El camino hacia la protección de los paisajes y jardines históricos en México, resulta ser ya una tarea impostergable porque se carece de un catálogo de identificación y ubicación para su conservación, expuso el doctor Saúl Alcántara Onofre, profesor-investigador de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Entrevistado en el Seminario Internacional Paisaje y Jardín como Patrimonio Cultural México-Brasil, calificó como urgente establecer una filosofía coherente que oriente la intervención de la restauración y recuperación del patrimonio paisajístico.
“Hasta el momento en nuestro país la conservación del paisaje cultural ha tenido muy escasa o nula actuación”, en comparación con la protección hacia otros monumentos.
La falta de instrumentos conceptuales y sistematizados ha provocado que la operación sea hecha por técnicos que se basan en la intuición, el empirismo y la inspiración.
El académico miembro del Sistema Nacional de Investigadores y de la Academia Nacional de Arquitectura indicó que la ausencia de un catálogo es producto de que la Ley Federal de Monumentos, de 1972, no incluye los paisajes.
La tendencia mundial actual es la conservación debido a que los paisajes y jardines históricos forman parte de la identidad nacional que inciden en la calidad de vida.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), establece categorías para determinar las características que definen un paisaje cultural.
Estas marcan que sea diseñado por un gran artista o que posea influencia de un importante movimiento de arquitectura; que sea asociativo, o relacionado con algún hecho de la historia; evolutivo, es decir, que a través de los años haya conservado sus elementos y características, y relicto, como son las zonas arqueológicas.
El doctor Alcántara Onofre dio a conocer que el Consejo Internacional de Sitos y Monumentos propone incluir los paisajes rurales y urbano-históricos.
En su opinión, entre 85 y 90 por ciento del territorio nacional podría ser susceptible de ser clasificado e identificado como paisajes naturales y jardines culturales.
Dicha tarea la emprendió hace siete años el Área de Investigación de Arquitectura del Paisaje de la Unidad Azcapotzalco de la UAM, a través de especialistas de arquitectura, paisaje, urbanismo y restauración.
Se constituyeron como el primero y único en su género en el país catalogando e identificando más de 1500 sitios, un universo importante, entre el cual sobresale haber incidido en que la Alameda Central haya sido declarada monumento histórico por el gobierno de la ciudad.
Otros lugares evaluados son: Tepec, los jardines Borda, Pensil mexicano, San Marcos, en Aguascalientes, el pórtico de recreo de San Joaquín, Xilitla, en San Luis Potosí y las alamedas de Zacatecas y León, como muchas plazas de armas.
El desconocimiento de esta clase de patrimonio también se debe a que se carece de la literatura que aborde el tema, en contraste con lo referente a la arquitectura. La catalogación podría incidir en la generación de políticas públicas para la conservación de los espacios e iniciar la tutela de los paisajes culturales.
El especialista manifestó que durante el México prehispánico las plantas, flores y árboles eran considerados sagrados, habiendo un respeto y armónica convivencia con el entorno; reflejo de ello son los jardines reales de Nezahualcóyotl y el bosque sagrado y jardines de Chapultepec, entre otros. También resultaron sobresalientes los proyectos paisajísticos y de jardines promovidos en el Imperio de Maximiliano de Habsburgo (1846-1867).
(UAM)