El 22 de julio de 1887 nació en Hamburgo (Alemania) el premio Nobel de física Gustav Hertz, sobrino del reconocido descubridor de las ondas electromagnéticas Heinrich Hertz.
Al inicio de su carrera como asistente de investigación en el Instituto de Física de la Universidad de Berlín, poco podía imaginar este científico que llegaría a ser nominado dos veces al Premio Nobel –una de ellas por nada menos que Albert Einstein–.
En 1913, poco después de graduarse, Hertz comenzó a estudiar el impacto de los electrones junto a su colega James Franck. Fue entonces cuando la pareja de físicos llevó a cabo el experimento que les hizo famosos, ya que lograron confirmar que los átomos solamente pueden absorber cantidades específicas de energía.
La investigación tenía como objetivo probar la cuantización de los niveles de energía de los electrones en los átomos, pero logró mucho más: demostrar el modelo atómico de Bohr y apoyar la mecánica cuántica de Max Planck.
De este modo, el experimento se convirtió en una prueba fundamental para la confirmación de la Teoría Cuántica y lanzó a Hertz a lo más alto de su carrera. En 1925, a los 38 años, fue galardonado con el Nobel de Física junto a su compañero.
Además de una brillante carrera, Hertz logró superar grandes obstáculos durante su vida. Tras ser enviado al frente al desatarse la Gran Guerra, fue herido de gravedad en 1915. No obstante, consiguió recuperarse y más tarde vivió los horrores de la Segunda Guerra Mundial y la muerte de su primera esposa Ellen.
En 1954, tras un período de investigación en la Unión Soviética, Hertz se estableció en la República Democrática Alemana (RDA) y fue director del Instituto de Física de Leipzig hasta 1961, cuando se retiró.