El zapatismo no está envejeciendo ni está muriendo, está en transformación y formando nuevas generaciones, nuevas bases que están siendo combatidas por una guerra de baja intensidad impulsada por el gobierno federal, aseveró Angélica Rico Montoya, periodista y especialista en desarrollo rural, durante la presentación del libro Luchas “muy otras”. Zapatismo y autonomía en las comunidades indígenas de Chiapas, el lunes 28 de abril en el Salón Azul de la Unidad de Humanidades de la Universidad Veracruzana (UV).
El evento fue organizado por el Instituto de Investigaciones en Educación (IIE), la Dirección General de la Unidad de Estudios de Posgrado, la Universidad Veracruzana Intercultural y el cuerpo académico Estudios Interculturales del IIE.
Angélica Rico mencionó que el libro habla sobre la autonomía desde lo cotidiano, cómo se vive ésta en medio de una guerra de baja intensidad. “Esto podrán encontrar los lectores en todos los capítulos”.
La periodista versó su investigación y su capítulo en el libro en torno a los niños y las niñas que en territorio zapatista son vistos como sujetos, y al igual que los adultos son desplazados, asesinados, detenidos en los retenes militares, sólo por el simple hecho de haber nacido en una zona o en una familia zapatista.
Se forma a los niños, detalló, para ser autónomos, para resistir la guerra de baja intensidad y la situación que viven cotidianamente, a ser autosuficientes en caso de que falte alguno de sus padres. Por otro lado, indicó, se les enseña a ser solidarios y colectivos, a ser personas que estén dispuestas a participar en comunidad. “El zapatismo es un movimiento que está formando nuevas bases”, añadió.
Afirmó que es importante entender que la guerra de baja intensidad emprendida por el gobierno no tiene como objetivo a Marcos y a los insurgentes, sino a los niños y a las mujeres que son las nuevas generaciones que darán continuidad al movimiento.
“Es importante entender que los niños son vistos por el gobierno como la semilla zapatista, entonces esta guerra de baja intensidad va contra ellos. Es una guerra terrible porque busca desmoralizar a los zapatistas por medio de mecanismos políticos, sociales, culturales, religiosos y económicos, hasta que dejen de existir como pueblos autónomos y como zapatistas”, enfatizó.
Para finalizar su participación, leyó algunas opiniones de los niños sobre el pasamontañas y/o el paliacate.
“Con el paliacate nos cuidamos para que no nos descubran. Cuando los paramilitares mataron a mi papá, mi mamá me puso su paliacate y salimos huyendo en la noche, hasta me cambió el nombre”, Petrona de nueve años de edad.
“Es como ser más zapatistas, como decirles a todos que estamos orgullosos de serlo, no tenemos miedo, el pueblo y los abuelos hablan por nosotros”, Juanito.
“Cuando usas el paliacate tienes que ser ejemplar, no decir mentiras ni lastimar a la madre tierra, los adultos no pueden tomar trago”, Laura de 11 años.
“Cuando uso el pasamontañas soy como Emiliano Zapata, como Marcos, como el mayor Benito, soy mero zapatista”, Juan de nueve años.
“Los detractores del movimiento piensan que el pasamontañas es para ocultarse, piensan que son cobardes pero es para mostrarse, cuando no lo tenían nadie los veía, pero cuando se lo pusieron se hicieron visibles. El pasamontañas es para mostrarse y hacerse uno”, externó Rico Montoya.
Angélica Rico Montoya es maestra en Desarrollo Rural por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Xochimilco, donde realizó una tesis sobre los efectos de la guerra de baja intensidad en los niños zapatistas de un municipio autónomo de la Selva Lacandona. De 1994 a 1997 fue corresponsal en Chiapas para diferentes impresos regionales y nacionales. Actualmente colabora en la asociación civil Colabal, en el desarrollo de proyectos productivos y en la difusión de derechos humanos en pueblos indígenas de todo el país.
Relación zapatistas y no zapatistas
Los zapatistas han afirmado que el sistema autónomo aplicado en las comunidades zapatistas no es un receta para todo el país, incluso ni para todas las comunidad chiapanecas, porque las condiciones son diferentes en cada caso y sería muy difícil vivir bajo estas normas, declaró Richard Stahler-Sholk, uno de los coordinadores del libro y profesor de Ciencias Políticas en Eastern Michigan University.
Sin embargo, consideró, los zapatistas abrieron el paso para pensar en que es posible otro mundo, incluso retan a todos a pensar qué podemos hacer desde nuestra trinchera para construir un sistema autónomo, ya sea en un contexto rural o urbano.
“Los zapatistas dicen que están luchando con una visión anticapitalista, a la izquierda y desde abajo, ésos son principios muy básicos que podemos compartir muchos.”
Adelantó que para la última semana la Escuelita Zapatista convocará a participar a todos los pueblos indígenas del país, y se espera que en esta convocatoria los participantes compartan las experiencias que tengan en común. Al término de ésta se abrirá una convocatoria para todo el mundo.
Richard Stahler-Sholk es profesor de Ciencias Políticas en Eastern Michigan University, tiene Doctorado en Ciencias Políticas por la University of California en Berkeley. Tiene una diversidad de artículos sobre el movimiento zapatista, además ha realizado investigaciones durante 2005 y 2006 en los cuatro municipios autónomos del Caracol de La Garrucha.
El libro
Stahler-Sholk recordó que antes de escribir el libro, los investigadores participantes no se conocían, pero lo cierto es que cada uno realizaba proyectos distintos en municipios autónomos diferentes, con la autorización de las juntas del buen gobierno y de las autoridades zapatistas.
Fue en 2006, relató, cuando se presentó una alerta roja, por lo que tuvieron que bajar a San Cristóbal de las Casas, momento en que se encontraron y decidieron escribir sobre las experiencias vividas en las comunidades zapatistas.
“Al regresar a las comunidades les planteamos a las autoridades el proyecto de escribir sobre nuestras experiencias, siempre como una reflexión compartida. Ellos aceptaron y así fue como se originó el libro.
”Cuando teníamos el borrador del escrito, invitamos a un encuentro entre los investigadores participantes y los representantes zapatistas; a puerta cerrada durante dos días fuimos interrogados sobre el trabajo realizado”, narró.
Detalló que el libro es una investigación sobre el proceso zapatista, toca diferentes aspectos desde la autonomía del proyecto zapatista, sobre los cinco caracoles, la educación, la salud, la resistencia mental, la identidad indígena, la filosofía de autonomía, el medio ambiente, la concepción zapatista de agroecología, la tierra, hasta la producción.
“Tenemos que aprender a escuchar los silencios y de eso se trata un poco esta exploración de la autonomía zapatista, nuestro pequeño esfuerzo de escuchar los silencios, de acercarnos de otra forma a las comunidades”, finalizó.