Los cosmólogos llevan décadas tratando de conciliar la noción clásica de viscosidad (basada en la termodinámica, y que relacionamos con sustancias como la baba de caracol) con la teoría general de la relatividad de Einstein. El objetivo, entender lo ‘viscoso’ que es el universo y su evolución.
Ahora, investigadores de la Universidad de Vanderbilt (EE UU) han propuesto en la revista Physical Review D una nueva formulación matemática que parece ajustarse a todas las leyes físicas. El secreto es introducir el concepto de viscosidad cosmológica, un tipo de la llamada bulk viscosity (mide la resistencia de un fluido a la expansión o contracción) y que también arroja nueva luz sobre la naturaleza de la energía oscura.
El resultado favorece uno de los escenarios más radicales propuestos para el fin del universo: el Big Rip (gran desgarramiento o expansión eterna). Se basa en un tipo de energía oscura ‘fantasma’ que se hace cada más fuerte con el tiempo. En este caso, los investigadores calculan que la tasa de expansión del universo será tan grande que en unos 22.000 millones de años los objetos comenzarán a deshacerse y los átomos a desarmarse en partículas elementales y radiación.
A diferencia del Big Crunch (gran implosión o colapso final del universo que se condensaría en un solo punto), con el Big Rip el universo acabaría en un caldo de partículas subatómicas flotantes que permanecerían para siempre separadas, sin cohesión gravitatoria ni energía alguna.
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