Como parte de un proyecto escolar, Francisco Roberto Román Hernández, estudiante de la Facultad de Ciencias de la Electrónica de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), desarrolló un robot que optimizaría búsquedas y rescates en zonas de siniestro.
Se trata de un robot todo terreno, cuyo diseño se inspiró en el Curiosity que fue enviado a Marte, que básicamente podría ser utilizado para reconocimiento de terreno previo al ingreso de personal de rescate en zonas siniestradas, esto con el objetivo de salvaguardar la vida de los rescatistas y, a su vez, acelerar su arribo a las zonas donde pudiera haber personas lesionadas.
Román Hernández explicó que ya se cuenta con un prototipo funcional que ha sido probado; no obstante, aún hace falta realizarle algunas mejoras, las cuales dependerán en gran medida de la obtención de recursos.
“El robot se diseñó para terrenos hostiles, es decir, básicamente se trata de un todoterreno que cuenta con un sistema de articulación novedoso que le permite acceder a terrenos complicados. Su principal función radica en ingresar a zonas de desastre para ayudar a optimizar las rutas de rescate de las personas que pudieran estar en peligro”.
Añadió que se trata de un robot controlado a distancia mediante un operador, el cual contará con una interfaz que le permitirá visualizar en tiempo real las circunstancias en que se encuentra el robot; además está equipado con diversos sensores que también arrojarán información importante al operador.
“Cuenta con diversos sensores que permitirán al operador identificar situaciones muy precisas en el ambiente, por ejemplo, cuenta con sensores de temperatura, de humedad, de presión, de inclinación, de distancia. Todos estos sensores le permiten al robot realizar un mapeo de la zona recorrida”.
¿Cómo surge el proyecto?
En torno a dónde nace la idea y las fases que siguió hasta concretar un prototipo funcional, Román Hernández señaló que la idea rondaba su cabeza desde hace tiempo, pero que la falta de recursos le impedía llevarla a cabo. “El año pasado (2015) en la universidad hubo una convocatoria para proyectos tecnológicos donde la BUAP solventaba 50 por ciento de los gastos del desarrollo”, dijo.
Asimismo, añadió que su proyecto fue precisamente ese, «el desarrollo de un robot para optimizar rutas de rescate y una vez que me aceptaron el proyecto, comencé a trabajar sobre el diseño mecánico en la computadora, y ya en una segunda fase inicié la maquinación de las piezas apoyado por mi amigo Julio César González García”.
El siguiente paso consistió en la instrumentación electrónica del robot y la etapa de control de potencia, durante la cual se realizaron ciertas modificaciones (acondicionamiento) a los motores que ayudan al robot a moverse, ello debido a que su movimiento debe estar condicionado a las instrucciones que emite su operador.
“Gracias a ello se logró un robot omnidireccional, con una cámara que tiene la misma característica. Ya en una siguiente etapa se realizó la programación, la cual se llevó a cabo a la par del desarrollo de la interfaz de usuario”, precisó.
Planes a futuro
Al referir cuáles son los siguientes pasos para el desarrollo realizado, dijo que en esta fase se logrpara avanzar en algunas mejoras es necesarioaracterlizado, dijo que en esta fase se logrot a moverse. «a zona recorrida»el objetó un prototipo funcional que cumple con las características que eran necesarias y que para avanzar en algunas mejoras es necesario conseguir nuevos financiamientos.
“Por el momento el desarrollo está ahí; sin embargo, hace falta más financiamiento para lograr un robot mucho más robusto y que sea un elemento útil para la sociedad. Al final del día ese siempre ha sido el objetivo, lograr un robot que mejore las condiciones de seguridad de los rescatistas”, concluyó.
Armando Bonilla
México, DF. (Agencia Informativa Conacyt)