La agencia espacial estadounidense (NASA) aplazó hasta el jueves 30 de agosto, el lanzamiento de un cohete Atlas V que debía llevar a órbita dos sondas espaciales para el estudio de la influencia del Sol sobre la Tierra y en los anillos de radiación que la rodean.
La partida del cohete estaba prevista originalmente para el viernes 24 de agosto, pero quedó postergada debido a un fallo en uno de los monitores de las condiciones meteorológicas.
El lanzamiento desde Cabo Cañaveral (Florida) se reprogramó para las 08.07 GMT del sábado, pero fue retrasado en 20 minutos debido al mal tiempo, que al final lo impidió al menos durante 24 horas.
El lanzamiento se anunció entonces para el domingo 26 de agosto, pero igualmente se impidió, ahora aduciendo la llegada de la tormenta tropical Isaac.
Ante esto el equipo de lanzamiento incluso trasladó el cohete fuera de la pista de lanzamiento y lo devolvió a las instalaciones de la ANSA, para asegurar que esté a salvo, al igual que las sondas.
Una vez lanzado, el cohete propulsor utilizará y desechará sus segmentos hasta llevar, una hora y 31 minutos después del despegue, las dos sondas a su órbita.
La misión se denomina RBSP (Radiation Belt Storm Probes) por sus siglas en inglés, y tiene como objetivo estudiar los Cinturones de Van Allen, dos anillos gigantes de plasma que envuelven la Tierra.
En estas zonas se concentran las partículas electrificadas que más allá de la atmósfera protectora de la Tierra dominan el Universo.
De hecho, el 99% del universo está hecho de este gas electrificado, conocido como plasma.
Estos anillos de superficie toroidal son las áreas en las cuales los protones y electrones circulan, en espiral y en gran cantidad, entre los polos magnéticos de la Tierra.
El cinturón de Van Allen interior se extiende desde unos 1.000 kilómetros sobre la superficie terrestre hasta más allá de los 5.000 kilómetros, y el exterior entre los 15.000 y los 20.000 kilómetros.
Las sondas RBSP se han diseñado para analizar la forma en que el Sol, y en particular las tormentas solares, afectan al entorno terrestre en varias escalas de espacio y tiempo.
La misión es parte del programa «La vida con una estrella» cuyo objetivo es el estudio de los procesos fundamentales que pueden haber originado al Sol y que inciden en el conjunto del sistema solar.
Los dos satélites, con rotación estabilizada, deberán operar en condiciones difíciles, explicó la NASA.
Otros satélites que orbitan en la región están programados para apagar sus sistemas o protegerse cuando ocurren intensas tormentas solares, pero los de la misión RBSP seguirán recolectando información y por eso se han construido para que soporten el bombardeo de partículas y radiación en los cinturones de Van Allen.
Los instrumentos de las sondas proporcionarán las mediciones que los científicos necesitan para comprender no solo el origen de las partículas electrificadas, sino también los mecanismos que dotan a esas partículas de su gran velocidad y energía.
Las dos sondas RBSP tendrán órbitas excéntricas casi idénticas, que cubren toda la región de los cinturones de radiación, y los satélites se cruzarán varias veces en el curso de su misión.
Las sondas octogonales pesan más de 635 kilogramos cada una y miden 1,85 metros de ancho y unos 90 centímetros de altura.
Los sensores de campo eléctrico y magnético se extienden sobre varas que los alejan de la sonda, que puede generar sus propios campos eléctrico y magnético y distorsionar las mediciones.