Después de que la doctora Blanca Jiménez renunció a la Vicepresidencia de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), al ser nombrada directora de la División de Ciencias del Agua y secretaria del Programa Hidrológico Internacional de la Unesco, ésta instancia entró en un proceso de renovación del cargo, para el cual se inscribieron dos candidatos, ambos con posiciones en la Universidad Nacional Autónoma de México: Marcia Hiriart Urdanivia, directora del Instituto de Fisiología Celular, y Jaime Urrutia Fucugauchi, investigador del Instituto de Geofísica.

Quien resulte electo asumirá en mayo próximo la presidencia (para un periodo de tres años) una vez que José Franco, su actual presidente, concluya su lapso (que fue de dos años).

La elección se cerrará el próximo martes median un formato de votación electrónica.

Aquí, las propuestas de ambos candidatos:

Marcia Hiriart Urdanivia

Marcia Hiriart Urdanivia

Hacer que la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) recupere liderazgo, se convierta en el referente de los tomadores de decisiones para la creación de políticas públicas científicas de largo alcance, y en una institución capaz de guiar la opinión de la sociedad en materia científica y humanística, son algunos de los objetivos que plantea en su proyecto de trabajo la doctora en fisiología Marcia Hiriart Urdanivia, candidata a la vicepresidencia de la Academia.

Hiriart y el doctor en física Jaime Urrutia Fucugauchi son los dos aspirantes a la vicepresidencia de la AMC, cargo que quedó vacante tras la renuncia de la doctora Blanca Jiménez Cisneros. La persona que resulte electa ejercerá el cargo de vicepresidente hasta mayo de 2014, fecha en la que deberá tomar posesión como nuevo presidente para un periodo de tres años, de acuerdo con los estatutos que actualmente rigen a la asociación.

Previo a la elección, la actual directora del Instituto de Fisiología Celular de la Universidad Nacional Autónoma de México dio a conocer algunos de los proyectos que buscaría concretar en caso de ganar la elección.

“La Academia es una asociación que integra a los científicos más distinguidos del país. Con sus programas realiza una gran variedad de actividades, sin embargo, me gustaría ver a la AMC realmente fomentar una ciencia de primera a nivel nacional e internacional, y que esto lo hiciera muy patente en la sociedad. Que los científicos miembros cerráramos filas y tuviéramos una mayor participación con equilibrio en todas las áreas”.

Hiriart destacó que en la actualidad hay retos mundiales y nacionales, y problemas de interés común, como por ejemplo la manera en que se va a enfrentar el cambio climático, el uso de energía, las enfermedades degenerativas, problemáticas que desde su perspectiva la agrupación debe retomar y recuperar el liderazgo como generadora de ideas y propuestas a partir de la realización de reuniones donde se pueda pensar de manera multidisciplinaria con una actividad más proactiva de los investigadores.

“Esto es lo que me incita a participar como candidata a la vicepresidencia, propiciar que los científicos vuelvan a motivarse por trabajar más directamente con la Academia. Hay una buena cantidad de miembros que lo hacen en las distintas comisiones de nuestra organización, pero la verdad es que yo no veo una participación muy activa en los foros de discusión y necesitamos hacer más conciencia de que las políticas científicas deben salir de la comunidad científica y no solo de los administradores y tomadores de decisiones. Me cuesta trabajo pensar la manera en cómo va a decidir bien un legislador que vota el presupuesto y que no entiende nada de lo que sucede en la ciencia”.

Otra de las metas que busca Marcia Hiriart con especial énfasis en su proyecto de trabajo es incrementar la presencia de las mujeres en la AMC. “Estamos en el siglo XXI y, por alguna razón, solo el 23% de los miembros de la Academia son mujeres, en algunas ciencias, como las exactas, representan el 14 %, pero en ciencias naturales de manera global son el 26%; en ciencias sociales son el 33% cuando la mayor parte de los científicos sociales en el país son mujeres; en humanidades la situación está más balanceada”.

La investigadora planteó que esta situación sigue siendo motivo de discusión, y se pregunta qué es lo que pasa, por qué las mujeres no participan más en la Academia Mexicana de Ciencias, y en la búsqueda de revertir esta constante dijo que se deben analizar alternativas, como ver los resultados de los trabajos que han hecho las investigadoras y que haya una promoción y difusión de lo que es en su interior la Academia y esto va a ser importante para que la gente se motive a participar. “Hay que hacer una consulta amplia para ver qué se tiene que hacer en las distintas áreas de la ciencia y ver la manera de realizar planes multidisciplinarios”.

