Para entender cómo dormía la gente antes de nuestra época, un equipo de investigadores de Estados Unidos y Sudáfrica ha observado los comportamientos de tres comunidades con un modo de vida primitivo, basado en la caza y en la recolección: los hadza de Tanzania, los san de Namibia y los chimanes de Bolivia. El trabajo, publicado en Current Biology, revela que sus hábitos de sueño no son tan diferentes a los de las sociedades contemporáneas.
Los científicos han elegido estos tres grupos por presentar patrones comunes a la hora de dormir, que son característicos del Homo sapiens en la era premoderna. Gracias al estudio de estas conductas, han descubierto que estas personas duermen un promedio de entre 5,7 y 7,1 horas, una cantidad semejante a la que dormimos ahora.
“Los cortos ciclos de sueño que tienen estas poblaciones desafía la creencia de que se duerme mucho menos en el mundo moderno”, señala Jerome Siegel, de la Universidad de California, autor principal del trabajo.
“Esto tiene consecuencias en relación con la idea de que necesitamos pastillas para dormir debido a que nuestros niveles naturales de sueño se han reducido por el uso de la televisión o internet, por ejemplo”.
La investigación indica también que los grupos estudiados no comenzaban a dormir poco después de la puesta de sol, sino unas 3,3 horas después. Además, en invierno su periodo de descanso aumentaba una hora con respecto al verano.
Estos datos sugieren que la temperatura tiene un papel más importante que el nivel de luz, ya que dormían más cuando hacía frío y continuaban durmiendo durante la parte más fresca de la noche.
La importancia de la temperatura
“Hemos comprobado que la temperatura es un factor muy importante para el sueño. Quizá podríamos manipularla para ayudar a la gente que sufre este problema”, comenta Siegel a Sinc.
Sin embargo, las tres comunidades observadas y las sociedades industriales no se parecen en todo. Hay un porcentaje mucho mayor de insomnio en la población moderna que en los participantes del estudio.
Solo el 5% de estos sujetos declaraba tener dificultades para dormirse y un 9% para mantener el sueño. Además, menos de un tercio de estas personas decía sufrir estos problemas con regularidad. Sin embargo, el porcentaje de personas que sufre insomnio crónico en las sociedades industriales se eleva a entre un 10% y un 30%.
El estudio sugiere que imitar los aspectos de un entorno natural como en el que viven estos tres grupos quizás sería efectivo para tratar algunos trastornos del sueño que se dan en la actualidad, en especial el insomnio.
Referencia bibliográfica:
Gandhi Yetish, Jerome M. Siegel et al. “Natural sleep and its seasonal variations in three pre-industrial societies” Current Biology DOI: 10.1016/j.cub.2015.09.046, 15 de octubre de 2015