Desde el año 1600, los naturalistas comenzaron a coleccionar y a registrar las diferentes especies de seres vivos que habitaban la Tierra. Gracias a eso, hoy se sabe que desde el siglo XVII han desaparecido por lo menos 113 especies de aves y 83 especies de mamíferos, también se sabe que casi 75 por ciento de esas especies vivía en islas oceánicas. Estas proporciones son parecidas a las condiciones actuales en México, pues según el libro Capital natural de México, para 2008 en el país se habían extinto 34 especies de aves y mamíferos, de ellas, 60 por ciento tenía una vida asociada a las islas.
Pero ¿cuál es la razón de que la mayoría de las extinciones suceda en las islas? Al parecer, la llegada del humano a estos ambientes aislados es la razón principal de la extinción de especies. Por ejemplo, al estudiar el registro fósil se han encontrado casos tan drásticos como el de Hawai, donde se extinguió la mitad de las aves endémicas después de la colonización humana, hace aproximadamente mil 500 años.
Hay que considerar que el ser humano es un depredador versátil y además que nunca llega solo a los lugares que coloniza, llega acompañado de especies exóticas como perros, gatos, cabras y otros animales que le proveen compañía y alimento. Pero también llega seguido de polizones como ratas, insectos y plantas. Estas especies, las polizones y las introducidas intencionalmente, pueden amenazar la vida nativa e incluso provocar su extinción.
En las islas mexicanas, estas especies exóticas invasoras han ocasionado la mayoría de las extinciones, comenta Federico Méndez Sánchez, director general de la asociación civil Grupo de Ecología y Conservación de Islas (GECI). Este grupo se constituyó formalmente en 1998 al ver el rezago que existía en el territorio insular en cuanto a investigación científica, conservación y restauración de los ecosistemas.
Desde entonces, el grupo ha logrado realizar 60 erradicaciones de 11 especies invasoras de 39 islas del norte de México que comprenden más de 60 mil hectáreas de los hábitats más ricos de México, y aún sigue trabajando en la restauración ecológica basada en la investigación científica.
El surgimiento de un proyecto de restauración
Aunque el Grupo de Ecología y Conservación de Islas nació en 1998, fue en 2002 cuando sus proyectos comenzaron a tomar mayor impulso. Con la llegada de Alfonso Aguirre Muñoz, oceanólogo, doctor en desarrollo sustentable y estudios regionales, la asociación civil comenzó a realizar tareas de investigación científica enfocadas en generar conocimiento que pudiera ser utilizado, por ellos mismos, para realizar labores de conservación y restauración.
En las aguas circundantes a las islas de México, vive un gran número de especies comerciales como atunes, anchovetas, pargos y meros, así como especies de gran valor comercial en los mercados mundiales como abulón, langosta, caracol y cangrejo moro. Además, por su biodiversidad y belleza submarina, algunas islas tienen una gran importancia para el turismo nacional e internacional. Fuente: Conabio. |
Uno de los primeros proyectos, y también uno de los más emblemáticos del grupo, fue el trabajo de restauración en Isla Guadalupe, que inició en 2002 y aún sigue en curso. Fue con ese proyecto donde comenzaron una exitosa trayectoria de erradicación de especies ferales.
Guadalupe es una isla volcánica que se encuentra en el océano Pacífico, a 260 kilómetros de la costa de Baja California. En esta isla casi 20 por ciento de las plantas son endémicas, no se encuentran en ningún otro lado del mundo, allí también habitan aves únicas y alberga las colonias más grandes de reproducción del lobo marino y de lobo fino de Guadalupe.
Pero desde los años 1600, cuando el ser humano llegó al sitio para cazar mamíferos marinos, especies exóticas como cabras, gatos, ratones y perros afectaron de manera importante a las especies nativas.
Desde entonces, las cabras redujeron la cobertura de bosque de cuatro mil hectáreas a 85 hectáreas en 2002, lo cual generó problemas tan graves como la erosión del suelo. Por otro lado, los gatos produjeron la extinción de al menos seis especies de aves endémicas.
La forma en que las especies invasoras estaban afectando Isla Guadalupe llevó al GECI a tomar la decisión de comenzar un programa urgente de restauración y erradicación, y haciendo los estudios adecuados y usando avanzadas técnicas de información geográfica, trampeo, cacería terrestre y cacería con helicóptero, entre 2004 y 2007 lograron erradicar de la isla alrededor de diez mil cabras ferales.
