con ello, evitar lo que se conoce coloquialmente como “fuga de cerebros”, comentó el doctor José Franco, coordinador general del Foro Consultivo Científico y Tecnológico. El Sistema ha evolucionado y hoy, además, es un referente de productividad.

 

“Algunas personas culpan al SNI de nuestra baja competitividad con el argumento de que este sistema de estímulos no considera a las patentes como debería”; pero el SNI no tiene para nada que ver con eso, el problema nodal está en la baja inversión del sector privado en ciencia y tecnología. Hay que subrayar e insistir que se tienen que encontrar mecanismos con los cuales el sector privado se comprometa e invierta más en estas áreas, porque si no, difícilmente vamos a remontar los problemas económicos y sociales que tenemos en el país.

 

“La inversión de México es muy baja comparada con los países líderes que invierten alrededor de 4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en actividades relacionadas con la Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI). Una de las consecuencias de la baja inversión mexicana provoca que el número de investigadores que tenemos sea muy pequeño. Es verdad que en estos últimos años, el SNI ha crecido casi un 50 por ciento, pero el número de investigadores es todavía bajo; entre 5 y 10 veces más pequeño que lo que necesita un país con nuestra economía y nuestra población”, dijo el exdirector general de Divulgación de la Ciencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), durante la conferencia “Los desafíos de México en torno al conocimiento”, que impartió en el Foro Estado del Arte de la Ciencia, Tecnología e Innovación, realizado ayer en la ciudad de Querétaro, y organizado por el Consejo de Ciencia y Tecnología de esa entidad.

 

De acuerdo con el portal del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), el SNI fue creado por acuerdo presidencial publicado en el Diario Oficial de la Federación el 26 de julio de 1984, para reconocer la labor de las personas dedicadas a producir conocimiento científico y tecnológico. El reconocimiento se otorga a través de la evaluación por pares y consiste en otorgar el nombramiento de investigador nacional. Esta distinción simboliza la calidad y prestigio de las contribuciones científicas; en paralelo al nombramiento se otorgan estímulos económicos cuyo monto varía con el nivel asignado.

 

“Inclusive otras personas piensan que la baja inversión a las actividades de ciencia y tecnología es culpa del gobierno federal, pero cuando nos comparamos con otros países es muy claro que el déficit es debido a la baja inversión del sector privado.

 

“Según datos de 2015, empresas como Novartis, Toyota, Amazon, Google, Roche, Microsoft invierten como el doble de lo que invierte nuestro país en investigación, y compañías como Samsung y Volkswagen invierten tres veces más recursos en investigación y desarrollo de lo que invierte todo nuestro país. La competencia de México frente a otros países es desventajosa, pero la competencia contra estas empresas es sumamente desventajosa”, expuso el también exdirector del Instituto de Astronomía de la UNAM.

 

Productividad mexicana

Franco señaló que la productividad mexicana tiene este déficit en la actualidad, en su mayor parte por el rezago que existe sobre todo en las Pequeñas y Medianas Empresas (PyMES), que las hace poco competitivas.

 

Por otra parte, los conocimientos de la llamada Cuarta Revolución Industrial no están siendo enseñados en las escuelas y tampoco son utilizados por las empresas mexicanas (como inteligencia artificial, cómputo cognitivo e industria manufacturera 4.0, entre otros).

 

Uno de los motivos por el que los conocimientos de la Cuarta Revolución Industrial no son enseñados en las escuelas, “es porque se tiene más de un millón de profesores de primaria y secundaria que no saben de ciencia y tecnología, y el primer reto que tenemos es capacitar a estos profesores en temas que por ahora les son muy lejanos. Mi experiencia cuando hablo con profesores de primaria no es solamente que no saben, sino que les dan miedo los conceptos, piensan que no los van a entender. Aunado a ello, uno podría pensar que los niños son inteligentes y que es muy fácil que absorban los conceptos científicos y tecnológicos, esto es cierto en estratos de la población en donde los niños están bien alimentados y las escuelas a las que van tienen un nivel socioeconómico alto, pero la realidad es muy difícil en otros sectores”, explicó el astrofísico.

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