En febrero de 2010, un violento seísmo golpeaba Chile, provocando un tsunami de 10 m de altura. La sacudida y la ola gigante, que afectaron a millones de personas, también transformaron la fisionomía de la orilla: las dunas y los bancos de arena fueron arrasados y la costa se hundió en algunos lugares hasta 1 m. No obstante, si bien los habitantes se verán afectados a largo plazo, el sistema litoral se ha reconstruido rápidamente. Un equipo del Institut de Recherche pour le Développement (IRD y sus colaboradores chilenos(1) ha demostrado que, en menos de un año, las estructuras sedimentarias han vuelto a su lugar. Así pues, la costa chilena ha formado un «laboratorio natural» único que permite estudiar los procesos de formación. La disminución de la costa también ha permitido constatar los efectos que tendría la subida de los mares en el litoral.
Además del balance material y humano, las consecuencias de la sacudida y del maremoto en la biología y la fisionomía del litoral fueron enormes. A falta de observaciones hasta la fecha, es la primera vez que un equipo científico, que reúne a investigadores del IRD y a sus colaboradores chilenos(1), ha podido describir el impacto geomorfológico de una catástrofe de tal magnitud.
El tsunami ha hecho tabla rasa
Menos de una semana después del suceso, el equipo internacional estaba formado y realizaba observaciones, en un principio de forma puntual, para evaluar el impacto sobre 800 km de costa. Los levantamientos topográficos y GPS han mostrado que el tsunami actuó como si de un bulldozer se tratara, destruyendo las estructuras existentes: dunas, bancos de arena sumergidos, playas, etc. Esta «puesta a cero» ha convertido al litoral chileno en un caso único para los científicos a la hora de comprender la formación de estos edificios geomorfológicos.
Gran resiliencia del litoral
A raíz del suceso, se ha realizado un seguimiento bimensual de la reconstrucción natural de la línea costera a través de levantamientos topográficos, imágenes satelitales y fotos aéreas georreferenciadas. Resultado: la respuesta del litoral al desastre ha sido rápida. Al cabo de unos meses, la mayoría de las estructuras costeras de arena se han reconstruido, aunque con una morfología diferente. De forma inesperada, el sistema sedimentario ha recuperado en un año un nuevo equilibrio(2), distinto del anterior al seísmo.
El calentamiento climático en directo
La sacudida ha sobreelevado el cordón litoral al sur del epicentro, mientras que a lo largo de unos 100 km hacia el norte, ha descendido desde varias decenas de centímetros hasta un metro. Este hundimiento ha reproducido en unos minutos los efectos que tendría la subida del nivel de los mares anunciada para las décadas futuras(3). Esto convierte al litoral chileno en un «laboratorio» natural único para anticipar mejor los impactos del calentamiento climático en los litorales. Hasta la fecha, los modelos basaban sus previsiones en una simple ecuación denominada «ley de Bruun»(4). Gracias a sus observaciones, los investigadores acaban de demostrar que la realidad sería más compleja de lo previsto(5).
En diciembre de 2012, una misión conjunta con los colaboradores chilenos permitió instalar un sistema permanente de observación para realizar un seguimiento continuo de la dinámica del litoral. La reciente creación del Centro Nacional de Investigación para la Gestión Integrada de Desastres Naturales, encargado de este seguimiento, permitirá mejorar la gestión de riesgos para las comunidades locales de pescadores que, por su parte, han resultado afectadas a largo plazo por la catástrofe de 2010.
(1) Universidad Católica de Chile, Universidad Tecnológica Federico Santa María, la compañía Arauco.
(2) es decir que se ha estabilizado con la fuerza ejercida por las corrientes oceánicas, las olas, las tempestades, etc.
(3) El calentamiento global derrite el hielo y dilata las aguas de superficie. Los océanos ascenderán 1 m aproximadamente de aquí al año 2100, según las últimas previsiones.
(4) La ecuación de Bruun afirma que el retroceso de la línea costera será proporcional a la elevación del nivel de los mares.
(5) El equipo ha comparado dos bahías donde el nivel terrestre ha descendido 80 cm. En la bahía de Duao, la playa ha sufrido una erosión de 200 m en un año, mientras que la situada en la desembocadura del río Mataquito presenta una ampliación de varios cientos de metros de playa.