Asimismo, valoró de capital importancia reforzar los programas que permiten a la Academia una interacción con las sociedades científicas y universidades del extranjero, así como activar mayor número de visitas en nuestro país de científicos de reconocido prestigio, como ganadores de Premio Nobel.

Del papel que desempeñan las secciones regionales de la Academia Mexicana de Ciencias, reconoció que aun cuando en las últimas administraciones se ha intensificado la participación, aún hace falta mucho trabajo por hacer, y entre las tareas que propuso es tratar que la asociación agrupe a todos los científicos notables del país, motivar ese involucramiento, que haya más discusión, más foros, más comunicación con la sociedad y con el exterior. “A través de las facilidades que permiten las nuevas tecnologías de comunicación se puede tener mayor interacción entre nosotros mismos y con el extranjero”, dijo y añadió en ese sentido que la comunicación con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, con el Consejo Consultivo de Ciencias y el resto de las instancias de carácter científico que se han formado, es fundamental, así como aprovechar y ayudar a esta asesoría directa que se le da a la Presidencia de la República.

De los cambios que ha experimentado el ámbito científico en la actual administración federal, de manera concreta la promesa de llegar al 1% del Producto Interno Bruto de la inversión en ciencia y tecnología al final de sexenio, Marcia Hiriart expresó que falta ver que esto se haga realidad, y que el porcentaje prometido es lo deseable pero no una meta, la cual debe ser aún mayor. “Insisto, los investigadores tenemos que cerrar filas y desde la Academia convencer a los tomadores de decisiones de que ese es el camino, no hay manera de progresar en el país si no se apoya a la ciencia, pero lo primero que hay que hacer es conformar una comunidad fuerte al interior de la AMC”.

La investigadora concluyó a manera de reflexión sobre el hecho de tener a la ciencia como un bien público, pues dijo que enseña un modo racional de pensamiento, objetivo, basado en evidencias y que en su opinión hace falta en la sociedad en general, para que las personas comprendan el por qué y para qué de muchas cosas que ocurren en su entorno y también lejos de él, diversos temas de los que son capaces de explicar – aseguró- los miembros de la Academia, “que son realmente el valor de esta agrupación de científicos y humanistas”.

Jaime Urrutia Fucugauchi

Jaime Urrutia Fucugauchi

Con propuestas dirigidas a reactivar la participación de la membresía, fortalecer a las secciones regionales, ampliar los programas ya existentes y crear nuevas iniciativas, así como incrementar las capacidades financieras y humanas de la asociación, el geofísico Jaime Urrutia Fucugauchi dio a conocer parte de su plan de trabajo como candidato a la vicepresidencia de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

En entrevista, el investigador, quien junto con la fisióloga Marcia Hiriart Urdanivia, son los dos aspirantes a ocupar el cargo de vicepresidente de la AMC -proceso de elección que se lleva a cabo del 5 al 19 de noviembre-, describió algunas de las acciones que emprendería en caso de resultar electo. Urrutia Fucugauchi planteó como uno de sus principales objetivos lograr una mayor participación de los miembros en las diferentes actividades de la Academia, y que además puedan sugerir nuevos proyectos para avanzar en los distintos temas prioritarios para el país. “Es un responsabilidad como miembro tener una participación y si ésta es más activa podremos lograr avances y tener realmente una Academia que sea parte del liderazgo en la actividad académica, científica, tecnológica y humanística en México”, apuntó el investigador quien ha sido integrante de la Comisión de Membresía y tesorero de la AMC.

Recordó que entre los miembros hay casi un centenar de correspondientes que aceptaron con gusto formar parte de esta agrupación por la distinción que ello conlleva, pero también por el deseo de seguir colaborando en el desarrollo de la actividad académica en México. “Los podríamos aprovechar más y mejor a través de un programa que organice, por ejemplo, seminarios en los estados, con ello se le daría mayor visibilidad a la Academia y a sus diferentes grupos. Sé de algunos miembros correspondientes que han mostrado su interés en recibir a estudiantes mexicanos y este podría ser motivo de otro programa. Lo que es cierto, es que debemos sacarle más beneficios a este acercamiento que ya tenemos con ellos y tratar de ampliarlo a otras academias e instituciones. Necesitamos, definitivamente, una membresía más proactiva”.

Con esta misma intención de activar la participación de los investigadores que forman parte de la Academia, Urrutia Fucugauchi expuso que en varios estados hay comunidades que han estado creciendo en los últimos años como en Morelos, Puebla, Yucatán y Baja California, donde cuentan con una buena infraestructura , “pero hay otros como Chihuahua y Guerrero donde el número de miembros es muy pequeño y para poder ampliarlo la AMC puede propiciar y facilitar el trabajo de los investigadores en entidades donde la infraestructura es todavía reducida”.

