LA HABANA (Xinhua) — Todos los restos de reptiles marinos conocidos que habitaron el Caribe durante el período Jurásico fueron localizados hasta la fecha en la cordillera de Guaniguanico, provincia cubana de Pinar del Río, se anunció hoy a la prensa local.
En ese macizo de la provincia cubana más occidental fueron localizados yacimientos paleontológicos de relevancia para el estudio de esas criaturas que datan de la era Mesozoica, informó el presidente de la Sociedad Cubana de Geología, el doctor en Ciencias Manuel Iturralde.
El científico, quien se especializa en buscar las huellas de antiguos saurios, afirmó que en el valle de Viñales y zonas aledañas «en territorio pinareño- se han hecho los principales hallazgos, por lo general en áreas de colecta al pie de los mogotes, donde el relieve es suave y ondulado». Explicó que los reptiles gigantes se establecieron en el Caribe después de la llegada de los ammonites y peces, de los cuales se alimentaban.
De este modo -dice el especialista- las costas pantanosas se poblaron de tortugas acuáticas y en el mar abierto pululaban los pliosaurios como el gran Peloneustes, los cocodrilos oceánicos como el Geosaurus, los plesiosuarios de cuello largo (Vinalesaurus caroli) y los nadadores de mayor velocidad (ictiosarios).
En Cuba, estos fósiles se encuentran sobre todo en la Sierra de los Organos, mayormente en Viñales y sus alrededores, donde se han encontrado huesos aislados y fragmentados.
Durante prolongadas excavaciones en la zona se han recuperado vértebras, fragmentos de huesos largos, partes de cráneos, pero nunca un esqueleto completo.
Iturralde explicó a la prensa que a diferencia de los hallazgos en el Reino Unido, Francia y Argentina – es posible encontrar esqueletos casi enteros- la identificación de las especies cubanas resulta más difícil, pues apenas se hallan pequeños pedazos de cada ejemplar.
En las rocas marinas de Pinar del Río han aparecido algunos vestigios fosilizados de animales terrestres, entre ellos dinosaurios,que posiblemente habitaron las costas de Laurasia, antigua masa de tierra del hemisferio norte.
El primero que descubrió los rastros de aquellos reptiles en Viñales -160 kilómetros al oeste de La Habana- fue el naturalista cubano Carlos de la Torre y Huerta, a comienzos del siglo XIX.
Estudiosos de varios países participaron en investigaciones recientes en la isla antillana gracias a una colaboración entre el Museo Nacional de Historia Natural de Cuba y sus homólogos en La Plata(Argentina), París (Francia), y el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York, en Estados Unidos.
Iturralde anunció que «próximamente» saldrán al mercado dos libros suyos sobre los reptiles gigantes del Caribe primitivo, ambos en proceso editorial.
Dijo que esa información fue compilada también en un CD-ROM editado por la Empresa de Tecnologías de la Información y Servicios Telemáticos Avanzados (Citmatel), el cual ya está disponible en bibliotecas del país caribeño.