El nuevo túnel ferroviario de San Gotardo, que atraviesa los Alpes, fue inaugurado oficialmente este 1 de junio de 2016 y se convirtió en el más largo y profundo del mundo.
Con 57 kilómetros de recorrido (y un total de 151,84 km de túneles y galerías) y ubicado a 2.300 metros por debajo de la masa rocosa, está dotado de la tecnología necesaria para que lo crucen trenes de alta velocidad.
Una vez que entre en funcionamiento pleno, con recorridos regulares a partir del próximo 11 de diciembre, el nuevo pasaje ferroviario permitirá la circulación diaria de 325 trenes, de los que unos 260 podrán ser de carga y 65 de pasajeros.
El objetivo ahora es que Suiza y la UE acuerden incentivos para favorecer el transporte ferroviario frente al de los camiones, que resultan más caros, requieren más tiempo y son una fuente importante de emisiones contaminantes.
El proyecto tuvo un costo de 9,830 millones de francos suizos (casi 10,000 millones de euros) y consta de dos túneles separados que contienen una vía cada uno.
Los túneles tienen la finalidad de facilitar el paso de los Alpes y establecer una ruta directa apta para trenes de alta velocidad. Del tiempo antrior de viaje de casi cuatro horas entre Zúrich (Suiza) y Milán (Italia) se reduce a dos horas y media.
Las bocas del túnel están cerca de las ciudades de Erstfeld (norte) y Bodio (sur), ambas en Suiza.
El tunel se empezó a construir después de que en 1993 los votantes suizos lo aprobaron, ante la saturación de la ruta de San Gotardo para atravesar los Alpes suizos, tanto por carretera como por las vías ferroviarias, a partir de que el tráfico por las mismas se incremento de manera exponencial desde 1980.
El tunel es parte del proyecto suizo AlpTransit, también conocido como New Railway Link through the Alps (NRLA), que asimismo incluye los túneles de Lötschberg y Monte Ceneri entre los cantones suizos de Berna y Valais.