Científicos del Consejo Superior español de Investigaciones Científicas (CSIC) recuperaron material genético de dos individuos del Mesolítico (hace 7.000 años) y constataron que las poblaciones ibéricas actuales no proceden genéticamente de aquellos grupos prehistóricos que habitaban en la península.
El estudio, dirigido por Carles Lalueza-Fox, del Instituto de Biología Evolutiva (centro mixto del CSIC y la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona), fue publicado en la revista «Current Biology».
Los restos de ADN analizados pertenecen al yacimiento de La Braña-Arintero, ubicado en Valdelugueros, en León (norte español).
El Mesolítico, periodo de la Prehistoria enmarcado entre el Paleolítico y el Neolítico, se caracteriza por la llegada de la agricultura, procedente del Próximo Oriente.
Hasta ahora, los paleontólogos sólo disponían del genoma de un habitante de la prehistoria europea: el de Ötzi, bautizado como el «Hombre del Hielo» del Neolítico.
Pero Ötzi, cuyo cuerpo momificado fue hallado en los Alpes del Tirol (entre Austria e Italia), vivió hace 5.300 años, es decir, 1.700 años más tarde que los hombres analizados ahora por los investigadores del CSIC.
Los científicos lograron descifrar el genoma completo del ADN mitocondrial de uno de los individuos, lo que sirvió para constatar que en el Mesolítico las poblaciones europeas eran genéticamente uniformes.
«Estos cazadores/recolectores compartían hábitos nómadas y tenían un origen común. A pesar de su distancia geográfica, individuos de las regiones que corresponden en la actualidad a Inglaterra, Alemania, Lituania, Polonia y España, compartían el mismo linaje mitocondrial», detalla Carles Lalueza-Fox.
Los datos genómicos, que representan el 1,34 por ciento y el 0,5 por ciento del total del genoma de los dos individuos, muestran que no están directamente relacionados con las poblaciones actuales de la Península Ibérica.
Los ibéricos del Mesolítico se hallaban más cerca de las poblaciones actuales del norte de Europa, que podrían haber asimilado parte del legado genético de estos cazadores/recolectores.
El yacimiento de La Braña-Arintero fue descubierto de forma casual en 2006 y excavado por el arqueólogo de la Junta de Castilla y León (centro español) Julio Manuel Vidal Encinas.
La cueva, por su localización en una zona fría y montañosa, es un lugar propicio para la buena conservación de los restos con ADN de los dos individuos descubiertos en su interior.
Este yacimiento es «una oportunidad única de obtener genomas anteriores al neolítico», indica Lalueza-Fox.
Según el investigador, este es un primer resultado, ya que la intención del equipo es conseguir el genoma completo de estos individuos y compararlo con el del ser humano moderno.
«La llegada del Neolítico comportó un reemplazamiento de poblaciones y pudo provocar cambios genéticos en genes asociados a nuevas enfermedades infecciosas y en genes metabólicos ligados a los cambios en la dieta, por lo que la información que aporte ese genoma será muy importante», concluye.
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