El incremento en el número de infecciones epidémicas en las últimas tres décadas indica que el crecimiento de la población y las consecuencias que ha tenido el desarrollo económico sobre el clima sentarán condiciones que favorecen el desarrollo de brotes epidémicos, tanto de infecciones transmitidos por vectores —dengue o chinkungunya—como de otro tipo, tal es el caso del VIH o de influenza, apuntó el doctor Samuel Ponce de León, de la Facultad de Medicina de la UNAM.
La movilidad que existe en el comercio y en el turismo ha permitido que las personas infectadas con algún virus, dengue o chikungunya, por ejemplo, se transporten de una región a otra y que los virus encuentren las condiciones que permiten su transmisión. “Vivimos en un mundo cada vez más pequeño y más caliente, con más posibilidades de desplazamiento; entonces, hablar de un incremento en la temperatura tiene que ver con impactos mayores en el metabolismo de los virus y de las bacterias, pero también de los vectores (es el caso de los mosquitos) que aumentan sus capacidades de infección”.
El riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas como el dengue o el chikungunya se incrementa cuando la cantidad de personas y de mosquitos aumenta. Si a lo anterior se le añaden los cambios ambientales —lluvias y aumento de temperatura— tenemos que los mosquitos desarrollan mayor eficacia para trasmitir virus que causan enfermedades como dengue, chikungunya y Zika.
“Los brotes y rebrotes de enfermedades infecciosas transmitidas por mosquitos (principalmente de Aedes aegypti y Aedes albopictus) nos están anunciando los riesgos que vamos a enfrentar en las próximas décadas en cuanto a las infecciones por virus, ya que probablemente estos tengan mayor facilidad para transmitir las infecciones, por lo que algunas de estas representarán riesgos más grandes para la población en términos de carga de la enfermedad e incluso de mortalidad”, mencionó el también integrante de la Academia Mexicana de Ciencias.
Es por lo anterior que el investigador llama a entender que los cambios ambientales —temperatura, humedad, deforestación— modifican equilibrios biológicos, por ejemplo en aves, simios, cerdos, mosquitos; además, el desarrollo y las conductas sociales multiplican los contactos y la densidad poblacional, junto con la movilidad crean nuevas rutas para las infecciones.
Vigilancia epidemiológica
El dengue, chikungunya y Zika son infecciones que comparten un cuadro clínico similar que se caracteriza por fiebre, erupción cutánea, dolores musculares y conjuntivitis, y dependiendo de la infección, una mayor o menor afectación de las articulaciones. Pero en esencia los cuadros clínicos son indistinguibles, por lo que es necesario entender la situación epidemiológica del sitio, ya que desde el punto de vista clínico es imposible, sin considerar las características de dónde está ocurriendo la infección, poder establecer un diagnóstico clínico eficiente.
En el caso del dengue, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, alrededor de la mitad de la población del mundo corre el riesgo de contraer este padecimiento. El virus que provoca la enfermedad del dengue fue identificado en los años cincuenta en Tailandia y Filipinas, y actualmente afecta a países de Asía y América Latina, su incidencia ha aumentado en todo el mundo, se presenta en climas tropicales y subtropicales en las zonas urbanas y semiurbanas. Se conocen cuatro serotipos distintos, pero estrechamente emparentados del virus que causa dengue: DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4, y cuando una persona se recupera de la infección adquiere inmunidad de por vida contra el serotipo, en particular con el que fue infectado, sin embargo, la inmunidad a otros serotipos es parcial y temporal.
Para estudiar el riesgo poblacional ante enfermedades como el dengue y el chikungunya, se debe, por un lado, conocer si existe susceptibilidad para la infección en la población y conocer las condiciones que podrían permitir que la infección se propague rápidamente. Por otro lado, es necesario contar con sistemas de vigilancia que les permitan a los investigadores reconocer cómo se están moviendo algunos de los virus que conocemos. Entonces, el estudio del riesgo poblacional ante enfermedades infecciosas requiere de vigilancia entomológica —de los vectores que transmiten la infección—, ambiental y de la susceptibilidad de las poblaciones, explicó el especialista en infectología.
En nuestro país se realiza vigilancia epidemiológica del dengue, también se contabilizan los casos en los que se manifestaron síntomas, los casos graves, así como los tipos de virus del dengue que están circulando en las diferentes regiones.
En vista de que para el dengue, el chikungunya o la infección por el virus del Zika existe tratamiento, estas infecciones representan un reto para los sistemas de salud y habrá que hacer una buena inversión en investigación clínica y de laboratorio con el fin de responder de mejor manera, tanto en el diagnóstico de los casos, como en su tratamiento. “Además, están las campañas de prevención de las cuales no conocemos su impacto en la disminución de las infecciones, y simultáneamente se están haciendo estudios para desarrollar una vacuna que permita evitar el desarrollo de la enfermedad clínica”, expuso.
Noemí Rodríguez González, AMC