Investigadores de la UCA demuestran que el consumo de marihuana inhibe la actividad de las neuronas motoras

Investigadores del grupo de NeuroDegeneración y NeuroReparación de la Universidad de Cádiz.


Este estudio ha sido publicado en la prestigiosa revista Neuropharmacology y explica los efectos agudos de descoordinación y las dificultades en el habla y al respirar que sufren las personas que toman cannabis

¿Por qué un consumidor habitual de marihuana muestra dificultades al hablar, al respirar o al tragar alimentos? ¿Es cierto que quien toma esta sustancia pude sufrir efectos agudos de descoordinación motora? ¿Provoca el consumo de cannabis debilidad muscular? Las respuestas a estas preguntas y otras cuestiones similares las tienen los investigadores del grupo de NeuroDegeneración y NeuroReparación de la Universidad de Cádiz, dirigidos por el profesor Bernardo Moreno, y quienes recientemente han publicado un estudio relacionado con este tema en la prestigiosa revista Neuropharmacology.

Este trabajo revela que los compuestos psicoactivos de la marihuana reducen la actividad de las neuronas motoras de forma importante. Para entender la importancia de este descubrimiento, es necesario tener en cuenta que hasta la fecha no existían estudios centrados en este asunto. Todo el trabajo conocido, relacionado con el cannabis y sus efectos, se había basado en los mecanismos psicomotores (el sistema nervioso central superior) y no había ningún estudio que se centrara en describir el impacto directo del cannabis sobre la neurona que controla el músculo, es decir, la motoneurona.  Así, desde la Universidad de Cádiz se decidió trabajar en esta línea usando como modelo el núcleo motor hipogloso (que controla los movimientos de la lengua), ya que “la lengua es un músculo importante implicado en fenómenos respiratorios, en los actos del habla, es necesaria para tragar alimentos o saliva, es decir, tiene muchas funciones que, en los consumidores de cannabis, parecen estar alterados”, como explica el profesor Bernardo Moreno.

De esta forma, “durante la investigación, usamos un modelo animal en el que estudiamos las alteraciones producidas por cannabinoides sintéticos en la actividad de las motoneuronas del núcleo hipogloso. Así, descubrimos que estos compuestos psicoactivos inhibían la información que le llega a estas neuronas a través de las sinapsis (estructuras especializadas en la comunicación de información entre neuronas). En otras palabras, los cannabinoides dificultan la transmisión de información entre neuronas”. Este hecho trae como consecuencia, por ejemplo, que se produzca debilidad muscular ya que “la motoneurona, que es la que da la orden al músculo de que este se contraiga, tiene reducida su actividad lo que tendría como consecuencia un debilitamiento de la fuerza de contracción del músculo”, como indica el doctor Moreno. Todo ello puede derivar en problemas en el habla, al respirar e incluso al tragar alimentos.

No obstante, este mecanismo de acción también podría explicar los efectos terapéuticos beneficiosos que la marihuana tiene sobre las alteraciones motoras de personas con enfermedades neurodegenerativas como por ejemplo en la esclerosis múltiple, ya que “en procesos patológicos asociados a fenómenos de hiperactividad muscular, la reducción de la actividad de las neuronas motoras inducida por el cannabis, podría derivar en una mejora sintomatológica”.

Este trabajo, llevado a cabo como consecuencia de los estudios sobre mecanismos sinápticos que lleva a cabo este grupo de la Universidad de Cádiz, abre una nueva vía de investigación para la comunidad científica. A pesar de ello, “nuestro trabajo irá orientado hacia otro terreno. En estos momentos nos encontramos sumergidos en un estudio centrado en los efectos de los cannabinoides como posibles mediadores de plasticidad sináptica (fenómenos implicados en el aprendizaje motor), aunque hay que dejar claro que nuestro grupo de investigación no tiene estos compuestos como eje principal de su trabajo”, como concluye Bernardo Moreno.

Para llevar a cabo este estudio ha sido fundamental la labor de los investigadores de la UCA Victoria García Morales (becaria predoctoral de la UCA) y Fernando Montero (contratado postdoctoral de la Junta de Andalucía), quienes dirigidos por el profesor Bernardo Moreno, han llevado a cabo toda la parte experimental. De igual forma, es conveniente indicar que este hallazgo se ha podido realizar gracias a la financiación de dos proyectos de investigación, uno concedido por el Ministerio de Ciencia e Innovación, ahora Ministerio de Economía y Competitividad, y otro por la Junta de Andalucía.

(Universidad de Cádiz)

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