El cáncer cérvico uterino presenta dos nuevas mutaciones genéticas, las cuales podrían aportar un mayor conocimiento y nuevas herramientas terapéuticas contra esta patología, apunta un estudio multinacional elaborado por 56 investigadores provenientes de 15 instituciones, 4 de éstas mexicanas, y publicado con el titulo Landscape of genomic alterations in cervical carcinomas, el 25 de diciembre por la revista Nature. 

El Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Tecnológico de Monterrey sede Monterrey, la Facultad de Medicina y el Hospital de la Universidad Autónoma de Nuevo León, fueron las instituciones nacionales participantes en el proyecto. El doctor Jorge Meléndez Zajgla, uno de los 56 coautores e investigador del Inmegen, habló sobre esta aportación:

“Analizamos 115 tumores cérvico uterinos de dos poblaciones de mujeres, 100 de Noruega y 15 de México. Se analizó el exoma, la parte del genoma codificante de los genes que forma el ácido ribonucleico mensajero (ARN mensajero), que a su vez, dará lugar a las proteínas; se secuenció el transcriptoma de 79 casos y  se analizó el genoma completo de 14 tumores con su contraparte de tejido sano”.

El Jefe de Laboratorio de Genómica Funcional del Inmegen y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) explicó que anteriormente se habían reportado algunas mutaciones específicas en cáncer cérvico uterino pero nunca se había hecho un estudio completo de todo el genoma. “Encontramos ocho genes que sabíamos que estaban involucrados en el cáncer en general pero no específicamente en el cérvico uterino y descubrimos dos genes nuevos MAPK1 y HLA-B que no se sabía que estaban involucrados en el cáncer”, señaló.

En el caso de cáncer cérvico uterino no hay ninguna terapia dirigida, con esta investigación, se encontró que el gen ERBB2, que es el mismo oncogén que está frecuentemente alterado en el cáncer de mama, se encuentra mutado en pacientes con cáncer cérvico uterino, lo cual abre la posibilidad de que un grupo de pacientes pueda ser tratado con el medicamento que se usa para el cáncer de mama. Aún no se ha probado pero da pie a la posibilidad de hacerlo, comentó el doctor Zajgla.

El en caso del gen MAPK1, presente en un porcentaje mayor de mujeres, el investigador comentó que puede ser un segundo blanco terapéutico ya que “es una cinasa que puede ser inhibida por drogas y existen algunos medicamentos que se hicieron específicamente para esta enzima que nunca se utilizaron en fase clínica porque no se había encontrado un tumor con esta mutación. Ahora que se ha hallado, se abre la posibilidad”.

El cáncer cérvico uterino es responsable del 15% de las muertes por cáncer en las mujeres en el mundo. En los países en desarrollo la cifra se dispara debido a que no hay una detección y tratamiento oportuno del Virus del Papiloma Humano (VPH), el virus presente en el 99.7% de los carcinomas cervicales, y es prevenible si se aplica la vacuna en la adolescencia y la prueba del Papanicolaou una vez iniciada la vida sexual.

Otras instituciones participantes en el artículo citado fueron el Instituto de Cáncer Dana-Farber y el Hospital Brigham and Women’s en Boston, Massachusets; el Hospital de la Universidad Haukeland y el Centro para Biomarcadores del Cáncer de la Universidad de Bergen, ambos de Noruega; el Instituto Tecnológico de Massachusetts y la Universidad Harvard, entre otras.

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