Es en este escenario donde las secciones regionales, indicó, podrían trabajar para lograr un acercamiento real y así apoyar el desarrollo de los grupos de investigación, consolidarlos a través de becas para jóvenes investigadores, talleres, seminarios; es decir, promover una actividad académica que estimule aún más el crecimiento científico de la comunidad.

Y en este propósito de impulsar nuevas iniciativas, Jaime Urrutia dijo que se “requiere de incrementar las capacidades financieras y humanas en la Academia, lo que permitiría tener continuidad en todos sus programas e incorporar nuevos para poder ayudar más a las secciones regionales; y para que éstas puedan desarrollar nuevos proyectos necesitan de recursos y de personal, incluso requieren sus propias sedes físicas. Si en la Academia podemos construir una infraestructura más amplia vamos a tener una actividad mucho más fuerte. Debemos tener una Academia nacional con una participación sólida en los estados, que contribuya al desarrollo de los polos y colabore hacia una descentralización efectiva en el país”.

Otro de los temas de interés para Urrutia, adscrito al Instituto de Geofísica de la UNAM, es el relativo a los distintos programas que realiza la organización en su labor de divulgación, pero que desde su perspectiva requieren, después de varios años de venir funcionando, de una revisión con “la intención de ampliarlos, consolidarlos y darles una mayor capacidad de operación; dotándolos de recursos económicos y humanos para que continúen sus operaciones con los resultados que hasta ahora han dado”, y crear también “nuevas iniciativas, como ofrecer programas de apoyo a estudiantes jóvenes, posdoctorados, para que realicen estancias en otros países o atraer académicos y así fortalecer a nuestra comunidad y tener proyectos con otras academias e instituciones”.

Sobre este punto, Urrutia Fucugauchi propuso elaborar un plan a largo plazo que contemple objetivos más ambiciosos y tratar de que las diferentes mesas directivas puedan avanzar en la construcción de estos programas.

“La Academia tiene proyectos que funcionan muy bien, hay una organización y participación de los miembros muy fuerte, estos programas incluso, cuentan con la colaboración de académicos que no son miembros, lo cual es un componente muy importante que hay que mantener”.

El investigador destacó también que una de las características primordiales de la AMC es su naturaleza multidisciplinaria, la cual necesita hacerla más efectiva y una manera de hacerlo es organizando por ejemplo, simposios multidisciplinarios como el que se llevó a cabo en enero del 2012 “Ciencia y Humanismo”, o formar comités multidisciplinarios, como podría ser uno dedicado a estudiar riesgos naturales.

Asimismo, expresó su apoyo para que la Academia siga impulsando iniciativas en conjunto con otras instituciones para concretar importantes esfuerzos como Hacia una Agenda Nacional en Ciencia, Tecnología e Innovación, las mesas de análisis y discusión de Hacia dónde va la ciencia y la Agenda Ciudadana.

“Estos tres ejercicios –sostuvo- han sido muy buenos y demuestran lo que se puede hacer, esta es la forma en que debemos trabajar, de manera muy estrecha con el resto de las instancias”.

Todos estos planes propuso Urrutia Fucugauchi llevarlos a cabo por etapas, sobre todo para contar con los fondos que aseguren su continuidad, por ello planteó la posibilidad de negociar con el Conacyt los recursos de manera multianual para que se pueda operar más efectivamente.

“La mayor parte del apoyo financiero que recibe la Academia proviene del Conacyt, es importante y refleja la proyección y prestigio que tiene nuestra asociación y la forma en que opera sus programas, pero tenemos dificultades prácticas al negociar el apoyo presupuestal cada año y debemos hacerlo por al menos uno o dos años hacia adelante”.

Para ayudar en ese sentido, formuló en su plan de trabajo crear un patrimonio interno de la Academia a partir de un fideicomiso, el cual permita realizar planes y acuerdos que requieran contar con apoyos sin estar limitados por esa falta de capacidad.

Para el geofísico, un aspecto importante es que el próximo Consejo Directivo tendrá tres años de gestión, tiempo que representa un reto para quien lo tome, pero que permite tener mayor capacidad para impulsar los proyectos. “Hay que trabajar bajo un plan estratégico a largo plazo y flexible para que las diferentes mesas directivas puedan ir construyendo y modificando de acuerdo con las necesidades y objetivos de la Academia”, concluyó.

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