¿Se ha planteado alguna vez la posibilidad de que se utilice la acústica para obtener datos? El proyecto EAR-IT estudió esa posibilidad con varias aplicaciones pioneras que repercuten en el día a día de las personas. Con el seguimiento de la densidad del tráfico urbano y con la instalación de dispositivos que ahorran energía en las viviendas —entre otros adelantos— se podrá avanzar en el desarrollo de ciudades y edificios inteligentes.
Los artífices de EAR-IT han tomado una tecnología acústica inteligente desarrollada previamente a escala de laboratorio y la han modificado y adaptado para su uso en entornos reales de la vida diaria. El proyecto, en el que han participadoinstitutos de investigación y asesores comerciales , ha abarcado aplicaciones tanto de interior como de exteriores: el seguimiento del flujo del tráfico y el control del consumo de energía en inmuebles teniendo en cuenta el número de ocupantes de una sala.
En pos de un tráfico urbano más fluido y seguro
En el marco de la iniciativa FIRE (un concepto de la UE relacionado con la Internet del futuro ), la ciudad de Santander (España) se ha convertido en un inmenso espacio de investigación experimental que se ha dado en llamarSmartSantander . Se trata del banco de pruebas para las aplicaciones de exteriores de EAR-IT, concretamente, para el seguimiento del flujo del tráfico en un cruce próximo al hospital municipal y el análisis de la densidad del tráfico en dos calles.
Según explica el coordinador del proyecto, el profesor Pedro Maló: «Se trata de un cruce complicado donde se ha registrado un buen número de incidentes de tráfico. Llegan vehículos desde varias direcciones y ello dificulta el paso de los de urgencias. EAR-IT ha instalado sensores que captan el sonido de las sirenas y, seguidamente, activan otros sensores que siguen la trayectoria del vehículo de interés. Después, los datos al respecto se emplean para modificar los semáforos y permitir el paso de la ambulancia».
Los sensores pueden ayudar a que las personas necesitadas de atención de urgencia accedan al hospital con mayor rapidez y seguridad, pero además pueden servir para enviar un mensaje a una aplicación para smartphone con el fin de avisar de un concierto o actividad callejera que se esté celebrando en las proximidades. Una vez instalado el sensor, los datos que recoge pueden tener varios usos.
El equipo del proyecto también ha comprobado si estos sensores son capaces de contar el número de vehículos que circulan por determinada calle. Para cerciorarse de la precisión de los datos, el equipo de EAR-IT se centró en dos calles bajo cuyo asfalto se habían instalado sensores por inducción electromagnética.
«Fue un alivio y una gran alegría cuando, al cabo de un año de esfuerzos por adaptar la tecnología al entorno urbano, comprobamos que los sensores acústicos y de presión proporcionaban la misma información», reconoce el profesor Maló. Los sensores de la calle pueden contar únicamente vehículos, mientras que los sensores acústicos tienen multitud de aplicaciones.
Se ha confirmado que los sensores son capaces de contar cuántos vehículos pasan, incluso cuando el tráfico es abundante. Por tanto, esta tecnología puede usarse para reconocer puntos de gran densidad de tráfico e incluso combinarla, por ejemplo, con detectores de contaminación. De este modo, podría obtenerse una herramienta de gran ayuda para el empeño de la UE por mejorar la calidad del aire en los centros urbanos.
EAR-IT está aprovechando la excepcional infraestructura de experimentación que supone SmartSantander y ha colocado doce mil dispositivos por toda la ciudad. Estos dispositivos funcionan con baterías y la mayoría están instalados en farolas para asegurar la sostenibilidad energética. Son baterías pequeñas que se recargan por la noche con el paso de la electricidad y, así, precisan un mantenimiento prácticamente nulo.
Hogares seguros y con eficiencia energética, una idea que suena bien
EAR-IT ha trabajado también en el uso de datos acústicos en el hogar con el fin de ahorrar energía mediante una evaluación de la actividad existente en determinada estancia y un cálculo de las personas que se encuentran en ella. Como explica el profesor Maló: «Se puede hacer que se abran las ventanas, se cierren las cortinas y se enciendan o apaguen las luces y la calefacción, todo de forma automática». Los usuarios pueden ajustar la configuración, añade.
Una aplicación muy importante, en vista del envejecimiento poblacional que vive Europa, consiste en el uso de sensores acústicos para detectar si un individuo se encuentra seguro en su casa. Estos sensores podrían, por ejemplo, emitir un mensaje de socorro si el individuo sufre una caída, avisando así a familiares y servicios sanitarios de la necesidad de acudir al lugar.
Sin olvidar la privacidad
Esta tecnología puede aportar muchas ventajas, pero el equipo responsable también es muy consciente de la necesidad de prevenir que viole la privacidad. Por este motivo ha creado una herramienta destinada a desarrolladores que deseen utilizar los sensores acústicos. Se encuentra disponible en la web del proyecto. Dicha herramienta evalúa la situación concreta, avisa de posibles implicaciones de índole legal y propone soluciones con las que proteger la privacidad de todo el mundo.