Esto permitió que plantas de especies nativas que no se habían visto en más de 100 años volvieran a crecer y tomar su lugar en la isla, entre ellas se registraron seis especies que se creían extintas.
Durante este proyecto se aprovechó también para sacar las poblaciones de perros de la isla. En conjunto con la población de pescadores, se analizó el peligro que los perros representaban para aves y mamíferos del lugar, y los pobladores accedieron a llevarse sus mascotas al continente, detalla Federico Méndez. Los pocos perros que no tenían dueño fueron reubicados en albergues y Guadalupe se convirtió en el primer caso de una isla mexicana libre de perros invasores.
Y aunque la erradicación del gato ha sido un trabajo más complejo, el grupo se ha encargado de mantener al depredador alejado de las colonias de aves, en especial de la colonia de albatros de Laysan en la parte sur de la isla. Este trabajo sigue en curso y se espera lograr la erradicación completa para el 2021.
Un trabajo en equipo
Todas las acciones que GECI realizó en Isla Guadalupe llevaban detrás una investigación base sobre el ecosistema en el que actuarían y hubo una investigación posterior de los efectos de las erradicaciones. Gracias a los estudios previos, el grupo nunca ha tenido que enfrentar el caso en que la erradicación de una especie, por ejemplo el gato, ocasione la sobrepoblación de otra invasora, como el ratón.
Otro de los puntos fuertes de GECI es la colaboración. El proyecto de Guadalupe se realizó con fondos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), pero también con el apoyo del entonces Instituto Nacional de Ecología, con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, con la Secretaría de Medio Ambiente, la Secretaría de Marina y otros organismos locales y nacionales.
El GECI forma parte del Registro Nacional de Instituciones y Empresas Científicas y Tecnológicas (Reniecyt) y como visión a largo plazo les gustaría formar parte del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y formar una Red Conacyt. El grupo tiene sus instalaciones en Ensenada, La Paz, y cuenta con una estación biológica en Isla Guadalupe. |
“La colaboración con la Secretaría de Marina ha sido extraordinaria, de hecho, la cooperación de una asociación civil con las fuerzas armadas de México llama la atención a nivel mundial. Gracias a este vínculo y a los lazos de confianza creados, ha sido posible utilizar barcos militares de grandes capacidades para ejecutar los proyectos de restauración en las islas, además del respaldo logístico, alimentación y hospedaje. La otra alianza primordial fue la que se hizo con las comunidades locales que se involucran en la protección de sus islas”, comenta Federico Méndez.
Cada isla tiene sus características específicas y GECI debe realizar investigación ecológica, oceanográfica, incluso histórica para cada una de ellas, y trabajar de la mano con las comunidades que también son muy variadas. Por ejemplo, en Isla Tiburón habitan los Conca’ac, o en las islas de la península de California habitan cooperativas pesqueras que tienen casi 100 años pescando en el lugar y cuidando el territorio.
GECI considera que el trabajo en conjunto con las comunidades es igual de importante que el trabajo técnico de restauración y sus proyectos siempre tienen un componente de participación ciudadana, de educación ambiental y de actividades culturales con las comunidades locales.
Hoy en día, GECI tiene reconocimiento nacional e internacional como un grupo de expertos en el control de especies invasoras y en la restauración y conservación de ecosistemas insulares, con un enfoque integral e interdisciplinario. Y de haber empezado con tres personas hoy son cerca de 100 personas que trabajan de tiempo completo en el grupo. De esas cien personas, poco más de la mitad son mujeres, y varios jóvenes que empezaron en el equipo habiendo terminado su licenciatura fueron apoyados para terminar sus maestrías y doctorados, como es el caso de Federico Méndez.
El grupo seguirá trabajando con un fuerte enfoque en la restauración y motivado para reducir el problema de las especies exóticas invasoras, que ya ha ocasionado que perdamos para siempre alrededor de 20 especies únicas de las islas mexicanas, comenta Federico Méndez.
El GECI ha asumido el reto de tener todas las islas de México libres de especies invasoras y en proceso de recuperación para el año 2030, así como formar recursos humanos y generar conocimiento original a favor de la conservación de las islas y de otros ecosistemas de gran valor para México.