Una iniciativa de investigadores brasileños ha logrado transformar residuos de la industria alimenticia en «snacks», sopas instantáneas y bebidas con base en los cereales, con alto contenido de fibras, ricos en nutrientes, sabrosos y de bajo costo.
El proyecto de investigadores de la estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) aprovecha residuos industriales como el bagazo de la caña de azúcar, el bagazo de cebada, las cáscaras del maracuyá y los granos quebrados de arroz, informó hoy la Fundación de Apoyo a la Investigación en el Estado de Río de Janeiro (FAPERJ), que financió la iniciativa.
Además de darle valor agregado a residuos que serían descartados, la iniciativa produce alimentos de buena apariencia y gusto que, además de ser baratos, tienen nutrientes y son funcionales,
«Además de darle un destino a esos residuos de las industrias del azúcar, de los jugos y cerveza, ofrecemos ventajas a los productores, a los consumidores y al medio ambiente», explicó Carlos Wanderlei Piler de Carvalho, investigador de la Embrapa y uno de los coordinadores del proyecto.
La técnica utilizada para la transformación de los residuos es la llamada extrusión termoplástica, por la que una materia prima es embutida en un troquel de una sección transversal deseada y extraído al otro lado como un material con características diferentes.
La técnica utiliza una combinación de calor, humedad y trabajo mecánico para modificar la materia prima y darle nuevas formas, estructuras y características funcionales y nutricionales.
Los residuos son mezclados en la máquina extrusora con harina de arroz, sometidos a elevadas temperaturas, presionados y moldeados en la forma de snacks o de cereales matinales.
«Para obtener diversos efectos en el producto final, podemos alterar la fuerza mecánica y la temperatura, y agregar otros ingredientes. Para que un snack quede más crocante, por ejemplo, se le agrega más harina de arroz, que también es usada para darle más sabor y textura al alimento», según el especialista.
Los alimentos se producen experimentalmente en una planta de Embrapa en Guaratiba, en la zona oeste de Río de Janeiro, que cuenta con tres extrusoras, una de las cuales considerada como la más moderna de América Latina.
Piler de Carvalho explicó que el residuo más difícil de reciclar es el bagazo de la caña de azúcar, debido a que cuenta con un 30 por ciento de lignina, la misma fibra presente en la cáscara de los árboles.
En contrapartida, el bagazo de la caña tiene la ventaja de ser rico en celulosa y fibras que ayudan a regular el intestino del consumidor, además de darle un sabor dulce.
Con el bagazo de la caña y de la cebada se producen panes, galletas y sopas. La harina de cáscara de maracuyá, por su parte, es utilizada en la producción de bebidas cremosas y galletas.