La donación de órganos es la piedra angular de cualquier programa de trasplantes y la sociedad es su motor, no hay de dónde conseguir donantes más que de la propia sociedad. Si no hay respuesta no puede haber trasplantes y no se pueden salvar vidas, expresó José Salvador Aburto Morales, urólogo y especialista en trasplante renal, al ofrecer la conferencia “El trasplante de órganos, una esperanza de vida”.

         Invitado por la Dirección General del Área Académica de Ciencias de la Salud (DGAACS) de la Universidad Veracruzana (UV), el ponente estuvo en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información del campus Xalapa para participar en el ciclo de conferencias organizado por la Secretaría Académica, en el marco de los eventos conmemorativos del 70 aniversario de esta casa de estudios.

         Integrante del programa de trasplante renal en el Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez” de la Ciudad de México, Aburto Morales –que estuvo acompañado por Eli Alejandra Garcimarrero Espino, titular de la DGAACS– destacó la importancia de promover y fortalecer entre la población mexicana la cultura de la donación, dado que “para hacer un trasplante necesitamos la parte más importante que es el donante, puede ser una persona que lo haga en vida o una persona que done cuando fallezca”.

         Explicó que la ventaja de promover la donación de personas fallecidas, es que se deja de operar a personas sanas que donan un órgano para un familiar enfermo, son órganos que ya no van a necesitar pero que pueden ser de utilidad para salvar varias vidas.

         Apuntó que en México 75 por ciento de los trasplantes de riñón que se realizan provienen de personas que donaron en vida, pero sólo pueden hacer una donación porque es un órgano par; en tanto, un donante fallecido puede salvar varias vidas utilizando sus órganos e incluso sus tejidos.

         Indicó que en nuestro país los trasplantes que más se llevan a cabo son de riñón –por la insuficiencia renal tan alta que existe– y de córnea. Mencionó que existe una lista de espera de 20 mil personas, de las cuales 11 mil son de riñón y nueve mil de córnea, demanda que crece día con día sin que exista la capacidad para generar estos órganos. “Lo ideal sería que la lista de espera fuera disminuyendo cada año en el orden de 10 por ciento”.

         El especialista en trasplantes fue reiterativo en señalar que una persona fallecida puede generar dos córneas que se pueden trasplantar en dos personas diferentes, un corazón para trasplante cardiaco, pulmones –si es posible–, un hígado, dos riñones, piel para personas que hayan sufrido quemaduras graves, hueso para reemplazo de partes óseas, huesos largos, huesos cortos o hueso liofilizado que es utilizado frecuentemente en cirugías reconstructivas.

         Sin embargo, puntualizó que es de suma importancia que cuando una persona acepta ser donadora a su fallecimiento lo haga saber a sus familiares más cercanos, puesto que cuando no sucede así se generan problemas legales al oponerse su familia a la utilización de los órganos.

         “El beneficio de los trasplantes aumenta la supervivencia de pacientes, mejora la calidad de vida, permite mantener la autonomía del paciente y reduce las comorbilidades”, concluyó el conferencista.

         Cabe mencionar que a este evento asistieron cuatro personas que son receptoras de órgano, quienes dieron sus testimonios en el sentido de que su calidad de vida mejoró ostensiblemente, y que la de sus donantes no se ha visto disminuida, puesto que su ritmo de actividades sigue siendo el mismo.

         José Salvador Aburto Morales es originario de la ciudad de Xalapa, egresado de la Facultad de Medicina de la UV, con especialidad en Urología por el Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán”, certificado como Especialista en Trasplante Renal por el Consejo Nacional Mexicano de Urología, A.C.

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