El Sistema Nacional de Protección Civil no está preparado para enfrentar una emergencia de dimensiones como la que impuso el paso de los ciclones tropicales Ingrid y Manuel, pues no cuenta con una estructura de protección “adecuada” a nivel municipal, estatal y federal, afirmó el maestro Delfino Hernández Lascares, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El responsable del Laboratorio de Riesgos Geológicos de la Unidad Iztapalapa y especialista en temas de protección civil señaló que a la intensidad de las precipitaciones que se presentaron en los últimos días en más de la mitad del territorio nacional, se añade la ausencia de coordinación de los tres niveles de gobierno, así como la falta de interés de los ciudadanos a seguir los protocolos de protección civil.

Dijo que a pesar de que ya se tiene conocimiento de la época y probabilidad en el número de huracanes y tormentas que van a “pegar en México”, independientemente de que sean “dobles” como en esta ocasión, estos fenómenos “siempre nos causan mucho daño”, porque poco se invierte en la protección civil.

Criticó que las unidades de protección civil municipales y estatales carecen de recursos económicos y logísticos y, en la mayoría de los casos, de personal con los conocimientos adecuados.

El investigador indicó que uno de los factores que se conjuntaron en la tragedia fue el cambio en la administración gubernamental, y en el caso de la coordinación de protección civil, el nuevo titular “apenas está aprendiendo”.

Hernández Lascares comentó que persiste la carencia de los mapas de riesgo a nivel municipal que ayuden a prevenir los riesgos para las poblaciones que viven en laderas, cerca de los ríos, o incluso donde pasaban ríos.

En referencia al tema de los daños causados en carreteras apuntó que a pesar de que se da mantenimiento al pavimento, los trabajos que se hacen “no son de fondo” y el pavimento generalmente no es el adecuado para el tipo de transporte ni para las condiciones climáticas del lugar.

Además, añadió, no se cuenta con estudios geológicos de las partes laterales de las carreteras, que debieran tomarse en consideración cuando se construyen, con el fin de prevenir deslaves. “Si bien nos va, lo que hacen es poner mallas alambradas para detener los materiales que puedan caerse a la carretera”, comentó.

Precisó que “otras carencias de nuestro sistema de protección civil es que no contamos con el equipamiento para los recates, como lanchas o helicópteros adecuados para sacar a la gente de las zonas de riesgo”.

Con estos problemas, entre otros, se presentan estos desastres ante los cuales sólo queda hacer “lo prioritario”, ya que “no contamos con especialistas para prevenir circunstancias de esta magnitud, tampoco los tenemos para el postdesastre”, de manera que se pudieran completar las fases de prevención, auxilio y restablecimiento, que debe tener un programa de protección civil.

En su conjunto, precisó el especialista, en una escala del 1 al 10 nuestro sistema de protección civil alcanzaría una calificación de cinco, porque carecemos de una escuela en este rubro que prepare a quienes están encargados de hacer frente a estas situaciones.

“No tenemos meteorólogos, ni geólogos, ni climatólogos, ni biólogos en las unidades de protección estatal y municipal”, que posibiliten la realización de estudios y proyectos de investigación nacionales e internacionales para ver cómo otros países han mitigado los efectos de eventos como los que acaban de ocurrir en México.

El investigador dijo que es necesario reconocer, sin embargo, la entrega, la valentía y la solidaridad de quienes participan en las tareas de rescate.

Al referirse al aprendizaje que puede obtenerse de esta experiencia, expresó que “si ya vimos qué tan vulnerables somos, que no tenemos equipo para responder ante una emergencia de éstas, que los impactos naturales pueden ser de dimensiones muy grandes, ésta puede ser una gran oportunidad del gobierno federal de aprovechar este problema tan crítico para mejorar, prevenir y mitigar sus efectos.

“Se puede ganar mucho de este desastre si verdaderamente hay interés, voluntad política y conciencia social para prevenir y no tener consecuencias tan graves”. 

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